Las noticias falsas, que contribuyen a la desinformación de las audiencias, son hoy un gran reto para el ejercicio periodístico. Con ocasión del Día de la Prensa, que se conmemora en la fecha para recordar la fundación del primer periódico nacional - "La Aurora de Chile" - es preciso meditar sobre una de las mayores amenazas para los ciudadanos y los medios: el constante dilema de lo que es cierto y lo que es falso.
Sucesos recientes han estado total o parcialmente relacionados con información engañosa. Entre ellos, la interferencia rusa en la campaña presidencial estadounidense; también, el resultado del Brexit, que determinó la salida del Reino Unido de la Unión Europea; y ahora la plaga de noticias falsas que alimentan y enturbian la crisis catalana.
Siempre han existido noticias falaces, que muchas veces se emplearon como armas de guerra. Pero, en nuestros días éstas se han incrementado de manera exponencial por las enormes facilidades que ofrecen las redes sociales para acoger, junto a información verdadera, un masivo volumen de noticias total o parcialmente falsas -mentiras a medias-, que siembran confusión y crean discordia entre los lectores. Hoy, cualquier persona que accede a la red puede producir información y opinión, y también consumir lo que más le llama la atención.
En páginas recientes, el papa Francisco hizo un llamado de alerta sobre la tentación de las noticias falsas, y sostuvo que ninguna desinformación es inocua. La Unión Europea creó un grupo de trabajo para combatir la manipulación en las redes, que difunden contenidos engañosos. El Reino Unido estableció una unidad de comunicaciones de seguridad nacional, que busca disuadir a quienes utilizan noticias falsas para influir en otros sucesos. Y, la cadena de noticias BBC acordó llevar el tema a los colegios para alertar a los jóvenes y desechar la desinformación.
Las miras apuntan preferentemente a los gigantes de la red, a Google y Facebook, que controlan buena parte de la distribución informativa y de la publicidad digital. Tienen responsabilidad a la hora de propagar contenidos que faltan a la verdad, pero ¿cómo separar la paja del trigo? Tarea difícil, porque estas mismas redes globales también sirven para la difusión del buen periodismo, con noticias y opiniones de calidad. Un control indiscriminado podría perjudicar a la libertad de prensa.
En Chile existe desvelo, no sólo en los medios de prensa, sino también en la academia y, desde luego, en las audiencias. ¿Será verdadera esta noticia? Los diarios que integran la Asociación Nacional de la Prensa, ANP, adhirieron con avisos propios a una campaña global de la "News Media Alliance" de Estados Unidos, y la "Asociación Mundial de Periódicos y Editores". La respuesta a la pregunta anterior es que la mejor garantía de veracidad es la información que publican medios confiables. Éstos cuentan con editores y periodistas profesionales, rigurosos con el manejo de la información, que identifican sus fuentes, y cuyos contenidos son verificados tanto por sus pares como por sus lectores.
La confianza de los lectores se recupera a través del compromiso ético con la verdad, que permite que la información no se manipule.
Ricardo Hepp Kuschel
Presidente de la Asociación Nacional de la Prensa