Las implicancias y consecuencias que podrían afectar al medio ambiente, la naturaleza y la calidad de vida con el gran crecimiento de obras en el borde costero de nuestra región, han sido analizadas en detalle en un estudio realizado por el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica (PUC), lo que abre nuevamente el debate sobre un tema tan sensible como aquel.
Se enfrentan, por un lado, las legítimas aspiraciones de las empresas inmobiliarias para construir lo más cerca posible de este borde, junto con el anhelo de los futuros adquirientes de estar junto al mar y gozar de sus bondades. Y por el otro lado, la obligación de conservar la naturaleza, la protección medioambiental, los recursos del lugar y el avifauna de aquellos sectores.
Junto con la presentación de este estudio, denominado "En las costas del neoliberalismo", se ha dado a conocer una reciente resolución emanada del Consejo de Ministros, que aprobó la construcción de un proyecto inmobiliario denominado "El Alto", en los acantilados de Quirilluca, ubicados junto a la playa del mismo nombre, en la comuna de Puchuncaví.
Esta iniciativa había sido rechazada por el Comité de Evaluación Ambiental de la Región de Valparaíso por considerar que registraba imprecisiones respecto de las mitigaciones propuestas para reducir el impacto en las especies de aves que habitan en el sector. No obstante, el Consejo de Ministros, integrado por los titulares de Medio Ambiente, Economía, Agricultura, Energía y Minería, acogió el recurso de reclamación de la inmobiliaria. Sólo resta, ahora, una anunciada presentación ante el Tribunal Ambiental por parte de la agrupación Chinchimén, que confiaba en que la inmobiliaria presentaría un proyecto acorde con el lugar.
Se trata, ciertamente, de un problema delicado y que debe ser analizado con mucha atención, puesto que, por una parte, el gozar de la naturaleza y del borde costero es un derecho de los ciudadanos que adquieran o construyen una vivienda allí, y por otra, que debe resguardarse el debido cuidado y protección de la naturaleza, constantemente invadida por obras e intervenciones que cada día van dejando menos lugares libres, con el acelerado poblamiento que se registra en los más variados sectores del borde costero regional. En este tipo de conflictos debe apelarse a una máxima ecuanimidad que proteja todos los intereses.