Flor Arbulú

"El jazz en algún momento se puso elitista, muy, muy apretado en todo sentido. Se puso mezquino", reconoce el bajista, compositor y productor Christian Gálvez. Y detalla: "En otro momento se volvió muy intelectual. No sólo era elitista hablando de lo económico, de pagar una entrada muy cara, sino también en lo intelectual que sólo era para círculos muy cerrados e intelectuales".

Sin embargo, junto a Cristián Cuturrufo, Jorge Díaz y Alejandro Espinoza, han realizado un gran trabajo "en tratar de romper eso e ir a tocar a las poblaciones, a los colegios, llevarlo a los centros de madres, a los pubs y por supuesto a los teatros, donde se merece estar esta música", asegura el músico, y acota: "De una u otra forma hemos logrado arrebatarle a la elite el jazz y devolvérselo al pueblo".

Un buen momento

Es así como desde hace una década, por lo menos, hay una escena jazzística más fortalecida, donde confluye "músicos más viejos aportando; de la generación mía que estamos como intermedio entre los 40 y los 50 algunos, apoyando y apuntalando la escena; y los más jóvenes que vienen con todo el brío", asegura Gálvez.

La Quinta Región no se queda ajena a este fenómeno, gracias a grupos como El Triángulo de las Bermudas que lidera Gonzalo Palma; la Escuela que mantiene Luis Cheul; o los ciclos de conciertos que se realizan en La Piedra Feliz o Altamira. "Hay un montón de actividad jazzística en Valpo, en Viña en general. En Quilpué también están los hermanos González, que son chicos sub 18, son unos niños, que están tocando increíble. Así que todo pasando en la Quinta Región en general", añade el músico.

El año pasado se sumó a esta movida la Temporada Artística de la Universidad Santa María, que esta tarde (19.30 horas) iniciará la segunda versión de su Festival de Jazz en el Aula Magna de la institución. El encargado de abrir el evento será el propio Christian Gálvez con Cinético Band.

"Es la banda con la que estoy girando todo este año. Incluí un cuarteto de cuerdas muy bueno, con músicos muy capos como Nelson Arriagada y César Sotomayor", comenta el bajista, quien cuenta que partió con la idea en 2010 cuando hicieron su primer disco. "Con estos mismos músicos y el grupo de cuerdas estamos tocando música de ese disco y de otros discos nuevos también", acota.

Las otras bandas

El Festival continuará el sábado 17 de junio con la banda Quilín, que nació a fines de los '70 como una de las expresiones nacionales del movimiento llamado jazz-rock, que luego derivó en lo que se conoce como jazz fusión convirtiéndose en una de las bandas más importantes de este estilo y abriendo la senda a otras como Fulano y Cometa.

La tercera jornada del evento será el 24 de junio, fecha en que se presentará Ensamble Newentun, el cual hace una mixtura entre jazz y poesía basado en la dignidad, el reconocimiento y la resistencia de los pueblos oprimidos, dándole visibilidad a los "sin voz".

El último concierto -que se realizarán siempre a las 19.30 horas en el Aula Magna de la Santa María-, está fijado para el viernes 30 de junio. En aquella ocasión se presentará The Chilean Project, en el cual también participa Christian Gálvez, el único que permanece de la formación original de 2005, creada por el manager Alejandro Orellana, quien trabajó con estrellas del jazz como Scott Henderson, Dennis Chambers y Richard Bona.

"Él fundó este proyecto haciendo conciertos y juntando músicos chilenos con algunos muy destacados del jazz mundial. Y el primer concierto que dimos fue en el Teatro Oriente el año 2005 con Billy Cobham", recuerda Galvez, que en aquella ocasión compartió, entre otros, con Ángel Parra.

"Podríamos decir -continúa- que es una selección nacional pero en el tiempo, porque cada año se ha ido renovando el grupo hasta que finalmente agarramos un carácter como banda más que como proyecto soporte. Logramos hacer un par de giras en EE.UU., y ahora estamos haciendo unas cosas en Europa". Incluso, antes del concierto que ofrecerán en el Puerto, "tenemos un concierto en Rusia, entonces estamos girando por todo el mundo prácticamente".

Respecto a la realización de este evento, dice que "me parece excelente", pues considera que es una "tremenda iniciativa de la universidad hacer esta extensión. Ellos, por lo general, tienen otro tipo de programación, entonces abrir el espacio al jazz es increíble".

Y añade: "Nosotros estamos felices también como escuela -refiriéndose a la Superior de Jazz-, de aportar en este ciclo con artistas: llevar números de vanguardia, también hacer un homenaje a Quilín, a la trayectoria de ellos. En realidad es un gusto".

Experiencia profunda

Christian Gálvez está consciente que el éxito de eventos como éste está en el público, uno que ha cultivado el gusto por el jazz, porque "a buenas y a primeras también es un poco complicado".

No obstante, "yo siempre digo lo mismo: siento que estamos en una crisis y en una crisis donde es muy difícil que la gente tenga el tiempo de experimentar cosas nuevas sobre todo con el arte. Hay poca voluntad de la gente, en general, a sentarse a vivir una experiencia con el arte, a ir a un museo, ir a un concierto de jazz, ir a ver una obra de música docta o abrirse a la música contemporánea".

Para él "la crisis es ésa: más que los espacios, más que la calidad de los músicos, está en nuestro público". Su queja, que según el comparten también los músicos doctos y cantautores, es "como si hubiera sólo una música que tiene la masividad que es la de fiesta, de baile, de entretención".

Para él esto "responde a un fenómeno también que la gente está buscando sólo eso: divertirse y hacer catarsis en vez de ir a vivir una experiencia más profunda con el arte". Y ésa es precisamente la invitación que hace para vivir este Festival.

"(Es una) tremenda iniciativa de la universidad hacer esta extensión. Ellos, por lo general, tienen otro tipo de programación, entonces abrir el espacio al jazz es increíble"

Christian Gálvez, Bajista de jazz"