El cierre de un colegio es siempre una mala noticia, sea éste municipal, subvencionado o particular pagado. Desaparece un proyecto educacional con daño a alumnos, familias, profesores, directivos, funcionarios administrativos y a la comunidad misma en que funciona el establecimiento. Por eso el cierre del Colegio San Anfeli de Quilpué es un hecho inquietante que se debe atender buscando el origen de ese cierre, medida adoptada por la sociedad sostenedora del establecimiento.
Ésta informó que la determinación se debía a la imposibilidad de pagar los sueldos correspondientes al mes pasado, situación que se originaría en la baja de matrículas y la incorporación del recinto al régimen de gratuidad. Dice la sociedad que "el pago de la gratuidad que se nos ofreció se efectuaría una vez iniciado el trámite de ingreso a la misma ley. Sin embargo, a la fecha no se ha cancelado ningún aporte con el siguiente perjuicio al establecimiento".
El seremi de Educación, Alejandro Tapia, expresó que "en modo alguno esto está vinculado con la gratuidad, sino que tiene que ver con los problemas típicos de gestión que tiene un colegio pequeño como este", agregando que al optar por el régimen de gratuidad se debe cumplir con requisitos y señalando, a la vez, que "en este minuto se encuentra lista la resolución para comenzar a pagar la gratuidad".
Como sea, hay incertidumbre entre las familias, 170 alumnos y los profesores afectados por el cierre, cuando el año escolar ya está en plena marcha. Hay gestiones para resolver el problema, pero ya se ha producido un daño que afecta a la tan proclamada "calidad de la educación". Por otra parte, analizando las declaraciones de la sociedad educacional y del seremi queda en evidencia que al ingresar un establecimiento al sistema de gratuidad se produce una brecha económica entre el inicio de actividades en la condición gratuita y el comienzo del pago del aporte fiscal. Esa brecha, lapso inicial en que se deben pagar remuneraciones y gastos operacionales, debe ser cubierta por la sociedad sostenedora.
¿Tienen todas las sociedades sostenedoras capacidad económica para mantener en funcionamiento colegios a su cargo hasta la llegada de la subvención correspondiente? ¿Cuántas situaciones como la de Quilpué se producen a lo largo del país? De hecho, cuando el seremi Tapia habla de "problemas típicos", quiere decir que hay casos similares.
Por lo tanto, es urgente avanzar en resolver esos casos, puntualmente el de Quilpué, y adelantarse a la ocurrencia de situaciones parecidas, teniendo a la vista la necesidad de perfeccionar la normativa para que la gratuidad sea efectiva a través del tiempo y funcione sin tropiezos.