Símbolos importantes marcaron el primer debate en el que participaron los ocho candidatos presidenciales que figurarán en la cédula única de la elección de noviembre próximo: su realización en el Salón de Honor del Congreso Nacional, pues con todas sus fallas es el Parlamento base fundamental de la democracia. Además, la realización del encuentro fuera de la capital es una señal, mínima si se quiere, que las regiones existen, están vivas y tienen inquietudes. También se pueden sumar a estos símbolos el hecho que el debate, organizado por la Asociación Nacional de la Prensa, se transmitiera a todo el territorio por el canal de la Universidad Católica de Valparaíso, pionero de la TV en el país.
El formato del encuentro ha sido cuestionado pues no posibilitó el intercambio de posiciones entre los postulantes, pues cada uno de ellos respondió preguntas diferentes formuladas por los periodistas del panel. Sin embargo, hubo espacio para interpelaciones que buscaban discutir con el adversario.
Las posiciones de los postulantes en las diversas encuestas condicionaron el tono de las respuestas de cada uno. Los que marcan menos sabían que nada tenían que perder y, por el contrario, un discurso radical podría darles dividendos. Esto, salvo la postulante DC, que hizo una evocación positiva de la Concertación, generalmente denostada por sectores de izquierda.
Quienes muestran mejores números reafirmaron sus posiciones: Piñera, junto con rechazar acusaciones, insistió en la importancia de la clase media; Guillier, en tanto, se centró en derechos sociales, salud en particular, y sobre seguridad, criticó a los fiscales; y por su parte, Beatriz Sánchez, aludió al conflicto en La Araucanía y postuló un plan nacional de inversión con mayor participación estatal.
Durante las más de dos horas de debate se habló, entre muchas materias, de regionalización de impuestos y se eludieron temas, por ejemplo el relativo al megapuerto en la zona central del país, donde se enfrentan Valparaíso y San Antonio. Primaron respuestas de "buena crianza".
Es aventurado afirmar que tras este primer debate se produzcan muchos cambios en la conducta electoral de los votantes. Pero vienen más oportunidades para opiniones y confrontaciones en nuevos debates que se realizarán el 20 de octubre, organizado por Archi, y el 6 de noviembre, por Anatel.
Y son todos estos encuentros un aporte necesario a las decisiones ciudadanas, aporte de información y transparencia esencial en nuestro sistema democrático que debe contribuir a derrotar la desconfianza y la indiferencia electoral.