Actores de "Cabros de mierda" cuentan sus experiencias
CINE. Nathalia Aragonese y Daniel Contesse estuvieron en Viña del Mar como parte del Festival Internacional de Cine.
En 1990, y tras 21 años de suspensión, el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (FicViña) retomó la senda que iniciara Aldo Francia en 1967. Ese año en la competencia se presentó la cinta "Caluga o menta", de Gonzalo Justiniano, que terminó por coronarse con el Paoa a mejor largometraje. Ahora el realizador de "B-Happy" regresa al certamen de la mano de su más reciente producción, "Cabros de mierda", con la cual aspira nuevamente a quedarse con el máximo galardón.
Protagonizada por Nathalia Aragonese y Daniel Contesse, el filme se desarrolla en la población La Victoria en 1983, donde Gladys (Aragoneses) junto a su madre e hija reciben un día en su casa a un joven misionero llamado Samuel Thompson (Contesse), quien registrará cómo la población hace resistencia a la dictadura entre ollas comunes, niños sin padres y las primeras grandes protestas. Imágenes que fueron tomadas por el propio director en la época.
Película necesaria
Ambos actores estuvieron ayer en la primera proyección de la cinta en el marco del FicViña, donde aprovecharon de hablar de sus experiencias con la película, la que Nathalia Aragonese describió como "un proyecto con ribetes bien importantes, particulares y necesarios".
"Siento que es una película totalmente necesaria, que necesitamos este tipo de películas que son tan cercanas y tan necesarias para los chilenos. Y que afortunadamente tuvo el resultado que ha tenido", añadió refiriéndose al éxito que ha obtenido en cartelera desde su estreno el pasado 24 de agosto.
Contesse considera, en tanto, que es una producción "muy importante en el sentido que genera distintas reacciones en las diferentes generaciones. En las generaciones que son, por ejemplo, los pares de Gonzalo, genera una vuelta a una historia de la cual el tiempo había ido oxidando. Y para mi generación es poder ver la historia con otros ojos" que no son "necesariamente de nuestros padres o de nuestras familias, que son las personas que nos entregan esta historia, sino que verla por unos ojos que son un poco más objetivos y que nos permite entender ese periodo histórico".
Dos miradas
Ambos llegaron a la cinta de formas muy diferentes. Mientras que Nathalia -quien ha participado en filmes como "03.34 terremoto en Chile" y "El hombre aficionado"-, tuvo un trabajo previo yendo a la población La Victoria "con largas conversaciones y unas onces enormes", que le permitieron entrar en contacto con las mujeres y armar su personaje; Daniel se sumó cerca de dos semanas antes que comenzara el proyecto, siendo la primera vez -además- que hacía una película.
"Fue tirarme a una piscina sin idea si el agua estaba caliente, fría o si había agua. Y tuve la suerte de encontrarme con Natalia, con los otros actores, con Gonzalo, con un equipo que me entregó la confianza para poder hacerlo y poder hacerlo tranquilo, hacerlo contento, y poder desenvolverse en un espacio creativo que fue súper cómodo", cuenta.
Por otra parte, ambos concuerdan que la guía de Justiniano fue fundamental para llevar a cabo la película. Al respecto, Aragonese destaca que el guión, que escribió el propio realizador, "es un ejercicio de memoria que él hace, porque no es como inventar una película, sino que es escribir su recuerdo". Aunque advierte que a medida que iba avanzando el proyecto, "el guión desapareció. Pero era también increíble, porque ahí uno pensaba que Gonzalo tenía la película en su cabeza tan clara que yo me entrego y confío".
Daniel Contesse acota que "yo siempre sentí que Samuel era un poco una representación ficticia de lo que le había pasado a Gonzalo en esa época: llegar como un extranjero y encontrarse con una realidad que lo sobrepasaba". Por eso, cuenta, que le preguntaba muchas cosas al cineasta, "le trataba de robar un poquito de material".
Por último, la actriz comenta que otro de los aportes que tiene la película es que se filmó en la misma población La Victoria. Según comenta la gente se acercaba y, tras enterarse que estaban filmando una película, le iban contando sus historias. "Para ellos también era importante y se sentían parte de la película", finaliza.