Según investigaciones avaladas por la Organización Mundial de la Salud, cerca del 5% de los habitantes del planeta padece a diario los efectos de la disfonía, trastorno que se produce cuando las cuerdas vocales se alteran y no pueden vibrar de manera normal, lo que impide al afectado emitir su voz o dar a ésta las diferentes versatilidades requeridas.
Cuando se trata de alteraciones leves, la disfonía se suele manifestar como ronquera, carraspera, irritación o aspereza de garganta, pero en casos más severos puede derivar en dolor intenso al hablar o en la pérdida momentánea y total de la capacidad para producir sonidos, lo que también se conoce como afonía.
Aunque en nuestro país no encontramos una vasta cantidad de investigaciones sobre la prevalencia de este problema, sí existen estudios que indican que en Chile la disfonía corresponde a una de las enfermedades laborales más frecuentes reportada por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), representando un 32 % del total de patologías laborales. Los especialistas sostienen que el índice de prevalencia de este mal a nivel nacional es muy similar al mundial. A ello se debe añadir que la proporción es mucho mayor entre quienes hacen uso de la voz en forma profesional, en especial los profesores.
En efecto, un estudio realizado en 2015 por el Hospital del Trabajador reveló que tres de cada cuatro docentes chilenos que ejercen en la enseñanza básica y media presentan -de manera habitual- alteraciones considerables de la voz, como consecuencia del desgaste que sufren sus cuerdas vocales después de hablar, a diario, un promedio de cinco horas seguidas.
Quienes también se ven expuestos a problemas similares son los vendedores de ferias libres y, en menor medida, los locutores y cantantes.
"La aparición de estas anomalías dependerá de los hábitos y conductas de cada persona y de cuánto uso le dé a su voz. Por eso, además de afectar a quienes trabajan con ella, la disfonía también es recurrente en hombres y mujeres que suelen gritar, hablar o toser con fuerza, fumar tabaco o consumir líquidos demasiado calientes o fríos, entre otros. También quienes enfrentan situaciones de estrés, fatiga y tensión emocional", asegura la fonoaudióloga Cristina Carmona Soto, magíster en Docencia Universitaria y académica de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Valparaíso.
Características
La voz humana se produce como resultado de la vibración de las cuerdas vocales, que se abren y cierran al paso del aire proveniente de los pulmones que circula por la laringe.
Conductas o hábitos como los señalados pueden desencadenar distintos tipos de disfonía. A saber: disfonías funcionales (híper e hipotónicas) y orgánicas de base funcional.
"La primera es la más común y corresponde a trastornos vocales por un uso muscular excesivo e inadecuado. La segunda deriva de la anterior y refiere a lesiones a nivel de la cuerda vocal que son visibles anatómicamente. Otra posibilidad de patología vocal son las disfonías orgánicas que corresponden a lesiones más severas, como parálisis, que no se deben a un uso muscular inadecuado", precisa la académica de la Escuela de Fonoaudiología de la UV.
Aunque en general las personas saben qué acciones o situaciones son causa de disfonía, no siempre se preocupan de cuidar su voz.
La voz humana se estabiliza después de la adolescencia, por lo que son los adultos jóvenes el grupo del que más se espera una voz óptima. Sin embargo, a partir de entonces, pero especialmente después de los 45 años, se produce una involución natural de la misma, por lo que es doblemente necesario preocuparse de ella.
"Muchas personas no dan descanso a sus cuerdas vocales o ponen escasa atención a malestares, lo que contribuye a que la misma se transforme con el tiempo en una enfermedad crónica, en especial si no acuden a un especialista o no siguen los tratamientos adecuados", explica Cristina Carmona.
Precauciones
La ciencia avanza también en lo concerniente a las terapias vocales. Existen instrumentos sofisticados que nos entregan imágenes en vivo de las cuerdas vocales, como los nasofibroscopios y estroboscopios y programas computacionales que analizan las voces de las personas, los cuales entregan gráficos que permiten determinar si esa voz está dentro o fuera de la norma. Otros equipos permiten medir el flujo de aire y el cociente de contacto de las cuerdas vocales. Por lo anterior, la prevención es hoy más factible que nunca.
Entre las recomendaciones que entregan los especialistas para reducir la posibilidad de verse afectados por algún tipo de disfonía figuran: mantener hidratada la laringe, proteger la garganta y las vías respiratoria de los cambios de temperatura, evitar los aires acondicionados y la calefacción, respirar por la nariz y no por la boca, modular y hablar en forma articulada, no gritar ni forzar la voz, evitar fumar, beber en exceso y consumir alimentos irritantes, muy ácidos o picantes.
para cuidar y mantener saludable la voz?
Cuidados especiales
Para mantener una voz saludable los especialistas recomiendan, por ejemplo, la hidratación laríngea localizada, que se logra respirando a través de una gasa húmeda, durante tres minutos, varias veces al día; hacer vibrar los labios y la lengua. Además, sugieren variar la sonoridad y la altura tonal. Es importante que la persona siempre sienta facilidad y comodidad al realizar el ejercicio, para no generar daño en las cuerdas. Otra serie de ejercicios corresponde al "calentamiento vocal", que consiste en preparar la musculatura de las cuerdas vocales antes de dictar una clase, cantar o pronunciar un discurso realizando vibraciones labiales o linguales e ir subiendo la altura tonal, por ejemplo. De igual manera es importante "descalentar" las cuerdas, lo que implica dejar de hablar o mantenerse en silencio unos minutos, para dar descanso a las mismas y lograr que vuelvan a su tono habitual de conversación.
vida y salud
Cristina Carmona Soto,
académica de la Escuela de Fonoaudiología, Área Voz, de la Universidad de Valparaíso.