En medio de la controversia por la eventual demolición de la Casa Italia de Viña del Mar que llega ya a los estados judiciales, Limache entrega un ejemplo valioso de respeto al patrimonio y la creatividad. En una alianza entre la Municipalidad de esa comuna y la Fundación Procultura se acometió la tarea de conservar la tradicional Casa Eastman, centro de una antigua hacienda.
La casa fue construida en 1929 por orden del ingeniero Adolfo Eastman en base a un proyecto del destacado arquitecto chileno Josué Smith Solar, autor de importantes obras como la Universidad Santa María, el Club Hípico de Santiago, el Ministerio de Hacienda y numerosas viviendas en Papudo, Zapallar y Viña del Mar. Algunas sobreviven, aparentemente ninguna en la Ciudad Jardín. Una de las más valiosas, el Chalet San Jorge, cerro Castillo, 1913, fue demolido. "El triste destino de este magnífico edificio fue la picota ante el 'peligro' de ser declarado monumento nacional, a fines de la década del 60", escribe Mario Pérez de Arce en una obra sobre el destacado arquitecto fallecido en 1938, quien trabajó junto a sus hijos, especialmente con José.
La casona de Limache, afirma el autor "es de un equilibrio formal sorprendente. Ha heredado de épocas anteriores la austeridad en decoraciones y el gusto por la composición volumétrica que, en este caso tiene un carácter anglosajón".
La restauración de la casa, adquirida por la Municipalidad en 2013 en $300 millones, tiene un costo de $375 millones. Las obras comenzarán en agosto y estarán terminadas en marzo próximo. La casa será manejada por una corporación con fines culturales, turísticos y sociales, convirtiéndola, junto a sus jardines, en un espacio abierto. El lugar está inserto además en la leyenda, ya que subsuelo está recorrido por varios kilómetros de túneles abovedados, cuyo objetivo hasta ahora no ha sido establecido en forma precisa.
Esta iniciativa recuerda la compleja operación realizada en los años 40 del siglo pasado por la Municipalidad de Viña del Mar para adquirir la Quinta Vergara, que estaba al borde del loteo y la demolición. Una obra maestra de ingeniería financiera encabezada por el entonces alcalde Eduardo Grove con el aval económico de Joaquín Escudero, concesionario del Casino Municipal.
Vale la pena recordar estos hechos y aplaudir el mensaje que llega desde Limache: es posible mantener edificaciones representativas de otra época y de la creatividad de profesionales cuyas obras se insertan en las grandes tendencias de la arquitectura universal. Así, la temida y denostada condición de Monumento Nacional es un reconocimiento a valores culturales que es necesario preservar.