Sostenibilidad en los Gobiernos Corporativos
ANÁLISIS. Los nuevos desafíos que enfrentan las organizaciones en el contexto actual.
Cuando se aborda el concepto de sostenibilidad, constantemente esta idea desemboca en una asociación, casi inevitable, que la conecta con problemáticas o desafíos ambientales relacionados con el cambio climático, iniciativas de reciclaje, eficiencia energética y, excepcionalmente, con programas de relacionamiento a nivel de comunidad. Lo preocupante es cuando este mismo concepto, ya a nivel de tomadores de decisiones de alta gerencia, es todavía comprendido en un alto promedio de manera tan parcial e incompleta, soslayando un importante eslabón.
En un país, en esencia legalista, como Chile, la evidencia del sólo cumplimiento de la ley o la mera existencia de mecanismos de compliance y a nivel de empresas y organizaciones, pareciera no ser suficiente, especialmente en tiempos de alta fluidez de la información, seguimiento de los medios y una tendencia cada vez más opuesta a la opacidad corporativa, que entre otros asuntos, condena el tráfico de influencias y algunas malas prácticas, todavía enquistadas en la frontera del repudiable campo al que llamamos "corrupción".
Así las cosas, y relevando la debilitada influencia de la propia Norma Guía Chilena de Responsabilidad Social ISO26000, en sus años de vigencia, al menos en materia de gobernanza, la NCG 385 de la Superintendencia de Valores y Seguros de Chile (SVS), promulgada para el fortalecimiento de estándares de gobierno corporativo de las Sociedades Anónimas Abiertas -perfectible o no desde la mirada experta- resitúa esta vez a la Sostenibilidad como un aspecto relevante y esencial en la función diligente de la gobernanza, asociándola a la verificación de procesos y a la consideración de riesgos no-financieros del negocio, en el propio corazón de la toma de decisiones desde un formato de corresponsabilidad directiva.
Incentivos para los inversionistas desde la SVS
Es claro que uno de los objetivos del regulador, ha sido poder mejorar la calidad de la información reportada y disponible en las sociedades anónimas abiertas, incorporando la integración de estándares de responsabilidad social y desarrollo sostenible, como parte de la matriz estratégica. Con ello, la SVS sienta un importante precedente, buscando un mecanismo que genere los incentivos a nivel de mercado para que los inversionistas "sean atraídos y tomen sus decisiones de inversión", privilegiando aquellas sociedades donde sus intereses estén mejor resguardados, lo que sin lugar a dudas es un avance, aún en tiempos de contracción económica.
Hablamos entonces de inversionistas que eligen sus destinos de inversiones, no sólo por lo atractivos que puedan resultar sus negocios y promesas de rentabilidad y crecimiento, el valor de sus proyectos de inversión, o la excelencia de sus cuadros ejecutivos, sino también en virtud de la calidad de sus gobiernos corporativos.
En consecuencia, la Sostenibilidad de una gobernanza, se expresa no sólo en la mera existencia de una orgánica directiva funcional y multidisciplinaria, sino también mediante canales formales y verificables de rendición de cuentas y transparencia, comportamiento ético, respeto y consideración de intereses de sus partes interesadas, respeto al principio de legalidad, alineamiento a la normativa internacional de comportamiento y respeto a los derechos humanos, como lo viene expresando la ISO 26000, desde el año 2010.
Desafíos futuros de las nuevas generaciones
A mayor abundamiento, y desde el nuevo contexto y complejo dinamismo donde "conviven y se enfrentan" actualmente las transacciones y las operaciones de negocios, se agregan también consideraciones esenciales de probidad y rectitud en la gestión directiva, comprensión interconectada de escenarios e impactos, mecanismos de autoevaluación y capacitación permanente para directores, diversidad, remediación, capacidad para el tratamiento de los conflictos de interés y, en especial, el fortalecimiento de bases éticas claras y compartidas, como mínimos deseables de un buen gobierno.
Un buen directorio, que adhiere o realiza el esfuerzo para cumplir con esta responsabilidad, da confianza al mercado y ayuda a acrecentar la reputación de una compañía y, por ende, la de aquellos que la dirigen. El desafío recae en la nueva generación de directores(as), que no sólo deberán ejercer su rol, sino comprometerse con estos nuevos estándares, entendiendo que las empresas del futuro serán aquellas que entiendan y sintonicen con las expectativas de sus inversionistas, sus grupos incumbentes y con lo que la sociedad espera de ellas.