"Uno no ve un ánimo de sacar provecho político,
cosa que sí ha sucedido
en otros países"
Algunos puntos de la agenda papal
Lunes 15 de enero 20.10 hrs. Llegada al Aeropuerto Internacional de Santiago.
Martes 16 de enero 08.20. hrs. Encuentro con autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático en La Moneda. 09.00 horas. Encuentro con la Presidenta Michelle Bachelet en el Salón Azul de La Moneda. 10.30 horas. Santa misa en el Parque O'Higgins. 16 horas. Visita al Centro Femenino Penitenciario de Santiago.
Miércoles 17 de enero 10.30 Santa misa en el Aeropuerto de Maquehue, en Temuco. 17.30 horas. Encuentro con los jóvenes en el Santuario de Maipú.Jueves 18 de enero 11.30. hrs. Santa Misa en el Campus Lobito, en Iquique. 17.05 hrs. El avión papal deja Chile rumbo a Lima (Perú).
alfonso gonzalez
Mauricio Mondaca L. mauricio.mondaca@mediosregionales.cl
A cargo de visar presupuestos, coordinar la intervención de algún obispo o conversar con su grupo de trabajo en la Vicaría de la Esperanza Joven -uno de sus lugares de trabajo-, las semanas previas al arribo del Papa Francisco tienen al periodista y académico Javier Peralta dedicado a resolver y dinamizar los distintos desafíos que conlleva traer al país al segundo Pontífice luego del recordado viaje de Juan Pablo II, en 1987.
Asesor del Comité de Comunicaciones del Arzobispado de Santiago y con estudios de postgrado en la London School of Economics y en Harvard Kennedy School, Peralta maneja los hilos de una comisión que vela porque los tres días que el Sumo Pontífice pasará en enero en nuestro país sean un éxito.
El directivo aborda las críticas por el costo de la visita, de $ 4 mil millones, y asegura que las visitas de Karol Wojtyla y Jorge Mario Bergoglio son diametralmente distintas. Según él, no debe verse el viaje del Pontífice trasandino desde una óptica política y subraya que el líder de la Iglesia Católica llegará con un mensaje de modernidad con el que Chile ya lleva tiempo relacionándose.
"El Papa no viene a conceder un punto a alguno u otro. Viene a encontrarse con Chile y un mensaje en ciertos temas que para el país son muy necesarios de enfrentar, tales como la pobreza y la desigualdad, el cuidado del medio ambiente, las comunidades indígenas o la migración", comenta en esta entrevista, en la que detalla el plan y la logística para el recibimiento que tendrá el Papa en Chile.
- ¿Qué significa la visita del Papa Francisco al Chile de hoy?
- Creo que lo primero que debemos pensar es que esta es una visita radicalmente distinta a la que hizo el Papa Juan Pablo II. No solo ocurre 30 años después, sino que estamos en un contexto político y social distinto. Gran parte del país no fue testigo de la visita de Juan Pablo II, por lo que hay muchas personas que van a ser testigos de la visita de un Papa por primera vez. Eso tiene cosas buenas y malas: lo bueno es que hay gente que no ha experimentado esto; y de malo porque hay quienes se cuestionan por qué y qué beneficios le trae al país este viaje. Y estos cuestionamientos nos parecen no solo válidos, sino que importantes de atender. También es una visita distinta por el contexto en el que está la Iglesia hoy en día respecto de la población católica que ha disminuido respecto de 30 años atrás. Es una visita que si bien uno naturalmente la tiende a comparar con la de Juan Pablo II, no es muy comparable.
- ¿Entonces no es correcta una lectura política de la visita del Papa Francisco?
- Es que es difícil no hacerlo. No es lo correcto, porque es una visita pastoral, pero hay gente que se pregunta el por qué de la fecha, justo cuando hay un Gobierno saliente y otro pronto a asumir. Y eso es leer la visita con los códigos nuestros, a los que estamos acostumbrados. Pero el ejercicio más difícil es leer la visita en un código apartidista. El Papa no viene a conceder un punto a alguno u otro. Viene a encontrarse con Chile y un mensaje en ciertos temas que para el país son muy necesarios de enfrentar, tales como la pobreza y la desigualdad, el cuidado del medio ambiente, las comunidades indígenas o la migración. Quizás nosotros como país no hemos tenido el tiempo de abordar estos temas desde una lógica no partidista o no marcada por una discusión electoral o de sistema político y eso es lo más difícil.
- ¿Qué cree usted que piensan los fieles cuando leen que el Presidente de Bolivia, Evo Morales, se juntó esta semana con el Papa para plantear la demanda marítima en contra de Chile?
- Efectivamente, el Papa ya visitó Bolivia y ahora visitará Chile. También hay que pensar que el Papa no va a tomar partido por una posición u otra. Se trata de un Jefe de Estado y es respetuoso de las instituciones. El Papa sabe cuál es la situación de las diferencias entre Bolivia y Chile y que se está viendo en un tribunal internacional. No hay que esperar que el Papa se manifieste a favor de uno u otro país. Lo que dijo el Papa respecto del reclamo boliviano fue más bien en una lógica que, si la lees desde la lógica del conflicto, te pones sensible, pero fue una invitación al diálogo. Y es un tema que no fue noticia en ninguna otra parte. El Papa trata de evitar que su palabra sea utilizada políticamente. El Papa va a los lugares donde cree que puede fomentar una cultura del reencuentro. Y qué mejor que Chile, saliendo de un proceso electoral; de La Araucanía, donde precisamente hay un desencuentro. Y lo que vamos a ver en esta visita es cuán dispuestos estamos los chilenos a cambiar el tono de la conversación para aceptar un mensaje de encuentro.
- ¿Qué le puede ofrecer la sociedad chilena al Papa?
- La sociedad chilena tiene muchos elementos que el Papa rescata. Francisco no le hace el quite a la modernidad. Y Chile es un país que ha cambiado. Hay muchos países que han invitado al Papa y, de alguna forma, el Pontífice eligió venir a Chile y a Perú. Y en ese sentido lo que podemos ofrecerle es mostrarle en lo que estamos y nuestra diversidad: un país que está hablando de inclusión, de minorías, preocupado del medio ambiente y que está lidiando con esos temas todos los días desde diversos puntos de vista de la política pública. Todos estos temas están muy lejos de ser solo de los católicos. Tenemos mucho que mostrar porque estamos lidiando con temas de la modernidad que el Papa está tocando. Está el caso de la migración, con un Papa que ha estado presente en Lampedusa abordando esta temática. Es un muy buen momento para ponernos en "modo escucha".
- ¿Cómo se lee desde la comisión organizadora que la Presidenta Bachelet esté analizando no salir con el Papa a un balcón de La Moneda? , ¿cómo se ha vinculado la organización con el rol del Estado?
- Para nosotros, el rol que ha jugado el Estado en toda la preparación ha sido de un real compromiso y profesionalismo. El Estado ha trabajado de una forma muy silenciosa en esta labor. Uno no ve que haya un ánimo de sacar un provecho político de la visita, cosa que sí ha sucedido en otros países.
- Por ejemplo, el Presidente Juan Manuel Santos estuvo muy presente cuando el Papa Francisco visitó Colombia …
- Todos, el Presidente Santos, Evo Morales, el Presidente Rafael Correa. Probablemente, en Perú pase más. Aquí el Estado ha pensando que esta es una visita buena para el país, no para el Gobierno. Y eso se ha sentido. Nosotros estamos trabajando con 30 servicios del Estado y todos lo hacen de forma profesional, sin alardear ni búsqueda de protagonismos. Si ya se logró eso con la sola preparación, es un tremendo síntoma de cuán positiva puede ser una visita del Papa a nuestro país.
- ¿Entonces, que la Presidenta Bachelet no se asome al balcón de La Moneda con el Pap a no significa nada para la organización?
- Ellos van a estar juntos y va a existir una visita a La Moneda como corresponde. Creo que más bien es una cosa simbólica y no es el corazón de la visita.
La logística
- ¿Cuáles son los mayores desafíos de la logística de la visita?
- No existe un precedente de movimiento de gente de esta magnitud en un periodo reciente. Lo último que se puede comparar ocurrió hace 30 años, cuando nos visitó Juan Pablo II. Estamos preparándonos para encuentros que van a sumar más de 1,2 millón de personas en tres días consecutivos. Y no existe un manual que nos indique qué hacer cuando reunamos 400 mil personas en Iquique, 400 mil en Santiago y 400 mil en Temuco. Lo otro que presenta una complejidad inédita es que se trata de un Papa de un país vecino, país al que no ha visitado aún, por lo que tendremos la visita de muchos fieles argentinos. Hay una serie de variables en las que no existen precedentes y está el hecho de que la visita despierta gran interés entre los fieles argentinos. Y todo eso pone a prueba la logística y las capacidades. Que se reúnan 400 mil personas en Iquique requiere de una gran organización para que la ciudad pueda recibir a ese grupo de personas. Hay que trasladar vallas papales, pantallas y efectivos de Carabineros, entre muchas otras necesidades. Y no puedo desarmar lo que hice en Temuco para llevarlo a Iquique, porque no dan los tiempos.
- ¿Qué ciudades serán las que podrían registrar mayor atención en términos logísticos?
- Creo que las ciudades se van a ver puestas a prueba. Especialmente Iquique y Temuco, donde prácticamente duplicaremos su población por dos o tres días. Los nudos críticos estarán en los traslados para tratar de llegar a las misas o ver pasar al Papa.
- ¿Cuántos "Papamóvil" habrá en esta gira?
- Tres. Uno en cada ciudad. El de Temuco aún está en Santiago y va a ser trasladado prontamente. El de Iquique ya está allá, al igual que el de Santiago.
- ¿Cómo se decidió el horario de apertura de puertas para las misas masivas?
- En conjunto con Carabineros establecimos el número de puertas que se necesitan. También hay un tema de las características propias de los terrenos donde estarán los eventos. En Maquehue (Temuco) existirá un acceso. Intentamos buscar accesos alternativos y es difícil. Por lo tanto, en Temuco la cantidad de gente que debe fluir por un acceso hará que el periodo de llegada sea más largo. Y por eso es que las puertas se van a abrir en mitad de la noche. En Santiago e Iquique las puertas se abrirán a las 2 de la mañana, pero en Temuco se hará a las 12 de la noche.
- ¿Habrá torniquetes de seguridad en los accesos?
- Vamos a disponer de "mangas", que son muy similares a los accesos a los estadios o eventos culturales. Se trata de un pasillo en el que va pasando la gente de a una.
- ¿Si el llamado que están haciendo es a que la gente no cargue cosas, existirá alimentación o provisión de agua?
- Fundamentalmente hidratación. La gente naturalmente tiene que llevar cosas y Carabineros nos ha pedido que no lleven objetos contundentes. Sí será posible llevar un piso plegable o algo donde sentarse. De alguna manera, mientras más cosas lleven más lenta será la revisión, por lo que se alargará el proceso de ingreso. El llamado es acceder a la hora que se sugiere. Las puertas se cierran dos horas antes del evento, porque la gente debe estar en su respectiva parcela para despejar las rutas de acceso del Papa. Y si el camino no está despejado, no hay flujo del "Papamóvil", cuya cercanía con los fieles es uno de los momentos más bonitos.
- ¿Cuál es el ánimo de su contraparte en El Vaticano?
- La gente de El Vaticano está muy acostumbrada a organizar estas cosas. Ellos tienen una forma de operar, pero en general han sido muy poco exigentes en ciertas cosas. Y eso habla también del Papa Francisco, que es muy sencillo en sus exigencias, como, por ejemplo, que el auto no sea blindado. Hemos recibido una petición explícita de no hacer nada que no vaya a ser usado para la visita. El Vaticano deja bastante libertad en los preparativos, participan del programa y la preparación de las actividades y confían bastante en las capacidades locales para organizar.
-La Iglesia ha sido persistente en que el esfuerzo económico de la venida del Papa, que asciende a $ 4 mil millones, es algo de "una sola vez", saliendo al paso de quienes critican ese gasto. Pero desde el seno de la Iglesia han salido frases que han suscitado rechazo y que ponen en comparación este gasto con eventos como el Festival de Viña del Mar.
-Ahí hay una primera duda razonable y bienvenida y que apunta a cuestionar por qué una visita cuesta $ 4 mil millones. Y como comisión eso nos exige ser ultra transparentes y eficientes en el uso de los recursos. Una visita cuesta esto por la cantidad de gente que se mueve. Es tan costosa como alto el movimiento de personas. Del presupuesto de la visita, el 90% se va a las actividades masivas. Y es el mínimo que necesitan los peregrinos para tener las condiciones de seguridad y bienestar. Por ejemplo, en Iquique, estás transformando el desierto en una pequeña ciudad, con agua, electricidad, baños, aplanamiento de terrenos y accesos para gente con movilidad reducida o quienes querrán pasar la noche anterior. Cuesta encontrar cuánto costó la visita del Papa Juan Pablo II porque eran otros tiempos: nosotros fuimos transparentes y revelamos los números apenas los tuvimos. A diferencia de otros países latinoamericanos, acá en Chile la cultura cívica está muy diferenciada en cuanto a que la visita apostólica la financia la Iglesia y la visita de Estado la financia el Estado, que además se hace cargo de la seguridad de los peregrinos.
-¿Habrá una gestión pública de los recursos?
-Habrá una cuenta pública. Estamos exigidos por ley a hacerla en la medida que hay una normativa que le dio régimen tributario a las donaciones. También porque somos el primer país que asocia la visita del Papa a un plan de sustentabilidad que exige un plan específico en el ámbito financiero, social y ambiental. Y la premisa en el ámbito financiero es la transparencia, porque transparentamos lo que nos iba a costar y luego vamos a transparentar lo que nos costó, cuánto ingresó y cómo se gastó.
una imagen de la visita del papa francisco a colombia. "Francisco no le hace el quite a la modernidad", afirma peralta.
EFE/EPA/MAURIZIO BRAMBATTI