Uno de los poemas inéditos de gabriela mistral que están publicados en el libro "Manuscritos. Poesía inédita".

Digitalizados en la Biblioteca Nacional, al alcance de todos los chilenos, hay muchos textos manuscritos de Gabriela Mistral (1889-1957). La investigadora Lorena Garrido hizo de ellos una lectura rigurosa, verso a verso. Este trabajo de rescate lo dirigió la editora y poeta Verónica Jiménez. Y como resultado de la labor de ambas, hoy hay veintidós poemas inéditos publicados en "Manuscritos. Poesía inédita" (Garceta). El material final está tomado de tres orígenes: el puño de la Mistral, el que dictó para otras caligrafías y algunos mecanografiados en papel. Una suerte de hallazgo que estaba a simple vista.

Esta edición abulta la paradoja nacional llamada Gabriela Mistral, más querida en otros países que en Chile. ¿Cómo no recordar que el Premio Nacional de Literatura lo recibió en 1951, seis años después del Premio Nobel de Literatura, máxima distinción a nivel global? Hasta esa fecha ningún libro de ella había sido publicado en nuestro territorio. Todos, en el extranjero.

El contenido de "Manuscritos. Poesía inédita" son textos desechados de las anteriores y contundentes ediciones de "Almácigo". Fueron tomados de su baúl de inéditos descubiertos de manera póstuma. El cofre llevaba la instrucción de ser enviado a Chile.

Las razones de la exclusión de estos poemas son explicadas por Garrido en el prólogo: "Estaban escritos en forma manuscrita con la letra imposible de la Mistral, lo que puede desalentar a cualquiera (…). Otra posible explicación es que algunos de esos poemas están incompletos, lo que tampoco me pareció una razón para desecharlos. Muy por el contrario, la mayoría solo carece de un término o dos dentro de alguna estrofa. Y, aquella falta, creo que deja aún más clara la manera de trabajar de la Mistral: su prolijidad y dedicación a una labor que, lejos de la visión romántica de la poesía, no fluye como el fruto de una inspiración, sino que es el resultado de un trabajo consciente y constante".

No es la primera vez que Verónica Jiménez -ganadora el año pasado del Premio Municipal de Literatura de Santiago en poesía por "La aridez y las piedras"- trabaja con el acervo de Gabriela Mistral. El 2016 editó "Ternura" en base a la versión que la Nobel revisó en 1945 y que fue alterada posteriormente, porque se la consideró no adecuada para niños. Se suprimieron textos y se agregaron otros infantiles. El año pasado Jiménez publicó una versión ilustrada para primeros lectores del conjunto de poemas "Cuenta-mundo", parte de las bibliotecas escolares Junji.

Qué dice aquí

"Manuscritos. Poesía inédita" está lleno de signos que muestran las horas de corrección, de paréntesis que contienen dos palabras cuando tiene que llevar una, vacíos de palabras por llenar e incluso partes que no se logran descifrar. Esto, que puede llevar a una recepción de trabajo en proceso más que terminado, es considerado por Verónica Jiménez como parte de obra: "Se han hecho este tipo de ediciones con otros autores y está probado que enriquecen la lectura. Con César Vallejo, por ejemplo, pasa algo parecido, las tarjaduras sirve para situarte dentro del poema".

Jiménez dice que "el criterio de esta edición es el de reproducir los manuscritos con todas sus marcas, algo que no se ha hecho hasta ahora. Anteriormente se han publicado poemas como 'terminados', uniendo incluso poemas distintos". Supone que "porque se ha intentado decirle a los lectores que el valor de los inéditos de Mistral reside en que son versiones finales, listas para ser impresas en libros. No creo que sea necesario sostener esa ilusión. Lo mejor es decirle a la gente: mire, Gabriela Mistral no dejó libros a punto cuando falleció, pero sí nos legó una cantidad importante de poemas en proceso. Algunos más avanzados que otros, la mayoría con varias versiones, y todos ellos forman parte del universo poético del que quiso hacernos parte. Porque son poemas que ella no desechó, que conservó en cuadernos. No se trata de textos encontrados en papeles olvidados".

Algunos de los poemas ni siquiera se pueden considerar desechados de publicación, sino que les faltaba alguna especie de remate. Otros son versiones del mismo texto, más de dos a veces. Para Jiménez no hay una verdad al respecto: "Se pueden conjeturar respuestas, pero la única que está probada es que en algún momento ella enfermó y decayó su actividad. Vemos que reescribía y corregía mucho y de sus correcciones podía sacar varios poemas. Eso es bien patente. Los cuadernos mismos son una metodología y en ellos se puede ver la forma minuciosa en que iba dándoles cuerpo a los poemas".

La conservación de las piezas por parte de la autora abre nuevas preguntas. Se reconoce en ellos una especie de satélite de sus grandes obras. No se puede explicar muy bien cómo textos que conservan la misma intensidad quedaron fuera. Acá se pueden leer como producciones en paralelo. Jiménez apunta especialmente a uno de los contenidos:"La tullida", en relación a "Lagar" (1954).

"'La Tullida' está destinado a ese libro, probablemente en la sección 'Locas mujeres'. Algo parecido podría suponerse de poemas como 'La gitana' o 'La errante', que es prácticamente ilegible. No es extraño si pensamos que el eje de su proyecto era el retrato de distintas mujeres. Y que ya estaba presente en 'Ternura'. Esto sirve como guía para el desarrollo posterior de otros textos. No sabemos si los desechó ella misma o siguió alguna sugerencia de dejarlos fuera", plantea la editora Verónica Jiménez.

Gabriel mistral

La investigadora Lorena Garrido explica que por señales en medio de los textos y en estilo algunos escritos se pueden identificar con determinadas épocas. Las referencias temporales de los poemas, además, sirven para ubicarlos. Marcan el registro geográfico, como su viaje a Puerto Rico o el devenir de su hijo mientras estaba en Brasil, cuando él decide suicidarse. La marca vital del nomadismo en la Mistral, para Jiménez, responde a que ella "transó con las instituciones con el único fin de desplazarse. Hizo el camino inverso al que describen los antropólogos como evolutivo en los humanos.Tal vez intuyó que lo pasaría mal en un medio masculino y letrado con su poética que nacía de la oralidad. Pero también la movió su afán de conocimiento".

Este aprendizaje se le devolvió en forma poética. En la síntesis de la naturaleza que parece un elemento fundamental, que brilla en esta publicación, según Jiménez. "A Mistral le atraía la fauna como impronta de los distintos paisajes que conoció. En el libro hay referencias a especies del Caribe y las Antillas: el coral, las palmas, el cafeto, las cañas. Sobre todo a las islas. Lo interesante es como esa naturaleza funciona como correlato de la existencia humana, que es algo que está en toda su obra", dice.

Gabriela Mistral representa un tipo de intelectual moderno y público en el sentido de su influencia en la esfera pública. Llevó a cabo programas educativos en diversos países, donde se la tenía en alta estima. En sus prosas, por ejemplo, se puede encontrar la crónica de la vida de Domingo Faustino Sarmiento en Los Andesm como profesor. Ella también hizo clases y decidió tomar como seudónimo Gabriel Mistral para participar en los Juegos Florales de Santiago -que hoy llevan su nombre- con "Los sonetos de la muerte". En "Manuscritos. Poesía inédita" homenajea a José Martí.

Jiménez ahonda en esta relación, y la amplía a otros intelectuales latinoamericanos: "Con Martí siente más cercanía, porque tenían afinidad lingüística, de vocabulario y sintaxis, y porque compartía el pensamiento de Martí, su ideario americanista y la apertura hacia lo indigenista y lo popular. Ella lo consideraba su maestro. Hay varias relaciones de trabajo y amistad. Con el mexicano José Vasconcelos, por ejemplo, emprendió todo un proyecto de reformación de la educación en México, que le dio la experiencia y la especialización que difundió después en sus conferencias. Tuvo también una relación afectiva e intelectual con la escritora venezolana Teresa de la Parra, con la argentina Victoria Ocampo y con el mexicano Alfonso Reyes".

"Manuscritos. Poesía inédita", no es para nada el fin de las publicaciones de inéditos de la Mistral, a juzgar por Jiménez, que se asomó a los archivos, a los que califica como un "océano".

Pero más que generar nuevas ediciones con otros textos, sugiere que es necesario hacer una edición de toda la poesía encontrada. "Tal como aparece en los manuscritos. Con todas sus marcas, sin cambiar títulos, sin juntar poemas, sin agruparlos o separarlos desde una visión subjetiva. Es un trabajo inmenso, que probablemente tendría que ser asumido por un grupo interdisciplinario en el que participen no sólo estudiosos de la literatura y de su obra, sino que también genetistas y expertos en caligrafía, por ejemplo. Hay que pensar en el valor y los alcances que tiene este legado. No hacerse cargo es eludir la responsabilidad que acarrea un privilegio como este: ser depositarios de todo lo que salió de la pluma de Mistral".

"Manuscritos. Poesía inédita"

Gabriela Mistral

Editorial Garceta

86 páginas

$12.000

la premio nobel gabriela mistral.

Por Cristóbal Gaete

"El criterio de esta edición es el de reproducir los manuscritos con todas sus marcas, algo que no se ha hecho hasta ahora"

Verónica Jiménez, editora

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