La "New Left Review" es una revista inglesa que se publica desde la década del 60'. En términos generales, expone ensayos académicos que abarcan desde la política mundial hasta el cine. Como su nombre lo indica, el propósito inicial del journal era analizar y comentar la teoría marxista. Esta fue la revista escogida por el español Pablo Iglesias para exponer los fundamentos de su partido político: "Podemos". En un ensayo publicado hace un par de años, el ahora diputado español se atrevía a explicitar los elementos fundacionales de la colectividad. El relato de Iglesias sorprendía por su sinceridad. No tenía complejos a la hora de exponer las raíces "gramscianas" de su movimiento, ni tampoco a la hora de explicar cómo los programas de televisión podían ser eficazmente instrumentalizados para crear partidos políticos y vender asesorías comunicacionales privadas. Y es que, si bien sus declaraciones no eran especialmente reprochables, el ensayo de Iglesias exponía, sin tapujos, las verdaderas intenciones políticas y electorales de este nuevo grupo, algo bastante inusual en el siempre bien resguardado mundo partidista.

Sin pretender profundizar en el texto de Iglesias, me gustaría compartir dos puntos. El primero se relaciona con la lógica anti-establishment que subyace a "Podemos". En la visión de Iglesias, el fantasma de la crisis orgánica española habría generado las condiciones adecuadas para la articulación de un discurso dicotómico, capaz de elaborar un constructo ideológico que facilitara el conflicto entre los temas populares y las elites. La segunda idea atañe directamente a Chile, pues, en la visión del grupo español, Latinoamérica habría ganado una década en la interpretación de estas dificultades orgánicas. Nuestro vecindario ofrecería, de esta forma, nuevas herramientas teóricas a la hora de interpretar la realidad ibérica. Focalizándose en el Bolivia de Morales y en el Ecuador de Correa, "Podemos" comienza derechamente a hablar de la necesaria "latinoamericanización" del sur de Europa.

Considerando estos dos puntos expuestos, puede llegar a comprenderse el paradójico comportamiento del Frente Amplio -reconocidamente cercano al "Podemos" de Iglesias-. Se entienden las dificultades de sus dirigentes a la hora de apoyar a Guillier en segunda vuelta, la propensión a escudarse en la lógica del "todos contra Piñera" para no aliarse con partidos tradicionales e, incluso, la decisión del colectivo de no observar los alegatos bolivianos en el palacio de La Moneda. Y es que, si bien esa sala representaba el republicanismo tan apreciado por los chilenos, también los vinculaba a esa elite que con tanto esfuerzo han repudiado. Se entienden, también, las selfies con Evo Morales en el cambio de mando y hasta, incluso, el delirante apoyo de Florcita Motuda a Bolivia.

Considerando todo lo anterior, el problema que subyace a estas (erráticas) decisiones del Frente Amplio lo encontramos en el mismo texto de Iglesias. Bajo la lógica del madrileño, era la crisis orgánica -y el consecuente decaimiento de las ideas e instituciones tradicionales- los que generaban las condiciones necesarias para instaurar el discurso anti-establishment en España. Pero, ¿habrá acaso existido una crisis orgánica en Chile?

Sí, diría el progresismo, al menos hasta la histórica elección de Piñera. Desde ese día muchos constructos parecieron desvanecerse.

Desde ese día el Frente Amplio sencillamente no se halla.

Pedro Fierro Zamora

Director de Estudios P!ensa y Académico UAI

Un día como hoy de Marzo de 1928 se abrieron -por primera vez- las hermosas y sólidas puertas de una naciente institución para que una generación de jóvenes cruzara el umbral hacia el futuro. Las puertas de la entonces Universidad Católica de Valparaíso simbolizan desde hace 90 años, que se celebran este mes, la creación de la cuarta universidad en Chile. ¿Cómo pudo suceder aquello? Desde luego por la inspiración y la pasión de personas nobles que soñaron y dieron sentido a esta obra al servicio de la educación superior. Amaban el valor y la urgencia de la educación, sabían el significado que tiene para las personas y la tierra en que peregrinan. Pudo suceder en el Valparaíso emprendedor, creativo, reconocido como una fuerza clave del destino del país. Fue posible por la motivación nacida de la fe que fortaleció el espíritu filantrópico de una familia que hizo posible, con su donación, hacer la puerta que simboliza todas las puertas de la Universidad; las de estos noventa años y las del futuro.

El momento inicial está registrado en la prensa, en la información, la opinión y la fotografía testimonial; así como ha sucedido en la travesía hasta hoy. Esta Universidad es constitutiva de Chile, ambas historias interdependientes reflejan la hermandad existente. Por eso se reconoce que se trata de una institución de profunda y demostrada vocación pública, ligada a la construcción del país a través de un acto pionero fundacional y por la obra donada por decenios. Miles de titulados y graduados son los brazos constructores de la sociedad, cuyos pasos están registrados en el mármol desgastado de las escalas de la Casa Fundacional. Universidad valorada en todos los criterios de acreditación: la formación de pregrado y de posgrado, la investigación, la vinculación con el entorno y la gestión institucional responsable. Los registros históricos dan cuenta del espíritu pionero que ha impregnado cada tiempo, explorando y abriendo posibilidades que perfilan su presencia.

Al celebrar los 75 años S.S. Juan Pablo II le otorga el título de Pontificia. Aquello sucede por la valoración y significado de su obra y lealtad a la misión encargada. Así la conocen las nuevas generaciones desde entonces y así se dice de ella en el mundo. Tal como las personas tenemos un nombre que habla de nosotros y por el cual somos reconocidos, así la Universidad es en el presente y será a través de los tiempos la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Aquellos que sean parte de la celebración de los 100 años podrán mirar y dar cuenta a la sociedad acerca de cómo las personas que la habitan toman la tradición como fundamento de la acción. Esta casa de personas, lugar de encuentro, seguirá sirviendo a su país, abriendo cada vez las puertas a las generaciones del futuro. Sus exploradores seguirán abriendo caminos para dar respuestas a la humanidad. Así como lo han hecho los que han contribuido hasta hoy a su existencia, serán otras personas quienes sean parte de su comunidad para continuar la eterna construcción, fieles al sentido de misión que es el alma misma que le da vida, fuerza y sustento. Alma que hace todo posible, especialmente cuando recibe el afecto del mundo que la rodea.

Bernardo Donoso Riveros

Profesor PUCV

Quedará en el recuerdo esta semana (la del 17 al 25 de marzo) como una de las más políticas del último tiempo para la Región de Valparaíso, tan llena de señales, omisiones y aclaraciones en torno al rumbo que debe -o no debe- tomar nuestra sociedad en un cercano derrotero.

Referente a lo primero, aquello de las señales, el nerviosismo desatado en el oficialismo por el peregrino informe de la Subdere, dejado por la administración de la Presidenta Bachelet, en relación a la posible subdivisión territorial y la creación de la Región de Aconcagua, parecía un tanto desmedido antes de ver la reacción de la contraparte, principalmente de los alcaldes de aquella zona (encabezados por Patricio Freire, de San Felipe), cuyo corazón no está precisamente con el edificio de calle Melgarejo 669.

El portazo del subdere Salaberry (pocos días antes ya lo había sugerido el intendente) es sólo la reacción lógica de un Gobierno que no se va a perder en gastos ni burocracias innecesarias. En ello, la señal es clarísima: al que le guste, bien. El resto es música.

Y si de omisiones se trata, la subterránea campaña de la Municipalidad de Valparaíso por convencer a la población de que echar agua sobre las calles y veredas es sinónimo de limpiar, tampoco parece tener mucho sustento, como bien puede comprobarse todos los días de la semana (tipín 8 de la mañana) en la plaza Aníbal Pinto, el verdadero kilómetro cero porteño.

Párrafo aparte merece el nuevo plan de seguridad del Gobierno, lleno de redadas, detenciones e incautaciones de pelotas de marihuana prensada, pero sin respuestas a la riña que terminó con un nuevo muerto (asesinado con un cuchillo carnicero, tras una larga pelea) en la propia plaza Aníbal Pinto.

Pero si de conveniencia se trata, no hay ejemplo más mezquino que la falta de acuerdo oficialista por la presidencia del Consejo Regional, que no hace más que trancar proyectos y recursos, más aún en días como estos, cuando los trabajos en la Avenida España comienzan a generar problemas y ya hay algunos que le encuentran mal olor a la incompleta licitación original.

Para las aclaraciones está la Municipalidad de Viña del Mar, hace algunos días tan ofendida por la -a su juicio- injusta persecución de los medios de comunicación y la ciudadanía en torno a la deficiente administración y manejo de dineros en la Casa Consistorial, que terminaron siendo investigados por Contraloría. La falta de una comunicación clara y efectiva, aquella forma de hacer política digna de los años ochenta y la impresionante cantidad de horas extras y abultados sueldos denunciados no son dignos de la ciudad y la alcaldesa que tienen.

Eso, finalmente, y aunque todos digan despreciarla, es política. Que una micro pase o no cerca de su casa, es política. Que no asalten a su hijo cuando va al colegio, es política. Que uno pise excrementos en una calle que debiera estar limpia, es política. Que el taco en la principal avenida sea un infierno, es política. Que los dineros se ocupen en lo que deben ocuparse y no en prebendas y sandeces, por desgracia para muchos, también lo es.