Desde fines de los años noventa, y en reiteradas oportunidades, se ha hablado de la posibilidad de construir un tren de alta velocidad que una a Valparaíso con Santiago. Cada vez que comenzaba a ser considerado como una posibilidad real, rápidamente, las contingencias, el poco interés, el alto gasto, y otros varios motivos, terminaban con derribar la iniciativa.
Hoy, nuevamente, escuchamos la noticia de que un consorcio privado tiene la intención de desarrollar y construir un tren, con capacidad para transportar pasajeros y carga, noticia que se ha recibido con gran entusiasmo. Evidentemente, con mayor entusiasmo se ha recibido la noticia que la inversión requerida sería con cargo a muchos inversionistas privados, sin necesitar de un subsidio del estado.
Sentimiento natural, considerando que uno de los dos motivos principales para no avanzar en la idea ha sido el alto costo de una iniciativa como ésta; el segundo motivo, la ausencia de voluntad política.
En estos tiempos en que la falta de consenso en la actividad pública y política se ha transformado en algo habitual, se necesita que se den los espacios de conversación y acercamiento de posiciones que permitan avanzar en objetivos comunes. La necesidad de lograr el desarrollo de nuestra gente y su entorno, mejorar la calidad de vida y lograr que haya oportunidades en la región, no fuera de ella, deben movernos a trabajar con mayor dedicación cada día. En este sentido, el tren se transforma en un compromiso ineludible, que nos llama a dejar de lado cualquier motivo que ponga freno al progreso y ponernos todos a disposición para lograr el objetivo.
Aplaudo y felicito la convocatoria realizada por la Fundación P!ensa, think tank regional, y El Mercurio de Valparaíso, quienes, conscientes de estos desafíos, pretenden reunir a autoridades, académicos, dirigentes y a todos aquellos que sueñen con una mejor región, con oportunidades y desarrollo para todos.
Estoy convencida de que este puede ser el puntapié inicial de ese desarrollo que queremos. Creo y espero que en esta ocasión no suceda lo mismo de siempre, ya que la realidad nos muestra que cada día son más las personas que viven en nuestra región, pero trabajan en Santiago; también que las vías actuales colapsan prontamente al menor aumento del flujo vehicular, basta ver lo que pasa cada viernes en dirección a la zona costera; que el turismo demanda un acceso rápido y expedito a nuestras costas y valles, y que el futuro PGE y toda otra inversión portuaria necesitará obras complementarias como ésta.
Desde ya, todo mi apoyo y gestión para que se concrete esta oportunidad para dar el (anhelado) salto al desarrollo que nuestra región merece.
María José Hoffmann O.
Diputada de la República