Una obra editada en 1946 sobre aspectos generales de Valparaíso y comunas cercanas da cuenta que en las calles de Viña del Mar circulaban 5.000 bicicletas. Cifras del censo indican en esos años una población de unos 80.000 residentes.
Esa alta proporción población-bicicletas resulta interesante y en gran medida estaba condicionada por la escasez de combustibles tras la guerra. El registro numérico proviene del hecho que esos vehículos de dos ruedas debían contar con patente para circular. De bajo costo, pero patente al fin.
Y la Municipalidad de entonces compensaba ese tributo con la creación de lo que debe haber sido la primera ciclovía del país: simplemente un espacio bien demarcado con líneas blancas en el centro de avenida Libertad.
El espacio era respetado en un escenario de circulación de vehículos reducido. Por su lado los ciclistas usaban su vía exclusiva y acataban normas básicas del tránsito en todas las calles, incluyendo elementos para anunciar su presencia y luces nocturnas.
Eran bicicletas esencialmente utilitarias, para reparto de mercaderías, compras en el centro de la ciudad y traslado hasta lugares de trabajo o estudio. Ello sumado a usos recreacionales y deportivos.
Actualmente la bicicleta cobra importancia ante demandas de uso de combustibles no contaminantes y de ahorro de energía.
Estas inquietudes han llevado a desarrollar a lo largo del país, especialmente en la capital, redes de ciclovías que incentivan el uso de esos prácticos vehículos y surgen pedidos de nuevos circuitos que ayuden a descongestionar y descontaminar.
En Viña del Mar, junto al anuncio de cobros por estacionar en Población Vergara, se prometen vías exclusivas para bicicletas. Sería un aporte. Sin embargo no se han definido trazados como tampoco se precisan sus objetivos. Podrían ser recreacionales, borde costero por cierto, o bien utilitarios ayudando así al transporte en general.
Es un hecho que la comuna exige una racionalización integral de sus circuitos de circulación, incluyendo nuevos puentes y ampliaciones de calles, con altos costos, pero también es posible avanzar en aspectos de menor inversión pero de gran impacto. Y ese es el rol de las ciclovías, que con trazados bien estudiados pueden significar un aporte decisivo para mejorar las condiciones de tránsito de la comuna, donde el crecimiento general del parque automotriz es una realidad.
A la vez, el uso intensivo, seguro y funcional de la bicicleta, tendencia internacional, debe ir acompañado de normas y definiciones de espacios para su uso buscando una efectiva convivencia entre ciclistas, conductores de vehículos motorizados y peatones tal como ocurría hace décadas.