Jorge Burgos: "Los atletas de la moralidad constitucional intentaron buscar atajos"
CITA. Exministro y tres destacados académicos debatieron sobre qué nos une y qué nos divide en materia constitucional.
La legitimidad o ilegitimidad de la Constitución que nos rige y de todas las que han precedido nuestra historia republicana, como los desafíos que deberemos afrontar como país en materia constitucional, columna vertebral de nuestros deberes y derechos, fue parte del "Debate Constitucional" sobre qué nos une y qué nos divide en este tema, que organizó la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y la Fundación Edmundo Eluchans Malherbe en la jornada de apertura de la cátedra Fundación Eluchans.
El encuentro, que moderó el abogado y columnista Héctor Soto, contó con Jorge Burgos, exparlamentario y exministro del Interior; Alejandro Guzmán, doctor en derecho y profesor de la PUCV; Pablo Rodríguez, decano y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo; y Agustín Squella, profesor de la Universidad de Valparaíso y de la Universidad Diego Portales.
El debate lo inició Burgos, reconociendo la ilegitimidad de origen del texto de la Constitución del 80, pero remarcando que producto de las reformas a partir del 89 y particularmente del 90 hacia adelante, se ha legitimado en la práctica terminando "en un texto constitucional que ha permitido el desarrollo democrático del país durante los últimos 25 años, a mi juicio, de manera bien impecable".
No obstante esto, puntualizó, "Chile merece una nueva Constitución que debe ser esencialmente fundada en que sea un texto protector de los derechos de las personas, protector de los derechos de los gobernados frente a los gobernantes".
El exjefe de gabinete de Bachelet, sostuvo que efectivamente "hubo un intento de parte de la Nueva Mayoría que señalaba que en el capítulo 15 de la Constitución se podía cambiar con tres quintos de los votos, querían atajos, que la Presidenta los descartó porque el camino que ella eligió es el que corresponde".
Consultado sobre qué tan significativos fueron sus influjos para descartar la asamblea constituyente, Burgos indicó que "no me siento tan poderoso como para eso, pero de acuerdo a la autoridad que me daba el cargo en el que estaba, insistí en que la discusión debía darse a través de los canales institucionales. No es posible buscar atajos que han insinuado los atletas de la moral constitucional".
Esto, agregó, porque "no cuesta a nada a esta altura, en el 2016, criticar lo ocurrido en Chile en los 90 cuando las circunstancias eran distintas", pero, puntualizó, "el país eligió el camino de buscar el desarrollo democrático a partir de una Constitución que, obviamente en su origen, era ilegítima y se democratizó y legitimó a través del trabajo constante de la política".
Peligro latente
Tajante en su punto, Pablo Rodríguez recalcó que "puede ser muy peligroso y hasta grave reemplazar la Constitución que nos rige porque puede generar una crisis de proyecciones desconocidas".
También se refirió al concepto democracia protegida, término, indicó, que acuñó la extrema izquierda para explicar lo que denominaron "enclaves autoritarios" y que no eran otra cosa que mecanismos que "buscaban evitar el trauma que significó la crisis de 1970 y 1973. Había que proteger la democracia".
El académico explicó por qué se opone a la asamblea constituyente. "En materia constitucional los chilenos saben muy poco, no saben lo que es la Constitución, no saben qué es un decreto con fuerza de ley y tampoco han leído la Constitución. Entonces, si no hay cultura cívica, cómo hacer una asamblea constituyente", advirtió.
Alejandro Guzmán propuso un punto de inflexión. En Chile, recalcó, nunca ha habido una Constitución legítima. "Todas las constituciones han sido ilegítimas, todas han sido resistidas. No hay que olvidar que la de 1925 fue promulgada en la dictadura de Alessandri", indicó.
"La de 1933 fue repelida por los liberales y la de 1925 rechazada por los liberales, por los radicales y los conservadores porque eliminó el régimen parlamentario", precisó.
En esa línea, agregó, "no veo para qué se necesita una nueva Constitución si todo lo que están proponiendo ya existe en el texto que nos rige".
Dicom constitucional
Agustín Squella, en tanto, remarcó que un texto que exija dos tercios para realizar cambios constitucionales es un "enclave autoritario", subrayando que "hasta la Constitución de 1925 exigía el 50 más uno".
"¿Esto quiere decir que en 1925 los chilenos eran más maduros, tenían mejores índices de alfabetismo? A mí, esta exigencia me parece escandalosa y antidemocrática", insistió, remarcando que "nuestra tendencia a legislar es patológica. Chile nunca ha tenido sus papeles constitucionales en regla, estamos en el Dicom constitucional. Entonces, ¿no será hora de limpiar nuestros papeles constitucionales y tener una Constitución que se pueda reformar con algo más que los dos tercios?".
A juicio del académico, Chile se asusta cuando hay diferencias. "En esta sociedad hay que revalorizar la colaboración, la solidaridad y entender que también hay relaciones de conflicto que no son enfermedades. Lo que se tiene que hacer frente al conflicto es evitar que se transformen en enfrentamientos, buscar los puntos de acuerdo y si no se llega a acuerdo, aplicar la regla básica de la democracia y ver qué quiere la mayoría", recalcó.
Squella criticó también que en Chile exista una necesidad de lograr el acuerdo a como de lugar. "Esto se pudo entender en los primeros años de la democracia, pero en el 2016 me parece una exageración. No hay que tener temor a las diferencias", sentenció.
Remarcó la importancia de los derechos sociales que, aclaró, "no son una invención de la Nueva Mayoría, como señala la derecha, sino que son las actuales exigencias que se plantean a los que tienen el poder y que deben estar resguardadas en cualquier texto constitucional".
"Insistí en que la discusión constitucional debía darse a través de los canales institucionales. No es posible buscar atajos como han insinuado los atletas de la moral constitucional"
Jorge Burgos Exministro del Interior"
"Puede ser muy peligroso y hasta grave reemplazar la Constitución que nos rige, porque puede generar una crisis de proyecciones desconocidas"
Pablo Rodríguez, Decano y profesor Facultad de Derecho UDD"
"En Chile nunca ha habido una Constitución legítima. Todas las constituciones han sido ilegítimas, todas han sido resistidas"
Alejandro Guzmán"
Doctor en derecho y profesor de la PUCV
"Chile nunca ha tenido sus papeles constitucionales en regla, estamos en el Dicom constitucional. Entonces, ¿no será hora de limpiar nuestros papeles constitucionales"
Agustín Squella"
Profesor de la UV y de la UDP