El turismo regional en tiempos de borrasca
La propuesta de la alcaldesa de Viña del Mar en torno a la extensión del Festival de la Canción es una tremenda oportunidad para levantar cabeza. Se echa de menos un plan estratégico regional de turismo que integre a los distintos actores públicos y privados del escenario turístico local.
Silenciosamente y sin mucho estruendo, la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato, dio a conocer la feliz e inesperada medida de extender la versión LIX del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, desde los actuales 8 días a un lapso mucho más estratégico y hasta lógico, al menos en términos turísticos, de 10 jornadas.
La extensión de la gran fiesta regional de fines de febrero se iniciará con la clásica Gala del Festival el viernes 16, concentrará sus shows entre el martes 20 y el domingo 25 de ese mes e incluirá dos eventos anexos, aún no definidos pero sí calendarizados para el sábado 17 y el lunes 19, que permitirán capturar en el papel un segundo fin de semana, que históricamente quedaba algo huérfano entre gala y show, y que puede llegar a ser una instancia completamente clave para el crecimiento del más tradicional y reputado de los festivales a nivel continental.
Señales como éstas no deben ser tomadas a la ligera. Más aún en el contexto de variados fenómenos que han golpeado al turismo en diversos episodios durante el último tiempo, desde las poco simpáticas fragatas portuguesas, las siempre molestas marejadas, los últimamente tan repetidos sismos, las peleas casi patibularias que terminaron por espantar al último crucero de la temporada, el purgatorio que significa soportar las infernales esperas en el Paso Los Libertadores y, factor que ya se torna tan inmanejable como los anteriores, una ola de delitos, incidentes e incivilidades en lugares turísticos y públicos, que incluso han llevado a la intervención regional en términos de seguridad por la Subsecretaría de Interior, radicada en el Palacio de La Moneda.
En tiempos económicos un tanto borrascosos, se echa de menos un plan estratégico regional de turismo (algo de eso se esbozó durante la anterior administración del funcionario Miskovic) que integre -inteligente e intencionadamente- al consejo superior de turismo de la Cámara Regional del Comercio, Sernatur, Corfo, las municipalidades y las distintas asociaciones y gremios privados del turismo local.
A nivel regional no es ningún secreto que el Servicio Nacional de Turismo de la zona quedó bastante golpeado y, lo que es peor, inmovilizado por el desgaste propio de los líos que ha debido aclarar después del tristemente célebre programa turístico "Reencántate con Quintero y Puchuncaví", llevado a cabo durante la administración del exintendente Ricardo Bravo Oliva, en la zona del gran derrame de petróleo de septiembre de 2014.
El aprovechamiento de oportunidades prácticas como la planteada por la alcaldesa Reginato es clave para volver a instalar a la Región con un destino único, un verdadero must a nivel mundial, con una oferta comercial, hotelera y gastronómica excepcional, dentro de un contexto que incluye playas, paseos, casinos, hipódromo, festivales y un ADN histórico y portuario sin parangón a nivel continental.