Un debate sobre el crecimiento económico
A mediados del año pasado tuve la oportunidad de leer varios interesantes artículos de Jorge Marshall sobre la trayectoria de bajo crecimiento que tuvo nuestra economía que, a su juicio, tienen causas que van más allá del ciclo económico. En dichos artículos el destacado economista hace un análisis de tres miradas o enfoques que nos han marcado en las últimas décadas: la primera inspirada en el Consenso de Washigton, que "apunta a mejorar los fundamentos de la economía, especialmente en las áreas en que estos se han deteriorado, como el clima de negocios, el ambiente regulatorio y el sistema tributario"; una segunda que "sugiere que para reactivar el crecimiento se debe aplicar un programa macizo de inversiones en infraestructura, a través de concesiones y de inversión pública"; y finalmente un tercer enfoque que "utiliza una perspectiva sectorial para identificar brechas de productividad y recoger las mejores prácticas internacionales para acortarlas, agrupándolas en un conjunto de actividades estratégicas, entre las que está la minería, las energías renovables, los alimentos y el turismo".
Para Jorge Marshall, cada uno de estos enfoques tiene limitaciones: "Si se aplican en forma aislada, pero cuando se integran en estrategias concretas de desarrollo pueden hacer aportes relevantes al crecimiento". En otras palabras, en el debate de la última década parece que hemos pasado desde una sobreestimación a una subvaloración del rol del crecimiento económico.
Si bien la economía chilena habría completado el 2017 un periodo de cuatro años con crecimiento promedio bajo el 2%, es importante constatar que la economía global estaría entrando en un ciclo de expansión amplia y sincronizada que abarcaría a países avanzados y emergentes y como planteó el Banco Central de Chile en el Informe de Política Monetaria de diciembre pasado, el Producto Interno Bruto crecería el 2018 en un rango de 2,5% y 3,5%, el cual se apoyaría en un escenario externo favorable, el fin del ajuste de la inversión minera y habitacional, la ausencia de desbalances macroeconómicos relevantes y una política monetaria claramente expansiva.
En una entrevista a la economista internacional, Dambisa Moyo, plantea que es necesario tener cautela con un optimismo excesivo de la economía global, pues "estamos en una situación donde hay muchos cambios ocurriendo a nivel global, los cuales son todos factores que hacen más difícil entender cómo y cuándo ocurre el crecimiento de una forma sostenible".
Retomando la argumentación central de Jorge Marshall, nos alerta a entender que los motores para impulsar el crecimiento serán muy diferentes a los que han sido hasta ahora y, en consecuencia, "el verdadero desafío que enfrentamos es inventar lo que viene" y nos llama a re-encauzar la estrategia de crecimiento del país, "reconociendo que los activos económicos, sociales, culturales y políticos disponibles en los territorios son más efectivos en la generación de soluciones concretas para las aspiraciones que tiene la población".
Alejandro Corvalán Quiroz
Director regional de ProChile