El dolor de cabeza de los partidos políticos
Conglomerados deben demostrar hoy que son capaces de convocar a sus militantes a inscribirse en sus filas, tal como lo establece la nueva ley. El refichaje de los partidos políticos es la oportunidad para que éstos renueven sus prácticas, se acerquen a las bases y transparenten sus procesos.
Que la política nacional atraviesa por momentos complejos, ya no es novedad. La desconfianza de la ciudadanía hacia los partidos y sus integrantes crece (o no baja) debido a los escándalos en los que se han visto envueltos sus diri- gentes. Situación agravada por las investigaciones que lleva adelante la Fiscalía y que involucran a integrantes de todas las corrientes políticas. Un escenario que no tiene nada nuevo, pero que hoy surge con fuerza debido al refichaje que deben realizar los partidos antiguos, y cuya fecha de vencimientos es en sólo dos meses más, es decir el 14 de abril, y justo en un año marcado por las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre próximo.
Este proceso surge tras la aprobación en el Congreso de la nueva Ley de Fortalecimiento a la Democracia -a raíz de la Comisión Engel- que, entre otras cosas, establece la urgencia de transparentar los padrones de militantes de los partidos políticos, situación ligada con el aporte de recursos del Estado a las distintas entidades. Para esto, el plazo fue de un año.
La meta no es fácil. Todos los antecedentes deben ser enviados al Servel y este Servicio verificar la realidad de estos datos. De no cumplirse los mínimos establecidos para cada uno de los partidos, éstos no recibirán aportes del Estado e, incluso, podrían no poder inscribir candidaturas presidenciales o parlamentarias. Ante este escenario crítico, y a la vista de que algunos conglomerados no han tenido una tarea fácil en reinscribir a sus miembros, es que el Servel flexibilizó el proceso y permitió que éste pueda realizarse vía mail.
En este sentido, el director del Observatorio Político Electoral de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales, señaló recientemente en El Mostrador que este proceso se da en "un contexto sumamente poco favorable para la imagen de los partidos políticos. Los diputados y senadores no tuvieron los suficientes pantalones para rechazar este ítem que sugirió la Comisión Engel, porque no querían aparecer en una postura antitransparencia".
Esta actitud políticamente correcta es la que tiene en la cuerda floja a los partidos tradicionales y, que a ojos de un ciudadano a pie, el escaso interés por ser militante es el resultado -quizás- de las malas políticas que han aplicado y cómo se han ido alejando las cúpulas partidistas de la opinión de sus bases, incluso, a la hora de elegir candidatos.
Haciendo política ficción, si el PPD no logra reunir las firmas necesarias, por ejemplo, no podría elegir a Ricardo Lagos como su abanderado presidencial, favoreciendo esto al PS; y en la vereda contraria, si RN y la UDI no cumplen con la meta establecida en la ley, sus candidatos al Parlamento tendrían que ir como independientes pro Evópoli en la lista de Chile Vamos. Así de complejo es el escenario.
La palabra la tienen los partidos y su capacidad de convocar. Hoy están obligados a mejorar sus prácticas y transparencia para atraer al ciudadano a pie. Una tarea difícil.