Una de las principales quejas de la industria, manifestada de forma privada desde la discusión de la nueva reglamentación de etiquetado de alimentos y hoy de forma pública tras su implementación a través de una campaña publicitaria, es la medición de los contenidos de los alimentos de forma arbitraria por cada cien gramos y no por porción para determinar la cantidad de sodio, azúcares, grasas saturadas o calorías que estos presentan y que se asocian a enfermedades como obesidad, hipertensión, diabetes, infartos, y cánceres.En consecuencia, la campaña publicitaria lanzada esta semana por la Asociación de Alimentos y Bebidas de Chile (AB Chile), representada por el exparlamentario y exministro Rodrigo Álvarez, apela precisamente a dejar en claro que la arbitrariedad de la medida confundiría a los consumidores y no iría en beneficio de los fines anteriormente expuestos.
Para ello se contrató a gente como las deportistas Isidora Jiménez y Carolina Rodríguez, y los rostros de T Iván Guerrero, María Gracia Omegna, Luis Jara e Yan Yvin. De hecho, Omegna y Jiménez ponen dos datos duros sobre la mesa, la primera en referencia a la ingesta de mentitas (altas en azúcares cada 100 gramos), de las cuales sólo se come dos o tres; y la segunda, en relación a la margarina, la cual según el spot es consumida en un promedio de hasta 7 gramos diarios.
El punto, y en esto no ahonda la campaña, es la exclusión de los alimentos a granel o no envasados de la obligación a presentar etiquetado nutricional. Por ende, se da la paradoja de que el consumo de una barra de cereal amedrenta con sus advertencias más que un hot-dog completo y que éste último -a diferencia del primero- puede ser vendido libremente en escuelas y colegios.
El Ministerio de Salud, por una parte, y el senador Guido Girardi, por otra, rechazaron cualquier revisión de la ley argumentando -con algo de desdén- que no atenderán a simples "voceros de la industria".
Chile, nadie lo discute, vive un problema alimenticio severo, con obesidad o alto sobrepeso (un 35%) en niños de primero básico, con adolescentes y adultos sedentarios, más proclives a enfermedades como la diabetes o la hipertensión. La pregunta es sencilla: ¿si llevamos tanto tiempo discutiendo una regulación alimentaria (por lo menos desde la "Ley del Superocho"), no sería aconsejable también insistir en el deporte, el ejercicio y la vida al aire libre, los principales caminos para combatir el sobrepeso, el consumo de drogas y de alcohol?