El sueño cumplido de un marinero en tierra
Julio Leiva Molina asumirá hoy el máximo cargo de la Armada. Sin duda alguna, un personaje ejemplar y de un profesionalismo a toda prueba. Cuentan que llegó a la Escuela Naval con poco más que el sueño de una carrera al alero de la que quizás sea la más prestigiada de las FF. AA. Mal no le fue.
Julio Leiva Molina (57 años) pasó gran parte de su infancia en Los Ángeles, Región del Biobío. Como bien dice en la entrevista concedida hoy al suplemento Domingo de este diario, viene de esa parte del mundo en la cual no existe el mar. Cuentan que llegó a la Escuela Naval Arturo Prat con poco más que el sueño de una carrera al alero de la que quizás sea la más prestigiada de las Fuerzas Armadas. Mal no le fue: consiguió graduarse en 1980 como guardiamarina, en 1985 como especialista en Ingeniería Naval Electrónica; y en 1996 como Oficial de Estado Mayor de la Academia de Guerra Naval. Ello, en conjunto con un buen puñado de distinciones académicas (Administración de Empresas en la PUCV; curso de Operaciones para Mantención de Paz en Halifax, Canadá; y curso de Planificación Operacional en HMS Dryad, Inglaterra) hablan del profesionalismo de un marino que también puede preciarse de haber servido en los destructores Portales y Williams, el DLH Blanco Encalada, el ATF Janequeo y el B.E. Esmeralda; además de haber ostentado el mando de la LM Teniente Uribe, la LST Rancagua, la FF Almirante Cochrane; y haber sido jefe de Estado Mayor de la Escuadra.
Su lado "terrícola" lo ejerció en el grupo de proyectos de la Dirección de Investigación, Programas y Desarrollo de la Armada, como Jefe del Área de Desarrollo Tecnológico de la Dirección de Educación, también como Oficial Logístico de la Fuerza Chilena en las Operaciones de Mantención de Paz en Haití, en el Comando de Operaciones como Oficial de Operaciones; y en 2010 como su Jefe del Estado Mayor.
Fue investido Comodoro en 2010, Contraalmirante en 2011, Comandante en Jefe de la Primera Zona Naval en 2012; Jefe de la Defensa Nacional como respuesta al megaincendio de Valparaíso en 2014 y Vicealmirante en 2015.
Desde hoy Julio Leiva Molina será el nuevo Comandante en Jefe de la Armada y tendrá el grado de Almirante, distinción tremendamente merecida y que le otorga al país la tranquilidad de que esta vez -en boca de los suyos y de forma unísona- fue elegido el mejor de los mejores. Leiva promete continuar la valiente y exitosa senda liderada por su cuñado, el almirante Enrique Larrañaga, quien hoy deja su uniforme con los máximos honores que pueda dispensarle la República, tras haber enfrentado -de frente y sin vacilaciones- algunas de las situaciones internas más complejas del último tiempo en sus filas.
A propósito, escribe el gaditano Rafael Alberti, en su libro Marinero en Tierra un luminoso poema titulado Sueño del marinero, en el cual marca una suerte de, más que nostalgia, saudade, por el mar de su Cádiz natal, representado por una visión de niño sobre diversos elementos que conforman su particular universo: mar azul, espuma, barcos velas, marineros nostálgicos.
Quizás lo que sienta hoy el Almirante Leiva sea algo muy parecido al goce del niño que consigue alcanzar aquella cima que ni siquiera pensó ser digno de escalar.