FOMENTO DE LA PARTICIPACIÓN LABORAL FEMENINA
ECONOMÍA. Mucho más que una política de equidad de género.
El 26 de septiembre, el presidente de la Comisión Nacional de Productividad, Joseph Ramos, entregó a la Presidenta de la República el informe denominado "Mujeres en el mundo Laboral: más oportunidades, crecimiento y bienestar", el cual recoge diagnósticos en relación a esta temática y propone 14 medidas de política pública para fortalecer la participación de la mujer en el mercado laboral formal. Lo novedoso del informe es el acento puesto en el impacto de una mayor participación laboral femenina en el incremento de la productividad del país.
La productividad mide la capacidad de producir una cierta cantidad de bienes y servicios, con un número determinado de recursos disponibles para ello: recursos naturales, trabajo, capital físico y tecnología. Aumentar la productividad significa que con los mismos recursos, se producen más bienes y servicios: Mejorar la productividad posibilita el crecimiento económico, el incentivo a la inversión, mejorar las condiciones laborales y el bienestar social para la población.
Los indicadores chilenos en esta materia se sitúan entre los peores, en comparación con los países que conforman la OCDE, transformándose en una verdadera "piedra en el zapato" para nuestra economía. Según el Informe Anual de Productividad 2016, de la Comisión mencionada, en los últimos 15 años se ha producido una desaceleración en la eficiencia de utilización de nuestros recursos. En los 90 la productividad contribuyó con 2,3 puntos porcentuales de crecimiento económico anual, desde el 2000 esta contribución se redujo a 0,1 puntos porcentuales. Específicamente en relación al factor trabajo, existe abundante evidencia de este diagnóstico; El Informe de Perspectivas de Empleo 2015, desarrollado por la OCDE, se indica que Chile está dentro de los 5 países (entre 38) con mayor cantidad de horas de trabajo, lo que refleja el bajo nivel de competencias de la fuerza laboral chilena, la calidad de los sistemas educacionales, de capacitación laboral, y también da cuenta de patrones que han afectado negativamente la calidad de vida y salud de las personas; lo prueban las estadísticas de licencias, las cuales son lideradas por los trastornos mentales. Según un informe elaborado por FONASA, SUSESO y la Superintendencia de Salud en 2016, el incremento anual en 2015 de licencias de origen común fue de un 10,1%.
Efectos de una mayor participación laboral femenina
En Chile un 48% de las mujeres que componen la fuerza laboral son parte del mercado formal del trabajo. Si bien ha habido un aumento desde 1990, cuando la participación llegaba a 30%, aún estamos lejos de las tasas de los países de la OCDE, con 61% de participación. Esto es ratificado por el Índice de participación y oportunidad económica para las mujeres, desarrollado por el Foro Económico Mundial (2016), donde Chile ocupó la posición 119 de 144, el peor evaluado en Sudamérica, y muy cercano a países con culturas machistas, o con cierta influencia Islam, como Turquía, considerando en ello las brechas de participación masculina versus femenina, diferencias salariales para trabajos similares, proporción de mujeres en cargos de gerencia y de representación política.
Según el análisis de la Comisión Nacional de Productividad, tomando como referencia parámetros macroeconómicos e investigaciones publicadas por la Subsecretaría de Economía en 2016, si Chile lograse llegar al estándar OCDE de 61% de Participación Laboral Femenina, incorporando alrededor de 900 mil mujeres al mercado laboral, se estima un aumento del PIB de un 6%, lo que aumentaría la recaudación tributaria en US$ 3.000 millones.
En materia social también existiría un fuerte impacto: un segundo ingreso a la familia mejora el acceso a educación, salud y pensiones. Bajo la perspectiva de la gestión organizacional, una mayor participación femenina permite contrarrestar los efectos del envejecimiento de la población laboralmente activa, al disponer de una base más amplia de talentos, impactando positivamente el desempeño laboral.
Aun cuando Chile muestra una brecha importante en materia de participación laboral femenina, el avance desde 1990 permite pensar positivamente en este espacio, como una palanca efectiva para impactar en el desarrollo socioeconómico del país, no sólo desde la política pública, sino que en todos los niveles empresariales y organizacionales. Ya no se trata solamente de una reivindicación social sustentada en el argumento de la equidad de género, sino de una herramienta con impacto significativo en la competitividad de la economía y en el bienestar social.
Recomiendo el siguiente link: www.comisiondeproductividad.cl/wp-content/uploads/2017/09/Informe_Recomendaciones_para_aumentar_la_Participacion_Laboral_Femenina_en_Chile.pdf .
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