"La película "Condorito" tiene la misma calidad tecnológica que la que se usa en Hollywood"
Cuesta imaginar a un británico hablando con naturalidad de términos tan chilenos como "Pelotillehue", "Garganta de Lata" o "Tremebunda", pero Alex Orrelle es la excepción a la regla. El codirector de la esperada película "Condorito" -que se estrena el próximo 19 de octubre- ha hecho de estas frases inmortalizadas por "Pepo" su segundo idioma.
Si bien es la primera vez que Orrelle trabaja en Latinoamérica, su trayectoria como animador de películas le dio las habilidades necesarias para asumir el difícil desafío de llevar a la pantalla grande al pájaro más famoso de Chile. Sus inicios en el mundo del cine vinieron de la mano de la exitosa saga "The Matrix", a la que luego siguió su participación en los prestigiosos estudios de animación Pixar y Warner Bros, lugares donde participó de éxitos de taquilla como "Buscando a Nemo" y "Los Increíbles".
-¿Cómo llegaste a dirigir "Condorito"?
-El proyecto me lo presentaron los productores de la película. Ellos me contaron su idea de hacer una gran película basada en "Condorito", que fuera animada y retratara a un héroe latinoamericano y que apuntara a este mercado. Pero a la vez, querían que la película tuviera el mismo nivel de calidad que las de Hollywood, así que necesitaban a alguien con mi experiencia y por eso me llamaron.
-¿Pensaste mucho antes de aceptar el desafío?
-No, cuando me lo ofrecieron me enamoré de inmediato de la historia porque el personaje de Condorito me recuerda a mí mismo.
-¿Sabías algo de "Condorito" antes de involucrarte en la realización de la película?
-No, nada. Hay miles de historietas en el mundo y yo vivo muy lejos de Chile, pero en cuanto entendí que Condorito es un gran símbolo chileno también me di cuenta que estaba asumiendo una gran responsabilidad al ser el director de una adaptación tan importante. Por suerte, la animación es un trabajo muy colaborativo así que durante el desarrollo del filme me apoyé en 120 animadores latinoamericanos que amaban y conocían muy bien la historia. En ese sentido recibí mucha ayuda, por lo que fue fácil respetar la herencia de la historia y creo que a la audiencia le va a encantar la película, porque es una evolución del cómic no sólo desde un enfoque chileno, sino también como una marca de nivel internacional.
-¿Pudiste entender a cabalidad las historietas la primera vez que las leíste?
-A veces podía, pero no todo. Mis colaboradores tuvieron que explicarme algunas cosas específicas de contexto que sólo suceden en Chile, pero la mayoría de las bromas de "Condorito" son universales y no se encierran en una sola geografía, por lo que fue fácil adaptarlas.
-Pero adaptar una historia pensada en un comienzo sólo para Chile imagino que también tuvo ciertas complicaciones.
-Por supuesto. Tuvimos que trabajar muy duro para transformar "Condorito" en película, porque todas las historietas son de una o dos páginas como máximo. No existía una historia lo suficientemente grande para un filme de 80 minutos, por lo que debimos construir una trama más compleja. Por ejemplo, las acciones que suceden entre Condorito y Tremebunda, esa historia en sí misma no es sorprendente para contarla en la película, porque todo el mundo sabe que ambos se odian. Pero nos tomamos de ese conflicto familiar y decidimos hacerlo más intenso y transformarlo en la razón que origina la trama. En la película abordamos el problema entre Condorito y Tremebunda de la mano de un relato en que el protagonista debe rescatarla de unos alienígenas y viajar por Latinoamérica en su búsqueda.
-La historia entonces no transcurre sólo en el pueblo de Pelotillehue.
-No, porque quedarnos sólo en Pelotillehue no iba a resultar en la pantalla grande. En la historieta está bien centrarse en un lugar, porque las bromas son breves, pero en un filme de 80 minutos iba a ser muy aburrido mantenerse en un pequeño pueblo. Por eso encontramos una gran manera de empezar la aventura de Condorito, incluyendo a extraterrestres que lo llevan a otros lugares y que no es un recurso innovador, porque los alienígenas han aparecido en la historieta. De todos modos, tuvimos mucho cuidado en hacer que las ciudades en las que transcurre la trama fueran igual de alocadas y divertidas que Pelotillehue. La película comienza y termina en el pueblo, pero no quiero adelantar el final para no decepcionar al público (risas).
-¿Podrías adelantarnos algo de la trama?
-La trama comienza recordando el odio que Condorito siente por Tremebunda. En una conversación con unas personas con cara de extraterrestres, él se ríe y les pide que por favor se lleven a Tremebunda a otro planeta. Efectivamente ellos le explican que son alienígenas, pero Condorito no les cree. Después de este error, Tremebunda realmente es abducida y Condorito queda devastado, toda su vida da un giro y la única manera de arreglarla es hacer todo lo que estos extraterrestres le pidan. Así, él y Coné inician una aventura por toda Latinoamérica y luego... sorpresa (risas).
-La historia se centra entonces en Condorito y Tremebunda.
-El problema entre Condorito y Tremebunda es parte de la aventura, pero la relación más importante es la de Condorito con Coné. Quisimos crear una especie de aventura entre padre e hijo, cuya conexión parte en Pelotillehue de forma muy agradable: Ambos viven en el mismo pueblo como si fueran padre e hijo, pero como Condorito no es el adulto más responsable, Coné es quien se hace cargo de todo en la casa, pero a pesar de eso siempre ve a su tío como su héroe y un modelo a seguir. Pero una vez que los dos deben abandonar Pelotillehue para encontrar a Tremebunda, empezamos a ver desavenencias entre ellos.
- "Condorito" es una historia muy antigua. ¿Cómo lograron adaptarla a fin de entretener a los niños y jóvenes?
-Hicimos un equilibrio muy bonito del diseño nostálgico de Pelotillehue, que en las historietas tiene una arquitectura muy pasada de moda y que mantuvimos en la película. Pero a la vez le dimos un giro más moderno a la historia con la trama de Coné, que ahora usa una tablet y vive todo el día conectado, así que creo que será muy fácil interesar a las nuevas generaciones.