"Cada uno debe recibir el mensaje del Papa antes de que el cambio comunitario se note"
La estadía del Papa Francisco en nuestro país quedó marcada por los potentes mensajes que entregó en las misas realizadas en Santiago, Temuco e Iquique, destacando valores como la misericordia, el respeto y la aceptación del otro.
El paso de Jorge Bergoglio por nuestro país tuvo momentos memorables, como su encuentro con jóvenes en Maipú, sus palabras dirigidas a los pueblos originarios e inmigrantes y su discurso en La Moneda en el que pidió perdón a las víctimas de abusos sexuales por parte de ministros de la Iglesia.
El Sumo Pontífice protagonizó, igualmente, una actividad en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica (PUC) en la que abordó la que denominó "falta de consistencia" de la sociedad actual. En la ocasión, el Papa Francisco afirmó que a causa de esa condición "líquida o ligera van desapareciendo los puntos de referencia desde donde las personas pueden construirse individual y socialmente".
Este discurso lo escuchó atentamente el rector de la PUC, Ignacio Sánchez, quien en entrevista con este medio destaca la cercanía del Santo Padre con los fieles, asegurando que tiene "una manera muy humilde, sencilla y genuina de aproximarse a distintas personas".
Ignacio Sánchez también analiza las palabras del Papa con respecto a la sociedad contemporánea. En ese sentido, califica la visita de Francisco como "motivante" para que cada individuo busque en su interior su convicción personal de promover los valores que defiende el cristianismo, para así lograr "un cambio comunitario que se note". Por lo mismo, destacó el rol que debe jugar la casa de estudios en la obtención de ese "cambio estructural".
En esta entrevista, el rector de la PUC aborda, además, la poca asistencia que tuvieron las misas del Sumo Pontífice en regiones, la polémica alrededor de la presencia del obispo de Osorno, Juan Barros, en las actividades papales y las palabras de apoyo que Francisco le dedicó respecto a la defensa de la identidad de la institución pontificia.
-¿Cuáles son, a su parecer, las lecciones más importantes que dejó el Papa Francisco en su visita esta semana a Chile?
- Una de las lecciones principales fue su forma de ser. Eso es lo primero que me tocó. Tiene una manera muy humilde, sencilla y genuina de aproximarse a distintas personas, autoridades, gente sencilla, vulnerable, que requiere más cuidados. Y eso lo hace en muchos gestos continuos. Aquí, en la Universidad Católica, fue extremadamente cercano y en todo momento se mostró muy disponible. Así lo sentí, compartiendo con la gente de manera muy cercana. Lo segundo es que el Papa traía unos mensajes muy claros. Cuando hace un acto de perdón por los abusos sexuales de la Iglesia. Cuando habla de la bienaventuranza y lo relaciona con la paz y la cultura de encuentro, personal y en comunidad. Cuando en Temuco condena la violencia, diciendo que por mucho que el proyecto sea de gran importancia, si se involucra la violencia, se pierde el sentido y la potencia de éste. Cuando insta a los jóvenes a realmente jugársela y perderle el miedo a las relaciones personales. Y aquí, en la Universidad, hace una analogía que puede ser muy sencilla pero también muy profunda, de conectar la mente, el corazón y las manos: el pensamiento, el sentimiento y la acción. Yo creo que sintetiza muy claramente no sólo lo que a nivel de una universidad se debe hacer, sino que también hace un barrido y una mirada muy amplia de la educación. Esta no puede ser solamente teórica o solamente emocional o enfocada en la acción, sino que estos tres aspectos tienen que dialogar. El mensaje que nos envió aquí tiene que mucho que ver con algo que a nivel de la universidad estamos trabajando y que está bajo el nombre de la interdisciplina. Va por entender que las distintas disciplinas dialogan entre sí, que las universidades tienen profesores, estudiantes, áreas disciplinarias muy diversas y variadas, y que la evaluación o análisis de los problemas tiene necesariamente que abordar la problemática de la energía, el agua, la pobreza, la educación, etcétera, con miradas que son complementarias pero diversas. Desde la sociología, la ingeniería, la pedagogía, la medicina, las matemáticas, etcétera. Me parece que sin mencionar específicamente la palabra interdisciplina, el Papa hablaba de la integración de los saberes, incluso habló de una alfabetización de los saberes, teniendo de base este trabajo interdisciplinario.
-Esta visita del Papa se dio en un contexto país muy especial, en un ambiente post elecciones con polarización. En ese sentido, ¿cree que fue una visita conciliadora?
-Nosotros venimos, más que por las elecciones, de varios años de bastante confrontación, siento yo. En algún momento, la palabra consenso pasó a ser mal vista, como sinónimo de renunciar a principios más que lograr un acercamiento en proyectos comunes. Y esto se agudizó, creo yo, en la misma campaña electoral y con el próximo término de Gobierno, de uno y otro lado. Ahora, en esta época nos toca esta visita que alguien podría haber dicho que quizás no es el mejor momento, pero me parece que, habiendo terminado ya la visita, uno se da cuenta de la importancia que ha tenido. Hubo varias polémicas antes de la llegada del Papa, pero me parece que durante los cuatro días que estuvo en Chile esas voces y esas polémicas quedaron bastante neutralizadas por los hechos, por el cariño de la gente. Ahora, a lo mejor esto es un paréntesis, vamos a ver si la próxima semana, en marzo, en abril, nos queda el impacto de la visita. Yo espero que sí. Pero me parece que los mensajes de reconciliación, encuentro, sentido de bien común, cuidado del otro, empatía, cuidar la casa común, son todos aspectos que debieran de quedarnos. Nosotros en la universidad hemos hablado que quizás lo más importante de esta visita es el llamado al cambio personal, porque el cambio personal de uno y de otro, y de otro y de otro, va sumando voluntades y eso finalmente va a ser lo que puede significar un cambio en la estructura social. Entonces, si nosotros queremos que ese cambio sea para preocuparse de los que necesitan más, de la relación de respeto, tiene que haber una recepción del mensaje al interior de cada uno antes de que ese cambio comunitario se note.
-En su discurso en la universidad, el Papa habló de una "falta de consistencia" en la sociedad actual, de que los valores están en una condición "líquida o ligera". ¿Cómo se pueden hacer trascender los valores del cristianismo?
-Lo primero es tener convicción personal de que esos valores son importantes. Yo ahí hago la analogía con lo líquido, porque apunta a que pueden escurrirse entre las manos. Si yo pienso que mis valores tienen una sustancia, una importancia que los solidifique, en la cual se pueda construir algo, ahí ya vamos teniendo algo más concreto. Entonces, se necesita convicción, mínimos estándares de acuerdos, de respeto y el cuidado por la dignidad humana. Si esos aspectos son sólidos y no líquidos, entonces no vamos a mofarnos del que es distinto, sino que vamos a considerarlo, respetarlo y cuidarlo como un igual. Y eso es algo que el Papa dijo muy sabiamente en su visita a la cárcel de mujeres. Dijo que una cosa es privar la libertad pero otra privar la dignidad y que no hay ningún derecho para hacerlo frente a ningún delito.
-En ese sentido, ¿cuál es el rol que estima adoptar la Pontificia Universidad Católica?
- Queremos ser una universidad que está muy inserta en el país. Siempre he dicho que esta universidad está abierta a creyentes y no creyentes. El porcentaje de católicos acá dentro es el mismo de afuera. A nuestros estudiantes los eligen por la calidad académica y nosotros los conocemos el primer día. No hay un proceso de selección más que el mérito. También tenemos profesores de distintos credos y que no son creyentes. Lo que queremos es que cuando se entre acá se respete la identidad de la universidad y se reconozca que es una universidad con una misión propia. En ese sentido, lo que queremos ser en nuestra sociedad es un espacio de discusión y discernimiento entre la fe y la cultura. Un espacio de diálogo entre las distintas disciplinas y un aporte plural a un conjunto de proyectos. Así como existe la Universidad de Chile, y tiene que existir y cumple un rol muy importante, pensamos que esta universidad cumple un rol muy importante: es una universidad regional, técnica, con énfasis en las humanidades. Cada proyecto cumple un rol y en el caso nuestro nos tenemos que distinguir por la calidad, la apertura al debate, la integración de los saberes, la acogida de los diferentes, y también por la clara misión e identidad que tiene esta institución. Sería una traición a nuestros principios de fundación si nosotros también nos hiciéramos líquidos y nos homogeneizáramos en todo el sistema. Ahí uno podría decir preguntarse qué es lo que ofrece esta universidad además de calidad.
-Cuando estuvo en la PUC, el Papa también tuvo una salida de libreto y fue muy enfático en respaldarlo por lo que hizo en el contexto de la ley de aborto. ¿Cómo se sintió en ese momento y qué significó para usted?
- Yo no conocía el discurso y fui el primer sorprendido con esa mención tan directa a mi persona y a la Universidad. Me sorprendí porque no es común que el Papa se dirija a una persona o situación específica, de hecho esta es la tercera universidad que visita. Entonces ya el hecho que viniera nos parecía que era un espaldarazo a nuestra labor en distinto ámbitos, como educativos y en la defensa de principios y valores. Cuando habló de coraje obviamente que me impresionó y me sentí muy respaldado y muy emocionado. Cuando se fue, antes de subirse al papamóvil, me dijo dos cosas que me dejaron muy impactado. Primero me dijo 'rector, las palabras que yo dije las siento de aquí (se señala el pecho), así que se las reitero y lo felicito'. Lo segundo que me dijo fue que tenemos que seguir persistiendo en el liderazgo que tenemos en Latinoamérica, porque hay muchas universidades que están mirando lo que hacemos nosotros. 'Ustedes son guía, luz y norte para muchas instituciones que quieren seguir el buen camino que ustedes están tomando', me dijo. Me estimuló a que siguiéramos en la misma senda y obviamente que cuando uno tiene una conversación así con una figura como el Papa es reconfortante, porque refuerza el trabajo que se está haciendo.
- ¿Cuál cree que será el impacto que dejará el mensaje del Papa?
- Fue una visita muy intensa, con muchas actividades en pocos días, de muchos discursos y muchas situaciones, por lo que es difícil evaluarla tan rápidamente. Pero me parece que hay situaciones muy altas y que van a tener mucho impacto. Creo que el reconocimiento de la vergüenza y el dolor por los abusos sexuales dentro de la Iglesia ya adquirió impacto mundial. Fue mencionado en cientos de medios en cientos de países y eso marca. En segundo lugar, el énfasis de "Mi paz les doy", el lema de la visita, y que en la misa del Parque O'Higgins se dedicó a ese mensaje. En tercer lugar insisto en su visita a la cárcel de mujeres. Me parece que ir a ese lugar es muy significativo. Quiero destacar también lo que dijo acá en la Universidad donde, junto con apoyar el trabajo que hemos hecho en temas de educación y de valoración de la vida, la invitación que nos hace es a salir de las universidades, a comprometernos con el territorio, y aportar a la sociedad. Finalmente, como base muy importante, quiero valorar la relación que tuvo con los pueblos originarios en Temuco. Es muy importante cuando dice que esto (buscar la convivencia nacional) no es existencialismo, no es cuidar a los pueblos originarios porque sean más valientes o porque tengan más precariedad, sino que es un reconocimiento al origen, a la historia, a de dónde venimos. Y es un agradecimiento a las personas que nos invitaron a habitar estos lugares.
-En las misas realizadas en Temuco e Iquique llegó mucho menos gente de la prevista. ¿Esto obedece a una baja en el catolicismo en nuestro país? ¿Esta visita puede ser un punto de inflexión en ese sentido?
- Por supuesto que estas visitas son siempre estímulos para crecer, motivarnos y renovarnos. Ahora, creo que en Temuco e Iquique hubo una sobreestimación de los extranjeros que viajarían. En Santiago reunió a más de 400 mil personas y reunir a más de 100 mil en ciudades más pequeñas no es menor. Siempre uno podría quedar con la sensación de que se podría haber atraído a más personas, pero me parece que también tenemos que tener una mirada de lo que ha significado esta visita en términos de seguridad, alegría y exposición y apertura del Papa con mucha gente. Me gustaría destacar, por ejemplo, las tardes de la Nunciatura (Apostólica, en la capital, donde alojó los tres días), donde el Papa llegaba y día tras día compartía con personas que se agolpaban para saludarlo. Su disposición a recorrer las calles en el papamóvil. Creo que ha sido una visita muy bien conducida y organizada en un tiempo bastante breve y yo me quedaría con eso. Vamos a tener varios meses para la evaluación a mediano y largo plazo.
- La presencia en las actividades papales del obispo de Osorno, Juan Barros, fue cuestionada por algunos. ¿Qué opina de esta situación?
-El Papa fue bien enfático (el jueves) al decir que espera evidencias para opinar de la situación del obispo. Yo, en realidad, al igual que el resto, miro esto de más lejos. No tengo información ni ningún antecedente a aportar. Solamente lamento que una visita se vea, no diría empañada, pero sí enredada con esta situación. Porque obviamente hay mucha gente que ha sufrido y que la imagen del obispo Barros le trae recuerdo de ese sufrimiento. También lo lamento mucho por todos los fieles de Osorno, porque han tenido una situación compleja que ya se extiende por varios años. Ahora me parece que es bien posible que, a raíz de esta visita, se reanalicen los casos, se busquen más antecedentes. Al pedir pruebas, el Papa se está abriendo a la posibilidad de volver a revisar el caso de manera objetiva.
"Los mensajes de reconciliación, encuentro, sentido de bien común, cuidado del otro, empatía, cuidar la casa común, son todos aspectos que debieran de quedarnos. Nosotros en la universidad hemos hablado que quizás lo más importante de esta visita es el llamado
al cambio personal".
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"Yo no conocía el discurso y fui el primer sorprendido con esa mención tan directa (del papa) a mi persona y a la Universidad", comenta el rector sánchez.
"Creo que el reconocimiento de la vergüenza y el dolor por los abusos sexuales dentro de la Iglesia ya adquirió impacto mundial. Fue mencionado en cientos de medios en cientos de países
y eso marca".
"Esta universidad está abierta a creyentes y no creyentes. El porcentaje de católicos acá dentro es el mismo de afuera. A nuestros estudiantes los eligen por la calidad académica (...)
No hay un proceso de selección más
que el mérito".
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