El expresidente del Gobierno catalán Carles Puigdemont aseguró ayer que es viable ser mandatario de esa región desde Bruselas gracias a las nuevas tecnologías, pero en cambio dijo que no podría ejercer ese cargo si es encarcelado en España.

En una entrevista en la emisora "Catalunya Ràdio", Puigdemont afirmó que la ley catalana prevé "usos telemáticos" para gobernar. Estas declaraciones pueden sugerir que el político catalán, que se postula como candidato a presidir el gobierno regional, no tiene intención de regresar a España, donde cuenta con una orden de detención por su implicación en el proceso independentista de Cataluña.

Puigdemont se marchó a Bruselas poco después de que el Parlamento catalán declarara de manera ilegal la independencia de esa región el pasado 27 de octubre, para no responder a la Justicia española por los presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos. Tras esa declaración de independencia, el Gobierno central cesó al Ejecutivo catalán, asumió sus funciones y convocó elecciones regionales que se celebraron el 21 de diciembre, en las que los partidos independentistas consiguieron mayoría.

El expresidente y candidato a la reelección descartó, no obstante, un regreso a España si su destino es la prisión, ya que "seguro" que "no se puede ser presidente si se es presidiario". Considera que es el presidente legítimo desde su elección en 2016 por el Parlamento catalán e insiste en que solo renunciaría a ser de nuevo candidato a la Presidencia si la mayoría del Parlamento de Cataluña le retirara esa autoridad.

Admitió que gobernar desde Bélgica no es lo que querría pero "entre presidente y presidiario, prefiero ser presidente", aunque indicó que "no pierde la esperanza" de que se retire la orden de detención, lo que "ayudaría mucho a poner las bases del diálogo" con el Gobierno español.

Puigdemont es el candidato de consenso de los independentistas, aunque sus anteriores socios de gobierno, ERC (izquierda republicana), mantienen la incertidumbre de si llegarán hasta el final en su apoyo a un candidato cuya elección podría ser ilegal.