"En la cosmovisión de los pueblos originarios está la respuesta para la conservación del planeta"
"Hay que aprender a mirar más allá de los ojos" advierte el antropólogo Manuel Muñoz Millalonco al analizar cuál es el aporte de la cosmovisión indígena. De visita en Valparaíso, donde aprovechó de dictar la charla "Cosmovisiones indígenas e interculturalidades desde el sur" invitado por el Instituto Norteamericano de Cultura, el especialista comentó el impacto del "Wekimün: Una escuela con y para jóvenes indígenas y sus comunidades", un proyecto intercultural del cual es director y que espera pueda ser replicado en Chile y otros países.
-¿Cómo se puede establecer la interculturalidad entre la cosmovisión huilliche y la occidental?
-El estudio de la cosmovisión apunta a comprender la interculturalidad en América Latina y en Chile. Pero no como un fenómeno que se da de manera fácil y horizontal, sino que a comprender lo difícil que es hacer interculturalidad cuando hemos vivido una historia de subordinación y de incomprensiones hacia la cosmovisión, hacia la forma de mirar el mundo de parte de los pueblos indígenas por el que llega. Aquí se uniforma todo, desaparecieron los pueblos originarios, nos transformamos todos en indígenas desde el norte hacia el sur, desaparecieron las identidades de los pueblos, y junto con ellos, su forma de pensar. Se produjo la negación total. Y ante la incomprensión de todo lo que era esta conceptualización del planeta, del universo, del propio ser humano y otras especies, lo que hace el que llega es satanizar, y al satanizar lo lleva a un campo de lo desconocido y por lo tanto, de lo malo. Eso genera que las próximas generaciones ya no conozcan aquello que es "malo" de lo propio.
-Se olvidan las raíces.
-Exactamente. Se aprende a olvidar y hay formas físicas para aprender a olvidar que generan bloqueos individuales en un comienzo, pero que en el colectivo se transforman en bloqueos culturales.
-El mundo occidental tiene una visión vertical, piramidal, mientras que la cosmovisión indígena es circular y orgánica. ¿Cómo se puede integrar? ¿Cómo pueden funcionar?
-En otro momento de la historia la solución habría sido quién convence a quién, quién conquista a quién, porque habría recibido un tratamiento ideológico. Pero hoy, en el análisis profundo que se hace de la cosmovisión y cómo desde ahí se observa la vida, hay una necesidad de recuperar, rescatar, aprender y desarrollar la cosmovisión en favor de todos. Vivimos en una casa común, formamos parte todos de lo mismo, todos respiramos el mismo aire, bebemos la misma agua, todos somos importantes, nadie es mejor que otro. Todas esas condiciones, que son evidentes, básicas de los derechos humanos de todas las personas, están presentes de manera orgánica y estructural en la cosmovisión originaria. Y en esa cosmovisión encontramos respuesta a aquello que nos ha estado fragmentando, partiendo por el propio ser humano, pero que alcanza todos los niveles de la vida. Tenemos una sociedad que ha clasificado todo, incluyéndonos a nosotros como especie. En unos mejores que otros, y que ha clasificado las clases sociales, que estratifica. Incluso en la medicina es más elocuente porque los pies son menos importantes que los ojos o el médico de familia es la especialidad más rezagada de la especialidad de las especialidades. Y todo eso está estructurado en una fantasía, en una ficción, y esa ficción es una pirámide. La idea de que somos piramidales no es verdad.
-¿Qué significa que la cosmovisión huilliche sea circular?
-Que nuestras relaciones son horizontales. En todos los niveles. Entre los seres humanos, pero también entre especies que poblamos un mismo ecosistema. "Wentruche" significa ser humano macho y "domoche" es ser humano hembra. Lo mismo ocurre con los animales. Todos están nombrados en su diferenciación sexual, pero mantienen la condición de especie. Y al ser humano se le coloca en el mismo espacio. Eso genera que el ser humano tenga una relación con las otras especies en donde la comunicación es constante. Cuando aprendes a mirar el bosque empiezas a mirarlo desde el lenguaje de las plantas. Y las plantas hablan desde su movimiento, desde su color, desde su energía. Y eso es verdad. Pero para poder observar aquello tienes que observarlo, tienes que detenerte, tienes que relacionarte con los otros elementos de la naturaleza como tal.
-Lo circular parte desde lo social hacia lo individual…
-Exacto. Eso es muy elocuente porque la concepción de salud, según la definición de la OMS, es que es el bienestar "biosicosocial del individuo". Es del año '78 y que se ha enriquecido a través de los años, pero mantiene ese soporte. En cambio en la definición de salud de la cosmovisión huilliche, en la cosmovisión indígena en general, la enfermedad siempre viene desde afuera, nunca surge de adentro. Por lo tanto, la concepción de "conmemoñén", de salud, de equilibrio, es el "bienestar sociosicobiológico". Tiene que ser una comunidad que está en equilibrio, una familia que está en equilibrio para que el organismo biológico esté en equilibrio. Cuando tu organismo biológico se enferma es porque algo ha pasado o está pasando afuera. Claramente la medicina indígena impacta en el síntoma, pero se preocupa de corregir, observar, y sanar aquello que está alrededor.
-¿Cómo se relacionan o pueden convivir dos visiones opuestas?
-Creo que cada vez hay una mayor coexistencia de estas visiones. Y cada vez hay más elementos que el propio conocimiento te entrega porque la ciencia se declara buscadora de la verdad y cuando la encuentra, la valida. Y en ese sentido las cosmovisiones dan cuenta de que la concepción temprana del universo en los pueblos indígenas es elocuente. ¿Un ejemplo? La concepción de "chaucó". Nuestros pueblos originarios hace miles de años saben que los seres humanos somos "agua reunida", pero la teoría de que nuestra conformación de agua es superior al 75% es nueva en occidente. El pueblo originario llegó a la conclusión tempranamente de que somos "agua reunida" y si lo traes a colación en el siglo XXI, puede pasar algo diferente que no sea la sorpresa, y es querer seguir aprendiendo. Porque, además, eso significa que en ese espacio de la reflexión humana hubo otras metodologías, otras herramientas para conocer el mundo que probablemente ni en la cultura, ni en la ciencia occidental todavía no se han desarrollado. Entonces, para avanzar en conocernos como especie y como planeta -como un espacio que soporta la vida- y comprender la vida, es urgente que conozcamos las cosmovisiones originarias porque allí están los elementos que van a superar nuestras ambiciones y no seguir mirando sólo empleando nuestros ojos a través del microscopio. Hay otras herramientas para el conocimiento que hay que compartir, hay que comprender y utilizar en favor de la conservación de la vida en el planeta.
-¿En esa cosmovisión estaría la clave para esa conservación?
-La especie humana tiene que desaprender, desafectarse de la idea de cambiar las cosas a través de la muerte. Estamos esperando superar la crisis de sobrepoblación a partir de la muerte de los demás; no estamos buscando soluciones distintas. Y como especie hemos aprendido a matar desde la concepción occidental y patriarcal. Pero están todos los otros ámbitos del saber que son respuestas a la conservación de los alimentos, a la conservación de los recursos naturales, que son respuestas a la superación de los problemas de inequidad que hay de acceso a tener bienestar, en el sentido de tener buena salud, por ejemplo. Formas de educar, metodologías, construcción de conocimiento o el Wekimün, es un cotidiano en el pensamiento indígena y es un paradigma que está súper lejos, sólo enunciado en el mundo de la ciencia.
-¿Cambiarla forma de pensar?
-Sí. El conocimiento cambia la forma de pensar. Hay una resistencia a conocer sobre la historia, sobre el pensamiento, sobre la epistemología indígena y se prefiere saber más de Europa, incluso de Asia o África.
-¿A qué lo atribuye?
-Eso es producto de la identidad menospreciada que está instalada en nuestro colectivo porque hemos aprendido a subvalorar lo propio, pero eso que se aprende con conocimiento se desaprende y tenemos que desaprender para vivir mejor.
-En Chiloé hay una comunidad huilliche importante. ¿Cómo se produce el proceso intercultural?
-Tiene particularidades. Ha tenido que resolver históricamente sus problemas desde la insularidad, la conciencia de que el límite es el mar y que el mar hay que surcarlo con buen tiempo; la conciencia de que tu mundo llega hasta ahí te da un sentimiento de pertenencia mayor respecto de aquello que puedes perder. Los chilotes se sienten chilotes.
"La cosmovisión indígena es circular y orgánica, y la occidental es vertical. Está estructurada en una fantasía, en una ficción, y esa ficción es una pirámide. La idea de que somos piramidales no es verdad"."