Con una mirada del ciudadano de a pie se puede afirmar que el Consejo Regional (Core) está dando una muy mala señal. Están paralizadas iniciativas de importancia para la comunidad y también la opción de lograr recursos para abordar tantos problemas que importan a la gente, como por ejemplo de salud o seguridad.
El punto es que en medio de tironeos políticos no se logra acuerdo para elegir presidente del organismo, ello debido a un quiebre entre Renovación Nacional y la UDI que frenó la posibilidad de llevar a la testera al RN Percy Marín, quien al apoyo de su colectividad sumaba los votos de la Democracia Cristiana. Marín logró 12 votos, en circunstancias que el quórum para la presidencia era de 14. Además, se anotaron 14 abstenciones, entre ellas 4 de la UDI, otra de Evópoli junto a una de la consejera independiente Amelia Herrera. Claramente, aparece en esos números un quiebre del oficialismo. A ese diferendo se agrega la elección del consejero de Isla de Pascua, donde no se habría respetado la prioridad que tendría el candidato de RN Felipe Cereijo, siendo desplazado por otro personero de esa misma colectividad, pero con votos UDI, FA y Nueva Mayoría.
El consejero Manuel Millones, quien aparecía como postulante a la presidencia con la bandera de la UDI, acusó de toda esta situación a "un sector de RN, liderado por el senador Francisco Chahuán, que no estuvo disponible para llegar a un consenso solicitado por el intendente".
Lógica la gestión del intendente, especialmente si se está frenado el trabajo del Consejo que debe nombrar 18 comisiones que deben poner en marcha importantes proyectos regionales. Todo está postergado para una reunión plena del 5 de abril.
Este episodio, fuera de los efectos paralizantes señalados, daña, una vez más, la imagen misma de la política, donde para ese ciudadano de a pie resaltan más las aspiraciones personales que el espíritu de servicio público que debe primar en organizaciones fruto del voto popular.
En gran medida, tras esta situación aparece en el horizonte la elección de gobernador regional, cargo nuevo, pero que podría no lograr mayor interés ciudadano, traduciéndose ello en baja votación popular y reiterándose así una indiferencia que daña severamente el sistema democrático.
Quienes hoy detentan cargos de elección popular deberían asumir en sus actuaciones la responsabilidad que tienen ante la ciudadanía, no únicamente en el desempeño formal de sus funciones, sino que también en el resguardo de la legitimidad y representatividad de las instituciones que integran. Y esto es crucial en el caso de los Consejos Regionales, instituciones nuevas, supuestamente descentralizadoras, que deben convocar a la participación ciudadana.