Primera cirugía para mejorar el mal de párkinson en un hospital público
VALPARAÍSO. Operación efectuada en el Van Buren le permitió a Carmen Guzmán volver a llevar una vida normal gracias a un estimulador cerebral que buscan ingresarlo a Ley Ricarte Soto.
"Volví a la vida", fue la categórica afirmación de Carmen Guzmán, paciente de 52 años que sufría un severo y avanzado estado del mal de párkinson que le impedía llevar una vida normal, difícil etapa que para ella hoy es sólo un mal recuerdo, puesto que se sometió a la primera intervención quirúrgica realizada en un hospital público en la que se le implantó un electrodo en su cerebro que hoy la tiene prácticamente libre de la rigidez corporal y movimientos involuntarios que caracterizan a dicha enfermedad.
"Soy una persona afortunada porque he nacido dos veces", dijo Carmen, oriunda de Puchuncaví, agregando que "cuando tuve la cirugía, en diciembre del año pasado, yo volví a nacer, he vuelto a nacer porque he vuelto a tener vida, he vuelto a disfrutar, he vuelto sonreír, a conversar, a expresarme, cosas que no podía hacer".
El párkinson comenzó a sufrirlo en 2008 "y en el año 2010 recién se me diagnosticó la enfermedad. Últimamente ya no tenía vida, yo era una persona totalmente autovalente, que hacías muchas cosas, entonces de repente, que tuviera un cambio 100% fue terrible, porque no podía bañarme, no podía ni siquiera lavarme los dientes, algo tan fácil, tampoco podía vestirme, si yo quería acostarme también tenía que pedir ayuda, entonces ya no tenía vida", recordó la paciente, hoy prácticamente sana.
Uno de los médicos que participaron en la operación es Carlos Bennett, neurocirujano del hospital Van Buren y de la Universidad de Valparaíso, quien detalló que "el procedimiento consiste en un electrodo o una sonda que mide unos dos milímetros de espesor, que va insertada en el cerebro dentro de un punto muy específico, que es el núcleo subtalámico. En la localización de este punto específico radica la principal dificultad de la cirugía, porque para localizarlo se requiere un equipo multidisciplinario de electrofisiólogos, neurocirujanos, neurólogos".
Además de ello, los especialistas le implantaron a la paciente una batería subcutánea en la parte superior del tórax -responsable de entregarle energía al estimulador cerebral para que éste, a su vez, pueda enviar impulsos eléctricos al cerebro-, la cual es recargable en forma externa y dura alrededor de diez años.
En cuanto al tiempo que toma efectuar la operación, Bennet puntualizó que "esta cirugía, en promedio, dura unas seis a siete horas, y en este primer caso nos demoramos alrededor de diez horas. Esperamos que futuras cirugías puedan ser un poco más breves".
Bennet destacó que "todos los médicos del equipo son también docentes de la Universidad de Valparaíso, y gracias a eso pudimos llevar a cabo este plan que duró dos años e involucró la compra de equipos que el hospital posee y la capacitación de distintos especialistas: neurocirujanos, neurólogos, psiquiatras, y todo eso nos permitió estar en condiciones de ofrecer esta cirugía".
En tanto, la neuróloga Lilian Acevedo, especialista en trastornos del movimiento, agregó que la cirugía está indicada para pacientes que padezcan la enfermedad "por lo menos desde hace cinco años y que presentan dificultades en su calidad de vida, que pueden estar rígidos, sin poder moverse y con mucha dificultad para realizar y tareas de motricidad fina, y también las tareas más gruesas, y que fluctúan de esa rigidez a tener movimientos incontrolados, en los que todo el arsenal farmacológico con el que contamos no es capaz de producir una mejora en este escenario".
Acevedo destacó los efectos que produjo la cirugía en la paciente Carmen Guzmán, pues ahora sólo tiene algunos momentos con leve rigidez, mientras que los movimientos incontrolados prácticamente desaparecieron.
Para poder realizar la operación, el Hospital Carlos van Buren realizó una inversión cercana a los $ 200 millones con el fin de adquirir el equipamiento clínico necesario para practicar intervenciones de estas características, que sólo se realizaban en tres clínicas privadas de Santiago.
"Con esta acción nos ponemos a la vanguardia del tratamiento de una patología gravísima que es altamente invalidante. Estamos orgullosos del trabajo de nuestros especialistas, que por cierto no habría sido posible sin el respaldo de los funcionarios del hospital. Este es un gran logro para el sistema público, que abre la puerta para que el Ministerio de Salud considere esta patología dentro de la tercera fase de la ley Ricarte Soto, donde nosotros nos vamos a adscribir como prestadores", dijo el director del hospital Van Buren, doctor David Gutiérrez .
El estimulador cerebral tiene un costo de $ 20 millones, por lo que el doctor Bennet hizo notar que "el único limitante actualmente es el financiamiento, la compra de cada dispositivo, que en estos momentos no está financiada y sólo la puede hacer el paciente. Nosotros tenemos la esperanza de que a futuro esto pueda estar involucrado en un plan de gobierno que le dé sustentabilidad".
En ese sentido, la directora del Servicio de Salud Valparaíso San Antonio (SSVSA), Alis Catalán, destacó que "para la población realmente es una intervención quirúrgica que mejora bastante la calidad de vida, sin embargo, se abren dudas respecto al financiamiento de esta prestación, y así es como muchas cosas suceden en Salud, que los médicos son mucho más innovadores y se van desarrollando, por lo tanto, todo el aparataje administrativo debe ir de la mano también de ese desarrollo".
A raíz de ello, la directora del SSVSA adelantó que "vamos a generar las instancias para que, a través de Fonasa, estas prestaciones puedan ser analizadas y puedan entrar en una codificación de manera que los pacientes no tengan que incurrir en el costo del dispositivo. Se habla también de incluirlo en la Ley Ricarte Soto, lo cual sería muy beneficioso".
Por su parte, Carmen Guzmán, la paciente, sostuvo que "me parece terrible que la salud dependa del dinero, mi familia hizo un esfuerzo muy grande para la cirugía, pero hay gente que no puede hacerlo, los estimuladores son caros. Habíamos muchas personas ilusionadas con que ésta iba a ser una cirugía del sistema público gratis, yo esperé dos años y ya no podía más, así que mi familia tuvo que hacer el esfuerzo, con facilidades de pago, pero es penoso que personas que necesitan tanto de esto no puedan hacerlo, pese a que es algo que el sistema público podría financiar".
En ese contexto, subrayó que "solamente faltan los estimuladores, porque está el personal médico muy capacitado y también la infraestructura y equipamiento para hacer una cirugía que se puede hacer, siempre y cuando exista la voluntad de costear los estimuladores".
"Estamos en un buen camino, esto abre la puerta para la Ley Ricarte Soto, a la cual nosotros vamos a postular porque tenemos la posibilidad de hacer los procedimientos"
David Gutiérrez, Director del hospital Van Buren"
No es el método en que colaboró chileno
El científico chileno Rómulo Fuentes ha hecho noticia por avanzar de manera exitosa en otro dispositivo para mejorar el mal de párkinson. "Son dos cosas distintas, el otro es un estimulador medular, que es algo que todavía está en una etapa experimental. El que implantamos acá va en el cerebro y el otro va en la médula, y ese fue el que un chileno colaboró en su desarrollo, sistema que aún no se utiliza en el país. No es más caro, promete mucho, pero no es la terapia estándar, mientras que ésta se está utilizando desde hace un buen tiempo ya en Europa", explicó el doctor Carlos Bennet.
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Somos una de las regiones más importantes y relevantes para el país, pero históricamente postergada"
maría josé hoffmann, diputada