El "silencio electoral" precedió ayer la jornada electoral que se vivirá hoy en Italia, en que unos 46 millones de ciudadanos podrán participar de elecciones legislativas en las que se espera un nuevo avance de los partidos populistas y de extrema derecha, y de las que puede emerger un Parlamento sin mayoría estable.
La campaña, dominada por temas ligados a la inmigración, la seguridad ciudadana y la recuperación económica, tiene al eterno Silvio Berlusconi como una de las figuras más expectantes, cuya coalición de derecha y extrema derecha encabezó los últimos sondeos, aunque sin asegurar una mayoría plausible.
"Il Cavalieri" se paseó ayer por Nápoles saludando a simpatizantes bajo la lluvia. En el sur italiano la tendencia del voto parece más incierta, y Berlusconi prometió crear hasta 500.000 empleos en la región. El ex primer ministro, inhabilitado para ejercer cargos hasta 2019 tras una condena por fraude fiscal, tiene en Antonio Tajani, actual presidente del Parlamento Europeo, a su delfín político, y a quien eligió para presidir el Gobierno en caso de una victoria.
Pero la distancia en las formaciones políticas de derecha y extrema derecha no es menor. De hecho, en Milán, su aliado Matteo Salvini, que ha convertido al movimiento secesionista Liga Norte en un partido de extrema derecha similar al Frente Nacional francés, no apoya a Tajani.
"A partir del lunes, la Liga gobernará el país", afirmó tras reiterar sus ataques contra los migrantes y contra la Unión Europea, habituales en esta campaña.
En una entrevista con el diario Corriere della Sera, Berlusconi llamó a los italianos "para que comprendan que el único voto útil" es el que apunta a su coalición conservadora, a su juicio, la única capaz "de gobernar con estabilidad por cinco años". El ex premier manifestó que si su coalición no consigue apoyo necesario para gobernar y ningún otro partido está en condiciones de hacerlo, prefiere repetir elecciones.
La centroizquierda, a través de Matteo Renzi, del Partido Democrático (PD), criticó las viejas promesas de Berlusconi e instó al "voto útil" contra la extrema derecha.
"Solo el voto en favor del PD garantiza que no se deje el país en manos de Matteo Salvini", advirtió. Según él, una alianza postelectoral entre la Liga y los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5S) se transformaría en "una amenaza" al sistema político.
Fundado en 2009 por el cómico Beppe Grillo, el M5S causó impacto al obtener un cuarto de los votos en 2013 y podría convertirse en el primer partido del país. Pese a ello, tendría que establecer alianzas para poder gobernar.
Los últimos datos disponibles señalaban la existencia de entre 30% y 40% de indecisos y colocaban a la coalición de derecha y extrema derecha en cabeza con el 37% de intenciones de voto (17% para Forza Italia de Berlusconi, 13% para la Liga, el resto pequeños partidos). Luego aparecería el M5S (28%), la coalición de centro izquierda (27%, de los que el 23% serían del PD de Renzi) y el Movimiento de izquierda Libres e Iguales (6%).
En las últimas elecciones de 2013 votó el 75,2% del electorado, pero los medios italianos esperan una cifra más baja hoy, en parte por el mal tiempo que podría desanimar a muchos ciudadanos a votar.
La inmigración fue el tema de campaña
Según datos oficiales, los extranjeros con documentos que residen en Italia son cinco millones sobre una población de 60,5 millones de habitantes, es decir el 8%. La mayoría son rumanos (23%) seguidos por albaneses (9%) y marroquíes (8%). En los últimos cuatro años llegaron 690.000 extranjeros, en su mayoría provenientes de África subsahariana. Unos 500.000 serían indocumentados. Cerca del 70% de los italianos cree que "hay demasiados" extranjeros, según un sondeo del centro de estudios Eurispes.