Pablo Diez Bennewitz
Definida de manera simple, la flexibilidad es la capacidad del sistema de producción y operaciones para adaptarse a cualquier tipo de cambio. La gestión de estas respuestas flexibles debe adaptarse a la naturaleza específica del cambio.
Dimensiones de la flexibilidad
La flexibilidad se clasifica según dos tipos de dimensiones (ver figura). La primera dimensión es si el cambio al que se debe responder es interno o externo, es decir, si es inherente al sistema actual o si es el resultado de un cambio exterior imprevisto. Las huelgas laborales, fluctuaciones a corto plazo en la demanda, retrasos en las entregas o fallas en la maquinaria son factores internos, pues aparecen dentro del sistema de producción. Las respuestas tradicionales para tales sucesos incluyen el desarrollo de redes de seguridad en el sistema, por ejemplo, inventarios de seguridad de materias primas, cierta capacidad ociosa y la subcontratación.
Los eventos externos son incertidumbres relacionadas con movimientos inesperados de los competidores, nuevas tecnologías o nuevos productos. En este caso, los refuerzos al proceso como el stock de seguridad de nada sirven. Lo que se requiere es vigilancia, capacidad de reacción y una conexión eficaz de las diferentes actividades de la empresa
La segunda dimensión distingue entre flexibilidad operativa y estructural. La flexibilidad operativa se refiere a las respuestas del sistema de trabajo a cambios que no afectan los activos fijos de la empresa, sistemas o procedimientos. La flexibilidad estructural es la capacidad de adecuar bienes de equipo, dotación de personal, estrategias de operaciones o todos los sistemas y procedimientos utilizados en la producción.
Cuadrantes 1 y 2: Situaciones conocidas
Dos de los cuadrantes (1 y 2) de la figura representan situaciones conocidas. La respuesta más común a los cambios internos es a través de medidas de seguridad establecidas en la flexibilidad operativa. Mientras que, cambios externos, tales como la introducción de nuevos productos o nuevas tecnologías, a menudo resultan en la adaptación de las estructuras fijas. En ambos casos, el objetivo básico es contener los costos. El nivel óptimo de los stocks de seguridad se calcula cuidadosamente. Si se prevé introducir un nuevo producto, la tasa crítica de rentabilidad financiera y la inversión mínima requerida, serán los factores decisivos.
Cuadrantes 3 y 4: Los nuevos desafíos
Los otros cuadrantes (3 y 4) de la figura, suelen considerarse áreas a evitar. Responder a cambios internos, tales como una menor demanda de corto plazo, utilizando una estrategia estructural (despidos o cierre de fábricas), se considera un fracaso. A su vez, mientras más rígido sea el sistema de producción, más difícil e ineficaz es la respuesta con los recursos operativos existentes a los cambios externos. El desafío actual subyace en gestionar más activamente esos dos cuadrantes menos conocidos.
Respecto al poco atractivo cuadrante n° 2, sucede que a las empresas no les gusta adaptar rápidamente, casi por definición, sus estructuras, asunto que actualmente es necesario. Los mercados son cada vez más inseguros, aumenta velozmente la obsolescencia tecnológica y cada vez hay más alternativas viables de materias primas, como el cambio de tornillos de acero por tornillo de plástico, por ejemplo. Por todo aquello, es deseable un mayor grado de flexibilidad de las inversiones en instalaciones y maquinaria, en recursos humanos o en sistemas de información. Las jornadas parciales o extra son una opción.
Acerca del cuadrante n° 3, compréndase que en muchos sectores los ciclos de vida de los productos se están acortando, mientras que en otros no rige el concepto del producto estándar, sino que ellos se personalizan en orden a satisfacer al mercado. Las empresas no permiten la construcción de una nueva línea de producción para cada producto nuevo. El tiempo obliga a las empresas a responder con flexibilidad operativa.
Las claves: Integración y coordinación
La flexibilidad posee una naturaleza sistémica. Se es más flexible sólo si cada elemento del sistema aumenta y aprovecha su flexibilidad. Si una fase de producción instala un sistema de elaboración flexible, no se garantiza que la cadena entera sea más flexible. Todos los pasos del proceso productivo deberán adaptarse. La integración y la coordinación entre cada etapa y recurso del sistema de trabajo son, en la práctica, las claves para cosechar las ventajas de la nueva flexibilidad.
Flexibilidad operativa Flexibilidad estructural
Cambios internos
Cambios externos
1. Stocks de seguridad para hacer frente a proveedores poco fiables.
3. Sistema de operaciones flexible.
2. Cierre de una instalación para hacer frente a una disminución en la demanda.
4. Construcción de una nueva instalación.