En África es habitual que las personas recorran muchos kilómetros para obtener un poco de agua. En Chile, simplemente abriendo la llave obtenemos toda la que necesitamos. Tras ese sencillo gesto hay un compromiso durante las 24 horas, que permite que nuestra Región de Valparaíso tenga un servicio al nivel de países desarrollados. Hoy, por aproximadamente un peso por litro, captamos, tratamos y llevamos agua potable a miles de hogares. Después, por ese mismo peso, recogemos las aguas residuales, las tratamos y las devolvemos sanitizadas a los cauces naturales o al mar. Es algo que muy pocos países pueden hacer y un pilar fundamental para el desarrollo de Chile.
Los últimos años no han sido sencillos. A la difícil topografía de Valparaíso se ha sumado una aguda sequía, que hemos sorteado con fuertes inversiones, manteniendo la continuidad del suministro y permitiendo que ninguno de nuestros clientes haya sufrido sus efectos en su hogar. Este esfuerzo también ha traído consigo que la escasez hídrica haya pasado desapercibida para muchos y quizás no se dimensione lo crítico de la situación y la magnitud del trabajo realizado.
Pero, ¿es suficiente? Sabemos que no. El Día Mundial del Agua nos llama a compartir los retos de futuro, conscientes de que prestamos un servicio básico y fundamental.
El cambio climático y sus efectos están en el centro de nuestras preocupaciones. Sequías extensas, aluviones nunca vistos o devastadores incendios nos desafían no sólo como empresa, sino como país, a buscar alternativas para apoyar a la comunidad y disminuir los efectos de estas condiciones.
Hemos avanzado mucho y, gracias a este esfuerzo, podemos decir con satisfacción que hemos logrado evitar racionamientos por falta de agua o acotar los efectos de los aluviones en nuestro servicio, por ejemplo. Sabemos que la tarea no está completa y seguimos comprometidos con elevar nuestros estándares. Ya tenemos en marcha proyectos de tranques para aumentar las horas de respaldo en casos de turbiedad y estamos desarrollando un plan especial para enfrentar mejor las emergencias, con el fin de permitir avisos oportunos y medidas de mitigación más efectivas.
No podemos controlar a la naturaleza, pero sí mejorar nuestra preparación ante eventos climáticos adversos. Ello conlleva una reflexión y decisión país sobre los medios y la infraestructura adicionales para afrontar estos casos, graves pero puntuales, y que podrían estar sin uso el resto del tiempo durante la operación normal. El calentamiento global es una realidad que debemos asumir. Por eso seguimos recorriendo la región con nuestras queridas Gotitas, transmitiendo la importancia del cuidado del agua y del consumo responsable.
Sabemos que nuestro rol es crucial para el desarrollo de la región, pero también entendemos que la tarea no estará completa sin el apoyo de cada uno de nuestros clientes y propiciando en una discusión global que se traduzca en acciones para utilizar de la forma más eficiente un recurso cada vez más escaso.
José Luis Murillo Collado
Gerente general de Esval