"Si la movilidad en Viña y en la Región no se soluciona, el proyecto Las Salinas no tendrá éxito"
La comunión entre la participación ciudadana, las empresas y el Estado para diseñar ciudades propone la arquitecto, doctora en Urbanismo y consultora internacional María Elena Ducci, quien expuso en el VIII Encuentro Urbano Regional "Participación ciudadana para la ciudad que queremos", organizado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Valparaíso en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
La profesional, presidenta de Ciudad Viva -organización formada por líderes vecinales, pro-ciclistas, defensores del patrimonio, académicos y funcionarios de gobierno- y también es asesora de Inmobiliaria Las Salinas, que busca desarrollar un plan de remediación para el megaterreno ubicado en la recta del mismo nombre, en Viña del Mar, advirtió de la necesidad en ese caso particular de que, junto con mejorar la participación de la comunidad en el proyecto, es necesario que de aquí a su ejecución se mejore la realidad de transportes en la Ciudad Jardín, o de lo contrario será "imposible" evitar colapsos en el nuevo polo.
- ¿Qué tan importante es la participación ciudadana para planificar la ciudad? ¿Cuál es el rol de los ciudadanos?
- Creo que lo que importa no es el rol de uno como ciudadano. Lo que importa es que nos juntemos a trabajar juntos porque o sino no se puede ir hacia ningún lado. Se habla de participación, pero participación no es estar cada uno por su lado sin hacer nada; las empresas tienen que reunirse, ellos también son actores de la ciudad, con los grupos ciudadanos para definir una forma de decidir cómo hacemos ciudades. Mientras no nos juntemos a trabajar, y eso se puede hacer a niveles chicos, no necesariamente a niveles grandes... o sea, tenemos que pensar la ciudad que queremos juntos, pero empecemos por los barrios, empecemos con no seguir peleando proyecto a proyecto, porque las peleas parecen infinitas y cada uno tiene declarado enemigo al otro y eso no lleva a ningún lado.
- Pasa mucho eso últimamente, que comunidades se unen en la lucha contra diversos proyectos en sus sectores.
- Pasa todo el tiempo. Pero es que la única forma que tienen de reaccionar. ¿Por qué? Porque el sistema no les permite otra forma. Los municipios no preguntan antes.
- ¿Cree que, en ese sentido, fallan los municipios en conectar a la gente con las empresas que quieren hacer proyectos?
- Por supuesto que sí, porque no tenemos un sistema nacional de participación que integre a la ciudadanía en verdad.
- Pero, ¿podrían ser vinculantes?
- O sea, la participación que no es vinculante, no es participación. En todas las instancias. Pero los empresarios piensan que la palabra vinculante es que a veces la gente cree que significa que ellos van a decidir. Eso es absurdo, porque la gente también necesita entender que las ciudades tienen que crecer, tienen que densificarse. La discusión está en cómo queremos densificarnos. A veces la gente dice 'no me toquen mi casa' y listo. Aquí todo el mundo tiene un rol, el gobierno también, pero yo creo que la alianza más importante ahora es la que debe haber entre las empresas y la ciudadanía para presionar a cualquier gobierno de que cambiemos el sistema de hacer ciudades, y eso se puede empezar desde una comuna, un barrio, etcétera, pero es hora de llevarlo a todo el país.
- ¿Cómo ve que se desarrolla la participación y la relación estratégica que usted menciona en las principales ciudades de la Región de Valparaíso? ¿En Valparaíso, Viña del Mar?
- Estancada. Tremendamente estancada, porque qué pasa... que es lo que le pasa a la alcaldesa de Viña del Mar y eso lo dicen todos los empresarios: Congelamiento, congelamiento. Gritan lo suficiente los ciudadanos y congelan los permisos. Eso lo están haciendo muchos alcaldes porque no tienen otra herramienta.
- Últimamente eso ha ocurrido más en Valparaíso que en Viña.
- Y va a seguir pasando, porque no hay una forma alternativa de trabajar. Y esa fórmula alternativa tenemos que desarrollarla en conjunto, no sacamos nada con estar al otro lado y dispararnos.
- Usted trabaja asesorando desde el punto de vista de la vinculación con la comunidad a Inmobiliaria Las Salinas, justamente para su proyecto en Viña del Mar. ¿Qué tan difícil ha sido aplicar todo esto?
- Nosotros estamos intentando que el proyecto de Las Salinas integre la opinión de las comunidades. Estamos trabajando con todas las comunidades de Viña del Mar hace dos años y tanto, lo que pasa es que el sistema es lento y complicado y las resistencias internas son tremendas. Desde el principio planteamos que nos interesa lo que pasa en la ciudad, y que para que el proyecto Las Salinas tenga éxito, es importante que a Viña le vaya bien. Si no entendemos cómo está funcionando Viña, qué necesita, y ahí se inserta un nuevo proyecto, va a ser un problema más. Seguramente va a ser un problema estancado y estamos tratando de romper eso, y no es fácil.
- La comunidad ha tenido una fuerte oposición. Incluso autoridades del Gobierno Regional han objetado algunas decisiones.
- Ellos no tienen oposición al proyecto, tienen oposición a lo que han visto hasta ahora, porque el proyecto ha prometido cosas que todavía no está mostrando. De hecho, uno de los grupos que se creó como oposición, ellos mismos tenían propuestas que nosotros incluimos en nuestras reuniones ciudadanas al principio, lo que pasa es que si la cosa está en stand by empiezan a aparecer las oposiciones, y las oposiciones más fuertes comenzaron a aparecer con el Estudio de Impacto Ambiental, con los grupos ciudadanos inmediatos, que son totalmente esperables.
- ¿Esperables?
- Claro que sí. En cualquier proyecto grande surgen. En todos los proyectos en el país porque no hay sistemas para integrar ni trabajos con las comunidades para que ellos entiendan cómo se puede desarrollar la ciudad.
- Hay dudas de los vecinos de Santa Inés respecto a las vistas; también de si los macrolotes se usarán efectivamente de la forma propuesta o que lleguen empresas que los compren y hagan lo que quieran...
- Tienen toda la razón de tener esas dudas y hay que asegurarles de que eso no pase.
- ¿Cómo?
- Hay formas. No es asegurarlo porque sí, sino que asegurarlo a través de un sistema, una cuestión legal para que eso sea seguro. Hay que trabajar con abogados pero esas son dudas completamente razonables.
- Actualmente el proyecto está estancado por una decisión del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental respecto del plan de remediación propuesto por la empresa para el terreno, negativa que fue apelada por la firma.
- Más que eso, se está trabajando y hay un grupo de científicos locales, de acá, que están trabajando como comité científico de Las Salinas para darle una orientación que sea positiva para todo el mundo. Por eso nosotros también estamos trabajando con ellos, porque creemos que las empresas no deben ser vistas como el enemigo, las empresas también son un factor positivo y si las vemos como el enemigo, cada uno en un bando, no llegamos a ningún lado.
- ¿Cómo va a impactar este proyecto a la ciudad de Viña del Mar, considerando que es una ciudad con problemas de conectividad y atochamientos viales?
- Es que eso, si la movilidad en Viña y la Región no se soluciona, el proyecto de Las Salinas no va a tener éxito. Por eso nosotros estamos hablando de hacer proyectos urbanos e integrarnos a proyectos como lo que se está haciendo de movilidad regional, porque Las Salinas tiene que sumarse a un esfuerzo por mejorar la movilidad de esta ciudad, porque o sino al proyecto de Las Salinas le va a ir mal también. No es solo que va a impactar negativamente a la ciudad, a ellos tampoco les va a ir como proyecto bien.
"Las Salinas tiene que sumarse a un esfuerzo por mejorar la movilidad de esta ciudad, porque o sino al proyecto de Las Salinas le va a ir mal también""
"Gritan lo suficiente los ciudadanos y congelan los permisos. Eso lo están haciendo muchos alcaldes porque no tienen otra herramienta" "Tienen oposición a lo que han visto hasta ahora, porque el proyecto ha prometido cosas que todavía no está mostrando""