Sebastián Piñera finalmente hizo público el gabinete con el que gobernará a contar del 11 de marzo de 2018. La espera, en parte generada por la visita del Papa, hizo que cundieran todo tipo de rumores y la hermética e inesperadamente eficiente protección de los nombres llevó a que incluso circularan listados completos por las redes sociales.
En primer lugar, quedó claro que se privilegió experiencia y confianza en el equipo político. Nombres de la directa confianza del Presidente, como Chadwick o Blumel, aseguran la efectividad de un equipo que lleva trabajando, en términos prácticos, más de 5 años juntos. En los planos técnicos, la presencia de Felipe Larraín trae una muy necesaria tranquilidad respecto a la gestión de Hacienda, mientras que Valente aporta el necesario impulso para Economía.
Hasta ahí, todo bien, pero los necesarios balances políticos se dan con el nombramiento de Alberto Espina en Defensa. Si bien no es un área donde haya desarrollado su experticia, es la misma que en algún momento ocupó Andrés Allamand, quien como presidenciable de RN ostentó el mismo cargo. Allamand, por su lado, ve a su esposa, Marcela Cubillos, ubicarse en Medio Ambiente. Cartera que, si bien no es de primera línea, ha demostrado ser sensible después de los incidentes de Barrancones y de Dominga.
Otro ministerio complejo, como es Educación, ve a un abogado de conocido carácter y experiencia negociadora llegar a su timón. Varela deberá de enfrentar el intento de parte de la izquierda de volver a movilizar al mundo estudiantil. Es debatible si lo conseguirán, pero una mano firme en ese timón es fundamental.
No podemos dejar este recuento sin referirnos a Roberto Ampuero en la Cancillería. A primera vista parecería una excentricidad, pero revisando su perfil, se nota a una persona que viene de vuelta desde el marxismo, de fácil palabra, mundo y experiencia. Elementos que serán muy útiles para relacionarse con Evo Morales en el contexto de las consecuencias del fallo de La Haya por la pretensión boliviana de negociación con resultado cierto. También puede enfrentar en quizás mejores condiciones que otros la situación venezolana y sus particulares autoridades. También la compleja situación brasileña, sea lo que ocurra finalmente con Lula. Situaciones en las que quizás es más relevante el sentido político.
Al final del día, vemos cómo Piñera construyó un gabinete que le resulta cómodo, que tiene una fuerte experticia técnica y proyecta confiabilidad. Queda por definir quiénes serán los subsecretarios, jefes de servicio y autoridades locales, pero con este gabinete nadie debería de verse movido a escándalo o temor. Y eso es quizás lo más relevante.
Fernando Wilson
Profesor Facultad de Artes Liberales, UAI