En el salón del Directorio del Valparaíso Sporting Club un cuadro al óleo recuerda a Alfredo Jackson, quien fuera presidente de la institución entre 1924 y 1954. Junto a su hermano Juan, fue artífice de la consolidación del hipódromo viñamarino como uno de los más importantes del país. Con justicia una de las carreras más destacadas de la hípica nacional lleva su nombre.
Además don Alfredo L.S. Jackson, su nombre completo, era un entusiasta del deporte y dio gran apoyo al Valparaíso Paperchase Club y, principalmente, al Viña del Mar Lawn Tennis Club, conocido como Club Inglés, del cual fue su presidente honorario debido a que desde el directorio del Sporting le otorgó decisivo respaldo.
Bueno, todo eso es historia; el señor Jackson murió hace décadas, la raíz común, humana, que unía al Sporting con el club de tenis se ha secado y la antigua relación está convertida en un conflicto que ha saltado de las pistas y los courts a los tribunales.
El directorio del Sporting ha acordado poner término al comodato de 1952, que permite al Club Inglés mantener sus canchas en terrenos del hipódromo, donde venía funcionando desde 1920, precisamente por decisión de don Alfredo Jackson.
Esta determinación de Sporting S.A., propietaria de los terrenos, se viene anunciando desde hace tiempo, pero la directiva del tenis ha intentado mantener su ubicación, basada, junto a la tradición que significa su condición patrimonial, en los numerosos deportistas que utilizan sus canchas y las continuas competencias que allí se desarrollan. Hubo inicialmente, de parte del Sporting, un ofrecimiento económico estimado insuficiente por el club. La oferta fue retirada. Se cumplen los plazos para la salida del tenis, encontrar otra ubicación es difícil y una nueva instalación es costosa.
Para el presidente del Club Inglés, Sergio Cabezas, el camino no es otro que "dar la pelea". Así se ha llegado a los tribunales. El directivo acusa que "a los empresarios regionales que participan del directorio del Sporting les da exactamente lo mismo lo que significa el recinto para Viña del Mar y menos que el Club Inglés sea el más antiguo de Sudamérica… Todo el espíritu con que nació el Sporting ya no existe".
Y parte de la pelea anunciada es una petición al Consejo de Monumentos Nacionales para que el club, fundado en 1881, se declare como patrimonio histórico. Habría que ver hasta qué punto la patente patrimonial, merecida sin duda, se proyecta sobre la ocupación de los terrenos en disputa.
De cualquier modo, se trata de un conflicto entre privados, pero de proyección pública. Y esa condición pública obliga a buscar una solución justa, tarea en la cual alguna autoridad debe estar presente para acercar a las partes.