La paradoja está hace tiempo instalada: hay creciente demanda de energía eléctrica, pero la generación está asociada a problemas que afectan al medioambiente y a las personas en concreto. Los problemas proceden tanto de le generación como de la necesaria transmisión de esa energía desde la fuente productiva hasta el consumidor final.
Ante esta realidad es fundamental someter toda la red generadora a evaluaciones sobre el impacto de sus operaciones con el objeto de atenuar eventuales daños. Esa es la tarea que realiza el Servicio de Evaluación Ambiental, que acaba de otorgar un nuevo plazo en la tramitación del proyecto "Nueva Era", una generadora que la estatal Empresa Nacional del Petróleo (Enap) instalaría en la Refinería Aconcagua, en Concón.
En este nuevo plazo el proyecto debe responder 76 observaciones planteadas por diversos servicios públicos sobre la operación de la planta que producirá 500 megavatios que serán inyectados al Sistema Interconectado Central (SIC) que abastece gran parte del país.
Observación importante es la de las autoridades locales de Salud y de Medio Ambiente. Cuestionando un estudio elaborado por la Pontificia Universidad Católica, señalan que "no se acreditaba el riesgo para la salud de la población", al ser la zona declarada saturada y latente por material particulado respirable y fino.
Ante esa lógica reserva precautoria, Pablo Morales, responsable del proyecto, anunció estudios complementarios y "profundizar en las respuestas y así ingresar un documento más robusto en junio del próximo año".
Importa que la anunciada respuesta entregue no sólo información, sino que también consigne las medidas concretas que aplicarán para evitar el eventual riesgo para la población que podría tener la puesta en marcha la futura planta.
La saturación de la zona que señalan las autoridades es una realidad y ha sido especialmente grave en la cercana comuna de Puchuncaví, donde hay graves efectos negativos directos sobre la población.
En el caso de Concón, el problema podría ser menor y la presencia de la refinería de petróleo, de antigua data y por la cual se luchó largamente, ha atenuado su impacto.
Sin embargo, se debe tener a la vista el importante desarrollo urbano de esta joven comuna, lo que significa una mayor concentración y densidad de población que con variadas actividades, especialmente relacionadas con el turismo, podría verse afectada por un impacto ambiental negativo.
En este escenario se debe concluir que la postergación de la tramitación ambiental, con nuevos estudios y quizás modificaciones del proyecto mismo, es un hecho positivo en una materia en la cual, si bien es importante la generación, el valor final que está en juego es la calidad de vida de las personas.