Parece una paradoja pero en medio de la incertidumbre económica y las mediciones laborales que indican un aumento de los "cuenta propia", las cifras de venta de vehículos livianos presentan continuo aumento.
En el bimestre enero-febrero las ventas de automóviles, camionetas y station wagons crecieron en un 8,6%, en total 51.113 unidades nuevas, información entregada por la Asociación Nacional Automotriz de Chile, ANAC. De ese total en la Quinta Región se vendieron 2.571 unidades en enero y 2.432 en febrero.
Esas cantidades se suman a un parque automotor nacional que para 2015 el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, hacía llegar a 2.917.992 vehículos, a los que se deben agregar 305.540 vendidos el año pasado, cifra entrega por ANAC. En nuestra Región los vehículos livianos en circulación, de acuerdo a estimaciones del INE, llegaban a 320.224, a los que habría que añadir los señalados que recién están ingresando a las rutas.
Estos números se expresan en mayor congestión en calles y caminos, en muchos casos contaminación y en mayor demanda de estacionamientos cuestión en la cual está en vigencia una nueva ley que merece múltiples críticas de los obligados usuarios.
Por otro lado, las cifras en aumento no se compensan con una caída en el total global del parque.
Y en lo local en general este año se puede presentar una novedad: la migración a regiones de vehículos con modelos anteriores a 2012, que aun siendo catalíticos, quedarán sometidos a restricción regular calendarizada en la capital entre los meses de mayo y agosto. Esto incentivaría la venta a precios conveniente de esos vehículos en el resto del país, muchos en buenas condiciones y de calidad.
Desde el punto de vista de las municipalidades en lo tributario más vehículos suponen más ingresos y para la caja fiscal el aumento se asocia también mayores entradas debido a múltiples impuestos que se aplican tanto a las unidades cero kilómetros -impuesto verde, por ejemplo- como al consumo de combustibles en general. En justicia toda esta carga tributaria debería significar mejores condiciones en las vías de circulación, con buenas calzadas, iluminación y señalización, en suma, seguridad y expedición.
Sin embargo, los recursos recaudados van a un fondo general sin focalizar ese dinero en el mejoramiento de las condiciones de calles y caminos cada día sometidos a mayor demanda precisamente debido al aumento de vehículos en circulación. Sería de justicia legislar al respecto, promoviendo una buena normativa en beneficio de millones de usuarios para quienes la orden del día es pagar y pagar.