"La historia de Quilapayún es como la de mucha gente y también como la mía"
Hace seis años, Jorge Leiva decidió retratar el pasado y presente de uno de los grupos emblemas de la Nueva Canción Chilena. Fueron dos años de trabajo donde siguió a Quilapayún en todas sus actividades artísticas y conoció el lado más íntimo de esta agrupación. Es así como dio vida al documental "Quilapayún, más allá de la canción".
Centrado en la facción que lidera Eduardo Carrasco, el director ocupó los principales hitos de la agrupación para mostrar la historia y los cambios de nuestro país, un recorrido que incluye el exilio, la muerte de uno de sus miembros, Ismael Oddó, y también el renacer artístico de Quilapayún.
Tras recorrer varios festivales de cine, hoy el programa MIRADOC estrenará en todo Chile el trabajo del periodista. Sin embargo, el director viajará hasta Valparaíso para compartir con los porteños durante la exhibición del documental en el Teatro Condell (19 horas) y luego participará en un conversatorio junto a la productora de la película, Paula Talloni. Horas antes de su estreno oficial, Jorge Leiva reveló detalles de su último trabajo.
Historia más grande
- ¿Cómo nace el interés de realizar este documental?
- La historia de Quilapayún siempre me llamó la atención, como también otros grupos chilenos. Sin embargo, ellos tienen un agregado y la gracia que no es sólo una historia musical, sino también humana y política. Fundamentalmente me motivó cómo se enfrentaban a la vida, a los cambios y desafíos que te pone el camino, también cómo cambiaban y mantenían su esencia.
- ¿Por qué evitaste realizar un documental más biográfico?
- La idea no era tratar de hacer una cosa exhaustivamente periodística con el tema, porque es más fome. Todas las historias de los grupos son más o menos parecidas. Se conocen, deciden hacer música y después se pelean. Es una historia común desde The Beatles hasta Los Tres, pero la historia de Quilapayún tenía otro tenor, que se podía lograr conociendo la vida de estos personajes y su cotidianidad.
- Dentro del documental se tocan temas sensibles. ¿Fue difícil retratar la intimidad del grupo?
- Es gente muy sencilla y en un principio costó que entendieran que estuviéramos grabando cosas que no tenían que ver con su oficio musical. Grabarlos en sus casas y pegas era lo que no terminaban de entender y encontraban que estábamos perdiendo el tiempo, pero ellos fueron muy transparentes y generosos con su espacio. No pusieron trabas a nada, nos dejaban entrar con la cámara a todo, desde cuando se vestían en los camarines hasta cuando terminaban los conciertos.
- Como director, ¿qué significó conocer la intimidad y retratar la historia de Quilapayún?
- Los conocía más como periodista. Los había entrevistado en distintas épocas del grupo y trabajar en el documental me acercó más a ellos, pero fue algo gradual. Ellos se van abriendo en la medida que uno va ofreciendo garantías de que estás haciendo un trabajo bien hecho. Además, las historias del Quilapayún son muy parecidas a las historias de todos nosotros y eso es lo quería demostrar con el documental.
- ¿Por qué tenías ese interés?
- Porque las vivencias del grupo tienen que ver con una generación de gente que abrazó una determinada causa social y política, que se derrumbó esa causa y vivió la tragedia. La historia de Quilapayún es como la de mucha gente y también como la mía. Ellos han tenido que enfrentar distintos avatares de la vida, derrumbe de nuestras ideas y sueños y la obligación de reinventarse y tener que seguir adelante.
Producción
- ¿Cómo resumiste 50 años de historia en 70 minutos?
- Partimos diciendo que no íbamos a contar la historia del grupo, porque no era posible y era absurdo. Hay libros y sitios webs que cuentan, que hablan de eso. Lo que tratamos de hacer en 70 minutos fue la mirada de Quilapayún. Su historia no tiene que ver sólo con ellos, sino también ha acompañado a la de Chile en los últimos 50 años, entonces esa historia se ha reflejado en la existencia de ellos a través de sus canciones. Si no te gusta el grupo puedes ver el documental y entenderlo, porque es la expresión de una historia más grande.
- ¿Por qué no consideraste a la facción francesa liderada por Rodolfo Parada?
- Consideramos que la disputa del nombre no es importante en la historia, en este telón enorme. Es un conflicto que ya terminó y que ha sido sobredimensionado. En la historia de la música chilena, Los Ángeles Negros, Inti-Illimani, Los Tetas, han tenido problemas con los nombres y los líos judiciales. Los problemas de ellos son comunes a toda banda de música y a todo colectivo humano. No es relevante en la historia. Y si tu vez el documental no hace falta entrar en esa dimensión de la pelea, no es importante.
- Luego de los dos años de trabajo junto al grupo, ¿cuál fue su opinión sobre el resultado final?
- Los primeros comentarios tuvieron que ver con la calidad del sonido, que no se escucha la quena o la segunda voz. El rigor de Quilapayún en su máxima expresión. Y en relación al relato, hay que decir que como tuvieron la generosidad de dejarnos ingresar, tampoco hubo un ojo sensor, sí comentábamos del contenido y hay mucho de las sugerencias de ellos en el documental, pero no hubo ninguna imposición, nos dejaron nuestro ímpetu creativo libre. No nos pusieron ninguna traba y les gustó el documental en la medida que muestra una cara de ellos.
- Y para ti, ¿fue el resultado esperado?
- Fue un proceso largo y arduo. Trabajó mucha gente y quedamos bastante conformes. Estamos contentos de haber terminado y que a la gente le haya gustado en los lugares que hemos mostrado el documental.
- ¿Tienes planes de realizar otro documental?
- Hay ideas y conversaciones con otros grupos, pero lo que pasa es que cuando haces un documental te casas con él. Tienes que estar súper convencido de que lo quieres realizar.
"Si no te gusta el grupo puedes ver el documental y entenderlo, porque es la expresión de una historia más grande"