Junto a la Barra Oficial
Rubén Guerrero cumplirá en este 2017 nada menos que 55 años como socio de Santiago Wanderers, el club que lo vio transformarse en uno de sus protagonistas durante las últimas tres décadas a partir de su pasión por el fútbol y de su participación como dirigente de la Barra Oficial del Decano.
En su momento, Guerrero fue uno de quienes le propuso a Reinaldo Sánchez hacerse cargo de la institución para sacarla de la crisis económica en el inicio de los '90. La hizo todas en el Decano: le cocinó a los jugadores en las pretemporadas, fue portero del estadio Valparaíso y también un miembro activo del Movimiento Restauración Verde, desde donde se propició la concesión del club.
Si bien en un primer instante advierte que no quiere hablar del momento que viven los caturros, poco a poco inicia una conversación rica en anécdotas y que cada cinco minutos es amenizada por las risas que provocan los recuerdos que marcaron, especialmente, la etapa previa a la privatización de Wanderers.
Con orgullo, el actual tesorero de la Barra Oficial asegura que fue el responsable del debut de Moisés Villarroel en 1995, de incorporar a David Pizarro al primer equipo y de ayudar a Joel Soto a insertarse en un vestuario que liderado por Jorge Garcés obtuvo la tercera estrella de los verdes en el 2001.
- ¿Cuál es su actual relación con la institución?
- Cero con el directorio de la sociedad anónima. Estoy cien por ciento dedicado a la barra y sigo asistiendo al estadio, porque me gusta el fútbol y Santiago Wanderers.
- Su rol más protagónico como dirigente de Santiago Wanderers se da a partir de 1992, cuando usted fue uno de los que llegó hasta Expresos Viña para solicitarle ayuda a Reinaldo Sánchez.
- Así es. En ese momento ya era dirigente de la barra e hicimos la gestión por intermedio de Ronald Parada, a quien conocía porque nos arrendaba los buses para los viajes. Tenía una cierta amistad con él y logramos conversar con Reinaldo (Sánchez) y convencerlo de que viniera.
- Pero su relación con el expresidente del Decano no terminó bien.
- Llegó un momento en que las cosas se estaban haciendo mal, y no por Reinaldo Sánchez, porque él ya no estaba. Yo tuve jornadas buenas y malas con él, pero tengo claro que pudo salir como un gran presidente... no sé lo que pasó.
- Pero debe haber una explicación para lo mal que terminó la relación entre el gremio autobusero y el club.
- El primer gran error fue haber dejado a Luis (Sánchez), porque no estaba preparado. Cuando vi que las cosas con él no marchaban bien tuve muchos encontrones con el cabro. Lo cierto es que mis grandes problemas no fueron con Reinaldo Sánchez, pero él me acusa que propicié su expulsión del club.
- Pero usted estuvo de acuerdo en expulsarlo.
- Todos estábamos de acuerdo en ello. Se hizo lo que debía hacerse.
- Tras la partida del gremio autobusero llegó el Movimiento Restauración Verde y nadie más los apoyó.
- Siempre nos dijeron que si los autobuseros se iban, tendríamos el respaldo para sacar adelante a Santiago Wanderers. Hubo conversaciones con gente importante, que, al final, nos dio la espalda y que son casi los mismos que están ahora en la sociedad anónima.
- Incluido Jorge Lafrentz.
- Así es. Yo hoy pienso, si nosotros hubiésemos tenido en esos años el apoyo económico que, por ejemplo, hoy significa para la concesionaria el CDF, no habríamos vendido nada. Pero resulta que no tuvimos nada y teníamos muchas deudas de arrastre.
- ¿No se arrepiente de haber propiciado la privatización del club?
- Para nada. Era la única solución que teníamos luego que autoridades y empresarios se olvidaron de un día para otro de Santiago Wanderers.
- En la concesionaria siempre se recuerda que recibieron un Wanderers quebrado de parte del Movimiento de Restauración Verde.
- Pero gente como Jorge Lafrentz se olvida que él fue dirigente antes y que las deudas de arrastre provienen de una gestión que lo tuvo a él, por muchos años, como vicepresidente del club. Todos saben eso. Además, la concesionaria asumió con una deuda de mil 100 millones de pesos, la que luego aumento un poco más, pero nosotros le dejamos el patrimonio del club, es decir los pases, por ejemplo, de Carlos Muñoz, de Eugenio Mena o de Sebastián Ubilla porque no me digan que son futbolistas que nacieron bajo la administración de la sociedad anónima. Y con ellos ya recuperaban la plata. Después, cuando no quisieron pagar las deudas previsionales e hicieron todo un show, el asunto se les escapó de las manos y tuvieron que pagar el doble de lo inicial, pero eso no es culpa nuestra.
- Usted fue muy cercano a Carlos Bombal durante su presidencia.
- Claro que sí. De Carlos (Bombal) y de Osvaldo (León). Era gente sana y muy wanderina. Y de Pedro Bombal, gracias a quien pudimos concesionar Santiago Wanderers, porque se pasó una semana intentando arreglar los libros, porque no habían registros de los años anteriores en materia económica... los mismos años en que participó el señor Jorge Lafrentz. Me recuerdo que cuando apareció Mario Oyer y su grupo siempre dijeron que el Carlos (Bombal) y el Osvaldo (León) eran pagados por la sociedad anónima en su cargo de representantes de la Corporación. Y nada. Se creó un mal ambiente y estoy seguro que ellos pensaron que llegando ahí iban a recibir plata. Nunca la hubo.
- ¿Cuál es su sentimiento respecto de lo realizado por la S.A. al mando de la institución?
- Estoy decepcionado. En este momento deberíamos estar en un mejor pie futbolístico y administrativo. Wanderers tampoco va a ser mucho más de lo que es, con un golpe de suerte y un equipo bien parado se puede pelear algo, pero nada más.
- ¿Qué opina de la situación que vivió David Pizarro desde su regreso de Italia?
- David (Pizarro) se portó mal. La verdad es que yo pensaba que iba a llegar en un cargo directivo, o a ordenar la concesionaria, pero nada de eso ocurrió.
- Para finalizar. ¿Usted era el hombre del maletín?
- Hubo momentos en que se necesitaba una ayuda extra.
- ¿Hubo campañas en que se necesitó esa ayuda extra?
- Así es. Y todos los clubes lo hacen.
Rubén Guerrero es el actual tesorero de la Barra Oficial, entidad a la que pertenece desde hace casi 48 años. Junto a Juan Amaya (presidente) y María Clavijo (secretaria) intentan mantener viva a una de las organizaciones más tradicionales relacionadas con el Decano. Hoy, con 57 socios activos ya no hay viajes a todas partes de Chile, asumiendo con evidente nostalgia que "hay que sacar tickets por internet, los viejos no se manejan con eso y además que transmiten todos los partidos por televisión".
"Hubo conversaciones con gente que nos dio la espalda y que hoy son parte de la S.A."
"Cuando apareció Mario Oyer y su grupo dijeron que Bombal y León eran pagados por la S.A. como representantes de la Corporación. Estoy seguro que ellos pensaron que llegando ahí iban a recibir plata""
¿Qué le diría a?
Jorge Lafrentz - "Que cuanto antes deje el club y a ver si queda en buenas manos".
Reinaldo Sánchez - "Con Reinaldo (Sánchez) no tengo más que hablar. Me parece que está dedicado a otras cosas ajenas al fútbol y si bien tuvimos momentos buenos, también tuvimos de los otros y la cosa no terminó bien".
Carlos Bombal - "Que en todo momento me di cuenta del esfuerzo que hizo y de su amor por Santiago Wanderers. Lo mismo que para Osvaldo (León)... son cabros inteligentes, sanos y que si hubiesen contado con los medios económicos, capaz que estaríamos hablando de otra cosa".
Mario Oyer - "Mejor no haberlo ni conocido".
Jorge Garcés - "Que es un buen amigo. Lamentablemente se manejó un poco mal por ser tan 'boquilla'".