Deterioro en el empleo
Un mercado laboral más débil y para nuestra región el peor índice de desocupación en los últimos cinco años: 8,1% -sólo superada por la Región de Atacama- nos han mostrado los resultados que entregó el INE para el trimestre abril-junio del presente año.
Este hecho nos debe llevar a una severa reflexión sobre los graves efectos que están generando varias reformas que han afectado negativamente el crecimiento de la economía. Ciertamente, los datos mencionados no son alentadores. Incluso, la Superintendencia de Pensiones informó que las solicitudes de seguro de cesantía han experimentado una variación de 14,7% en un año, lo que muestra una disminución en el empleo asalariado por medio de contrato.
En nuestra región esas solicitudes alcanzaron, sólo en mayo, un 16,1%.
También es un hecho que, partiendo del magro crecimiento que ha venido mostrando nuestra economía en los dos últimos años -entre un 0,5% y un 1,5% - podemos apreciar, al menos en la derivada empleo, cómo las consecuencias de las reformas refundacionales impulsadas desde mediados de 2015 han impactado a los más vulnerables, empeorando aún más su situación.
Y si el Índice Mensual de Actividad Económica -Imacec- sigue bajando, deberemos enfrentarnos al hecho de que el desempleo aumente en los próximos meses, ya que éste no se mueve automáticamente según lo hace la actividad económica.
Por eso no podemos coincidir con el ministro Valdés, quien ha señalado que le gustaría que el empleo fuese más asalariado, "pero vaya que es mejor que haya más por cuenta propia que desempleo"; no podemos coincidir porque no podemos aspirar ni conformarnos con sólo eso ya que, de acuerdo a información del INE, el 20% de este empleo por cuenta propia corresponde a labores desarrolladas en la vía pública, que como sabemos es un desempleo disfrazado que no cuenta con ninguna protección social.
Haber efectuado oportunamente un análisis de las consecuencia de los graves efectos que traerían las reformas implementadas para los sectores que, frente a una fuerte desaceleración con crecimiento muy negativo, son más sensibles, debió ser el objetivo prioritario ya que, como sabemos, uno de los objetivos de la política económica es precisamente la creación de climas económicos estables que puedan generar y mantener empleo para la población.
Los desempleados de nuestra región y los graves problemas sociales, psicológicos, económicos y culturales por los que atraviesan son un urgente llamado de alerta para la implementación de políticas que efectivamente tengan como meta fomentar el crecimiento.
Joaquín Godoy Ibáñez
Diputado