En la mayoría de los casos no tenemos más que la condición de ser un observador de la biografía de personas cuyos afanes nos interesan y sólo en situaciones excepcionales queremos o podemos dar un testimonio, es decir, tomar la palabra para comprometer juicios y valoraciones sobre esas mismas personas. Esto es lo que quiero hacer respecto de Pablo Andueza Guzmán, pues como le ocurrió a muchos otros, en cuanto supe de la desgracia de su muerte pensé que tenía el deber de dar testimonio sobre su vocación de vida, esto es, pasar de observador a testigo.
En su compromiso cívico, Pablo nos dejó el ejemplo de una trayectoria intachable. Su liderazgo como presidente de la FEUCV en 1985 estuvo generosamente puesto al servicio de la recuperación de la democracia y el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana, no sólo porque lo hizo mientras había dictadura, sino por cómo entendía esa noble causa, aun siendo muy joven.
Se convirtió luego, y gracias a su talento y afán intelectual, en un ciudadano ilustrado, activo e independiente, con esa obstinación que nace de la convicción interior, labrada por sí mismo, que se hace tan verdadera como incorruptible. En plena madurez, siendo ya abogado y académico, cuando la vida suele hacernos más pragmáticos -a veces esta etapa deriva en algo más impresentable que el mero sentido práctico-, Pablo optó por esas demandas ciudadanas que no tienen el glamour del poder o de la figuración fácil.
La formación que recibió y las oportunidades que la vida brinda a jóvenes como él suelen derivar en la búsqueda de esa comodidad y tibio éxito que siempre otorga la conformidad con el orden de lo ya establecido. Pero esa no fue su opción. Sin arrogancias ni protagonismos, con la sencillez de espíritu que nos enseñan nuestras grandes tradiciones culturales, su vocación fue más bien la coherencia, la consistencia entre aquello que se cree y lo que finalmente hacemos. Pablo Andueza no optó por las ventajas que tenía a su haber, a diferencia de los tiempos que corren, fue por la integridad como virtud moral tanto en su desempeño cívico como profesional.
Con estas palabras de homenaje quiero dar mi testimonio de admiración y reconocimiento por los valores y virtudes que en su vida pública dejó de manifiesto, pero también contribuir a extender las convicciones que le animaron.
Necesitamos muchos más ciudadanos, abogados o académicos como Pablo Andueza. Su altruismo cívico es de tan alto valor que con sólo unos pocos más de su misma estirpe intelectual y moral podríamos lograr valiosos cambios en favor de una vida más justa y edificante para todos.
Desertificación y sequía
Hoy se conmemora el Día Mundial para combatir la desertificación y la sequía y nuestra región no es ajena a ello. En los últimos años hemos visto cómo los ríos han bajado sus caudales al mínimo, la lluvia -aún con las últimas registradas- ha escaseado y las fuentes de agua subterránea presentan una baja sustancial. Pese a ello, en las llaves de los porteños nunca ha dejado de correr el agua.
Para Esval esto es un esfuerzo importante y no sólo por las inversiones que hemos realizado, sin impacto en las boletas de nuestros clientes, sino porque tras este resultado está el compromiso de todos quienes somos parte de esta compañía y nuestras empresas colaboradoras.
Sabemos que trabajamos en un servicio esencial y por eso nos abocamos con todas nuestras fuerzas a enfrentar la sequía que continúa siendo un problema estructural en nuestra zona. Por eso, seguimos reforzando el servicio, con nuevas fuentes y fortaleciendo nuestra infraestructura para aprovechar de mejor forma los recursos disponibles. En paralelo, nuestras Gotitas siguen recorriendo la región, con un mensaje cada día más vigente: el agua dulce es muy valiosa y escasa y debemos cuidarla y valorarla.
El eje de nuestra gestión está en nuestros clientes. Sufrimos con ellos cada corte, pues somos conscientes de que afecta sus actividades, y cuando se producen emergencias, nos empeñamos en afrontarlas cada vez mejor para que generen el mínimo impacto.
Queremos seguir mejorando y continuar elevando nuestros estándares. No es fácil, porque nuestra zona tiene, entre otras características, una topografía compleja: sólo en Valparaíso debemos batallar con 42 cerros y captaciones de agua muy distantes de los puntos de distribución. Sin embargo, asumimos con orgullo este gran desafío para que los hogares cuenten con un servicio que mejora la calidad de vida y que cada día llega a más personas, contribuyendo al desarrollo regional. Es el caso de Maitencillo y Loncura, donde el trabajo con la comunidad y las autoridades nos permitirá entregar agua potable y alcantarillado, servicio largamente esperado y por fin al alcance de la mano.
Todos somos actores relevantes en la gestión del agua y debemos anticiparnos a los efectos del cambio climático y avanzar así con una mirada estratégica, velando por el bien común y manteniendo el consumo humano como prioridad.
Hoy ratificamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible y el cuidado del recurso hídrico para satisfacer no sólo las necesidades actuales, sino también las futuras, trabajando Comprometidos con la Vida.
Aldo Valle
Rector Universidad de Valparaíso
José Luis Murillo
Gerente general de Esval