La violencia entre humanos ha descendido desde la época moderna
EVOLUCIÓN. Estaríamos viviendo uno de los periodos más pacíficos de la historia, según una investigación publicada por Nature.
Cuesta creer en la paz dadas las continuas noticias sobre atentados terroristas y conflictos bélicos, no obstante, según un grupo de académicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de España, junto a las universidades de Granada y Rey Juan Carlos, actualmente solo el 2% de la población moriría por violencia interpersonal. En otras palabras, dos de cada 100 personas morirían a manos de otro ser humano, en guerras, crímenes, etc.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores recopilaron datos sobre humanos muertos en conflictos y asesinatos de 600 civilizaciones y poblaciones humanas, con un rango histórico desde hace 50.000 años hasta la actualidad.
Comparadas las cifras, los autores se dieron cuenta que ese 2% de la actualidad coincide con la proporción de muertes violentas de nuestra prehistoria.
Evolución
Asimismo, para cuantificar el nivel de violencia mortal que los mamíferos ejercían entre congéneres, el equipo recopiló datos de 1.024 especies de mamíferos a lo largo de dos años, entre ellos los chimpancés y bonobos, parientes evolutivos del ser humano.
Así, el 4,5% de los chimpancés muere a causa de la violencia ejercida por otro chimpancé, pero solo el 0,7% de los bonobos deja de existir en similares circunstancias.
Esta última especie destaca por su sistema matriarcal de gobierno al interior de las manadas.
Frente a ello, los científicos concluyeron que "nuestro 2% es el número que deberíamos tener por nuestras raíces filogenéticas (relaciones de parentesco entre especies)", dijo el profesor de la Universidad de Granada, José María Gómez.
Cultura
"Pero si solo influyera eso, ese 2% sería inamovible, por lo cual hay factores culturales o de contexto que tienen estar modulando ese nivel de violencia", agregó el docente.
Frente a los datos, desde el Paleolítico hasta la Edad de Bronce, la proporción no se desvió de forma significativa, pero al llegar la Edad de Hierro comenzó una escalada sangrienta entre humanos que se extendió y creció hasta la Edad Moderna, cuando comenzó a corregirse.
Proporción de muertes
Sin embargo, en los últimos siglos la proporción de muertes violentas frente al total es notablemente menor de lo esperado, según los cálculos de los autores del estudio.
A continuación, se analizó ese 2% de letalidad humana en función del tipo de gobierno: las tribus y bandas prehistóricas se comportaron dentro de parámetros previsibles; los caciques y reyes antiguos dispararon de forma dramática las muertes; y el Estado moderno colocó el porcentaje muy por debajo de lo esperado.
"Nuestro trabajo puede ayudar a resolver el dilema de que la violencia tiene un componente evolutivo, pero que no significa que existe un determinismo genético", afirmó Gómez.
Asimismo, el biólogo agregó que hay muchos otros factores que pueden modular la violencia letal entre humanos que se da en cada momento y lugar, como la cultura y el comercio.
Otras especies
En otros mamíferos, la mortandad al interior de la propia especie estaría determinada por el tipo de cortejo o el sistema reproductivo en cuestión.
De esta forma, los más letales entre ellos serían las suricatas, leones y otros grandes felinos, algunos lémures y babuinos, lobos y otros cánidos sociales, leones marinos, marmotas y ardillas terrestres.
Fallecidos en conflictos bélicos contemporáneos
2a Guerra Mundial
En el conflicto desarrollado entre 1939 y 1945, murieron cerca de 40 millones de personas, de los cuales más de la mitad habrían sido civiles.
Irak
Desde 2003 hasta 2011, en Irak fallecieron 460.000 personas, según la U. de Washington. De ellos, el 60% dejo de existir a causa de un bombardeo.
Siria
Alrededor de 470.000 víctimas fatales se han registrado durante la guerra civil en Siria, conflicto que comenzó en 2011 y se extiende hasta hoy.
El matriarcado de los bonobos
Genéticamente, solo 1,3% nos diferencia de los bonobos, tipo de primates que destacan por la tranquilidad de sus manadas, donde las hembras tienen el control, según científicos de la Universidad de Tokio que estudiaron su comportamiento. Ellas lo logran formando coaliciones sin lazos de sangre de por medio, para enfrentar a los machos cuando alguno intenta acosar a una hembra más joven. El apareamiento solo se da en circunstancias "sociales".