Encuesta de U. Adolfo Ibáñez revela fuerte rechazo de apoderados a las tareas escolares
EDUCACIÓN. Estudio regional realizado por la Escuela de Psicología señala que un 76% está en desacuerdo y un 47% cree que sus hijos están agobiados por la carga que se llevan a la casa.
Tras la cruzada "La tarea es sin tareas", que lidera la abogada Paulina Fernández para terminar con el trabajo que los escolares se llevan a sus casas, y cuyo grupo de Facebook ya tiene más de 90 mil miembros, la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) decidió realizar una encuesta en la Región de Valparaíso para evaluar cuál es la percepción que se tiene al interior de las familias sobre el desarrollo de tareas escolares luego de la jornada académica y cuál es el impacto que tiene esto en el desarrollo de la vida familiar.
Los resultados fueron lapidarios, pues ante la pregunta ¿Estoy de acuerdo o en desacuerdo con las tareas/estudios escolares en el hogar?, un 76% se manifestó totalmente en desacuerdo y sólo un 13% está de acuerdo, mientras que ante la afirmación "Observo a mis hijos estresados (as), agobiados (as) por las tareas/estudio que deben realizar, un 47% se mostró totalmente de acuerdo, un 26% de acuerdo, un 10% en desacuerdo y un 7% totalmente en desacuerdo.
La muestra señala además que el 63,4% de los padres encuestados percibe que la cantidad de tareas escolares a realizar en el hogar es excesiva, disminuyendo el tiempo para las actividades de ocio, mientras que el 66% estima que las tareas y/o el estudio escolar de sus hijos le reporta mayor grado de estrés o de agobio.
Por otra parte, al considerar las horas semanales que los hijos dedican a actividades de esparcimiento, el 87% de los padres encuestados estima que sus hijos destinan menos de 10 horas semanales para este tipo de actividades. En este sentido, el 72% de los padres refiere que desearía tener más tiempo libre con sus hijos para realizar actividades no académicas.
Las conclusiones de la encuesta indican que sus resultados "concuerdan con estudios que muestran que el tiempo compartido entre padres e hijos es escaso y que este tiempo es menos aún al tratarse de espacios de ocio. Por otra parte, a nivel nacional se ha demostrado que con la instauración de la Jornada Escolar Completa (JEC), las horas de entretenimiento de los niños han disminuido en dos horas".
Asimismo, se plantea que "tomando en cuenta que para un desarrollo sano, los niños deben jugar alrededor de 15 mil horas durante sus primeros siete años de vida, la realidad regional nos muestra un déficit de alrededor de 6.000 horas de juego".
Por último se concluye que "si restringimos cada vez más los espacios de ocio, de disfrute, el resultado de ello será una población ansiosa, deprimida, con altos índices de estrés y de angustia".
La psicóloga Eva Dauelsberg, académica de la UAI y una de las encargadas de la encuesta, cree que "más que eliminar las tareas, lo que se requiere es replantearse el modelo educacional, el modelo educativo actual, porque efectivamente, de acuerdo a estudios que se han hecho, la Jornada Escolar Completa (JEC) ha funcionado no para mejorar los aspectos académicos, sino que más bien sus resultados demuestran que sí ha favorecido la mejora de ciertos factores sociales, como por ejemplo, el embarazo adolescente y la delincuencia juvenil, por lo tanto, uno podría decir que ha servido de buen lugar de custodia, digamos, como una buena 'guardería'".
Considerando que la JEC es por lo general de 8 de la mañana hasta las 17 horas, es similar a una jornada laboral completa, por lo que las tareas vendrían siendo "como que el trabajador se lleve otra carga laboral a la casa, entonces tenemos niños que llegan agotados a sus casas, padres que llegan agotados también", subrayó la psicóloga.
Dauelsberg recordó que cuando se instauró la JEC "la idea era que los niños pudieran desarrollarse de manera más integral, o sea, que tuvieran tiempo para hacer deporte, para las artes y para otras cosas, pero finalmente la JEC terminó siendo un instrumento para que los colegios puedan mejorar sus resultados Simce y con el cual pueden también mejorar sus resultados PSU, y llenan a los niños de contenidos, de manera tal que los colegios puedan mostrar mejores resultados en esas áreas, es decir, finalmente es un instrumento orientando al mercado y que no se utiliza pensando en los niños ni en las familias".
Por su parte, el presidente regional del Colegio de Profesores, Alfonso Godoy, concuerda con Dauelsberg en este punto, señalando que "se ha afirmado por muchos académicos que la JEC está desnaturalizada, no se hizo para lo que hoy día es, sino que se hizo para completar la educación integral de un niño, -teniendo en cuenta que las mamás y los papás hoy día están dedicados por mucho tiempo al trabajo y los niños quedan solos- y que la escuela se preocupara de la educación integral a través del juego, del deporte, de potenciar destrezas y talentos en los niños, pero se desnaturaliza esencialmente porque está absolutamente presionada por el Simce y por la PSU".
Godoy cree que "si se les dan demasiadas tareas a los niños eso es malo porque anula las actividades creativas que pueden tener, porque si le gusta el deporte, lo inhibe, si le gusta el teatro, lo inhibe, es decir, hay que darle espacio a los chicos para que se relacionen con sus destrezas, con sus habilidades, aptitudes y talentos".
A su juicio, hay que preguntarse "¿qué se entiende por educación?, ¿se mide la educación con las pruebas nacionales, o estas miden sólo conocimientos adquiridos? Aquí no hemos discutido qué queremos en la educación, ni el poder político ni el poder económico se ha preocupado de qué queremos en la educación, ¿queremos formar robots que sepan mucha matemática, no importando los valores, o queremos formar seres humanos integrales? Por eso que esto de cuestionar las tareas me parece súper positivo para enfrentar una discusión que está pendiente en Chile, pero yo creo que las tareas no son el único elemento que desvincula a los niños con sus padres, pero sí puede ser un elemento importante" (ver recuadro).
Por su parte, el seremi de Educación, Alejandro Tapia, puso de relieve que "hay tareas que no se pueden hacer en la escuela, como un trabajo en terreno en la naturaleza, entrevistar a personas que no lo podrían hacer en la escuela, y esa tarea contribuye muchas veces, cuando hay éxito, a la motivación escolar, al desarrollo de habilidades como la persistencia, y ojalá la familia pueda apoyar esa tarea".
A fin de conciliar ambas visiones, Tapia plantea que, respetando la autonomía de los profesores para determinar si creen necesario enviar tareas, esta materia "podría ser objeto de un acuerdo entre los apoderados y la comunidad docente. La tarea para la casa puede pasar a un nuevo nivel, y ese nivel debe inscribirse en un contexto moderno en que los niños también autoaprenden, están llenos de estímulos y en que el tiempo libre es una categoría muy valiosa".
"Tenemos tareas que para los niños no tienen sentido. De hecho, si uno se pregunta cuánto están aprendiendo en la JEC, las pruebas demuestran que no está implicando un resultado académico significativo en términos de desarrollo"
Eva Dauelsberg, Psicóloga, académica UAI"
Ratos de ocio hoy son diferentes
A juicio del presidente regional del Colegio de Profesores, Alfonso Godoy, la solución no es tan simple como dejar de darles tareas a los escolares, porque hoy los niños ya casi no practican juegos grupales con sus amigos del barrio. "El niño antes jugaba en la calle con sus vecinos, hoy día todo ha cambiado y me gustaría que se midiera cuánto rato está el niño en el computador o con su teléfono celular inteligente, y cuánto tiempo sus padres están con los WhatsApp, con los correos".