Es fundamental que exista sintonía entre las Fuerzas Armadas y los poderes del Estado, en especial con el Ejecutivo, del cual dependen. Así, es importante que Alberto Espina, a pocos días de asumir el Ministerio de Defensa, haya realizado su primer contacto oficial con la Armada, lo que se concretó en una visita a dependencias y unidades de esa rama de la Defensa en Valparaíso.
Destacando que "no somos un país agresor", precisó que las FF.AA. deben estar preparadas para defender la paz, agregando que "tenemos que seguir avanzando en nuestras capacidades estratégicas… avanzar en lo que son nuestros acuerdos internacionales para custodiar adecuadamente nuestros mares y océanos y, así, garantizar la integridad territorial de Chile".
Lo planteado por el ministro, para el caso de la Armada, supone varios campos de acción que van mucho más allá de lo tradicionalmente castrense.
Están, por ejemplo, la acción ante el narcotráfico, amenaza permanente de alcance global, a lo que se suma la protección al medioambiente marino y sus recursos, agredido en las más diversas formas. Se suma a lo anterior la continua labor de protección a la vida en el mar que realiza nuestra Marina de Guerra, con despliegue de recursos humanos y materiales, además de las tareas de soberanía y asistencia social que cumple particularmente en la zona austral.
En el aspecto preventivo, la Armada atiende lo relativo a fenómenos costeros, como destructores tsunamis hasta caprichosos cambios meteorológicos propios de las variaciones del clima, materias que se vinculan directamente con la seguridad y calidad de vida de toda la población.
Desde un punto de vista general, la importancia de la labor de la Armada reside en la condición de potencia oceánica de nuestro país, con un extenso litoral que se proyecta al Pacífico y al continente antártico.
Dada la complejidad e importancia que supone la Armada es imperativo, como dijo el titular de Defensa, "seguir avanzando en la modernización de esta institución". Esta modernización implica inversión, alta inversión sin duda, que debe ser maximizada, pues los recursos siempre son escasos.
Pero junto a la inversión material y al perfeccionamiento de la tecnología propia, se debe considerar la formación del recurso humano, lo que se basa en una tarea docente en diversos niveles, desde las escuelas matrices hasta la alta especialización que entrega la Academia de Guerra.
El ministro Espina en su desempeño como senador conoció aspectos relativos a la Armada y a la Defensa Nacional en general, pero ahora su tarea adquiere carácter protagónico en la necesaria sintonía mutua, sin suspicacias, del mundo civil y el no siempre comprendido mundo uniformado.