Valparaíso, la revolución congelada
Todos los problemas relativos a vivienda, desempleo, inversiones, turismo y seguridad tienen solución. Entonces, ¿por qué no se avanza? Existen tres ámbitos claramente detectados por organizaciones sociales, gremios, urbanistas, autoridades actuales y pasadas, opatipeladoscomo uno que acostumbran caminar por las calles del plan y los cerros. En Hispanoamérica insisten en mudar la Constitución como parte de su afanosa búsqueda del éxito social, político y económico. Proponemos que el Gobierno Regional, destine un 3% de su presupuesto, para programas de apoyo a la infancia.
En sus farragosas Resoluciones del Congreso Construyendo Alternativa (noviembre de 2016 a marzo de 2017), el Movimiento Autonomista (tienda política del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp) establece dentro de su "orientación táctica" la apuesta por la "construcción de un instrumento que dispute la conducción política de la sociedad en el ámbito social, institucional y gubernamental", básicamente anclando sus cimientos en la territorialidad, y así "construirse desde los conflictos locales para articularse, a continuación, con los conflictos de carácter nacional". Lo que se llama un plan de vuelo revolucionario.
Hoy, nadie lo discute, Valparaíso pide a gritos un cambio, una vuelta o, si así lo quieren, una revolución. Pero la verdadera revolución que Valparaíso necesita pasa por tres ámbitos claramente detectados y explicitados por organizaciones sociales, gremios, expertos urbanos, autoridades actuales y pasadas, o patipelados, como uno, que acostumbran caminar por las calles del plan y los cerros con los ojos abiertos, más que con la proyección del fin del neoliberalismo o el anti subsidiarismo reflejados en los Cuadernos de Coyuntura de Nodo XXI y editados, cómo no, en Santiago.
Primeramente, se coincide en un problema estructural de vivienda que puede tener sus bases en múltiples factores, tales como el crecimiento demográfico, urbanizaciones irregulares, accidentes naturales y de los otros, y la endemoniada geografía porteña, etc.
Una cosa lleva a la otra: el ordenamiento -a ratos comprensible, a ratos antojadizo- de la construcción pretendido por el municipio hoy no entrega a los inversionistas señales claras y, por ende, nadie o muy pocos están dispuestos a invertir un solo peso en la ciudad. ¿Por qué no abrir El Almendral y el Barrio Puerto a las inmobiliarias con reglas conocidas?
Un segundo punto es la siempre fallida apuesta turística, hoy golpeada por el abandono de los cruceros, con San Antonio como beneficiario directo de la incapacidad porteña para mantener ordenados, atractivos y limpios sus calles y paseos. Urge que los esfuerzos por limpiar la ciudad se noten en la práctica y ello no sólo es responsabilidad del alcalde de turno. ¿No será la hora de focalizarse en ciertos sectores, como bien se hizo en parte en el Mercado Cardonal, instalar baños públicos y elevar considerablemente las multas a grafiteros y a los responsables de aquel eufemismo llamado "incivilidades"?
Tercero, y no por ello menos importante, resulta ser el tema de la seguridad. Carabineros ha dado un paso y eso hoy se está notando en muchas esquinas de la ciudad. Sin embargo, debiera ser tiempo de poner coto a los permisos precarios para ambulantes, limitar decididamente las patentes de venta de alcohol -directamente relacionadas con la gran mayoría de delitos y problemas sociales- y, de una buena vez por todas, terminar con los casinos ilegales ("chumbeques") y los clandestinos.
El resto, bien puede quedar para los análisis en YouTube de la escuela de formación Eugenio González Rojas.
Constituciones
En el espectro político chileno, hay varios grupitos y aun partidos, que ponen sus esperanzas de regeneración en una nueva Constitución. En verdad tal es un mal muy común en Hispanoamérica. Él no existe en otras partes del mundo; notablemente, no existe en los Estados Unidos, entre las naciones que se rigen por constituciones escritas, ni en el Reino Unido, entre las que se rigen por constituciones predominantemente consuetudinarias. En Europa, un país que en su historia moderna se ha caracterizado, con todo, por padecer de un mal semejante, es Francia.
Hasta fines del siglo XVIII, ese país tuvo una muy estable organización política de tipo consuetudinario. En 1791 se dio una Constitución escrita que duró pocos años. En 1793 aprobó un nuevo texto que no alcanzó a entrar en vigencia. Todavía en 1795 pudo exhibir la Constitución del año III (que instituyó un "directorio") seguida por la del año VIII (1799) que creaba el régimen que se llamó el "consulado", renovada en 1802 (año X) hasta que en 1804 (año XII) fue emitida la Constitución del imperio napoleónico. En 1814 le tocó el turno a la Constitución de la restauración monárquica; pero en 1815 se volvió a la imperial con adiciones. Al cabo de los 100 días de Napoleón volvió a cobrar vigor la Constitución de 1814; pero en 1848 se dictó la constitución de la II república, reemplazada en 1852 por la del II imperio. Acabado éste, el país adoptó una nueva Constitución en 1875, la de la III república, que dejó de regir en la llamada república de Vichy desde 1940. Después de la II guerra hubo dos nuevas constituciones: la de 1946 de la IV república y la de 1958, de la V república, que ha sido la más estable y duradera, pues, todavía está vigente, quien sabe hasta cuándo. Como quedó dicho este panorama de apenas poco más de doscientos años ha sido ofrecido no por Perú, Bolivia o Venezuela sino por la prestigiosa Francia. No es que en Inglaterra, por ejemplo, no haya habido modificaciones importantes a su vetusta Constitución que data de la Edad Media, pero han sido pocas y lentas. En los Estados Unidos, las más importantes tuvieron lugar a principios del siglo XIX, para introducir a su Constitución de 1787 unas enmiendas (reformas) que garantizaran ciertas prerrogativas de los ciudadanos frente al poder (un anticipo de los modernos llamados "derechos humanos").
Francia es un país culto e influyente, no obstante su debilidad política; Inglaterra es también un país culto e influyente, pero no por su estabilidad política. La verdad es que la grandeza de una nación no depende en absoluto de una Constitución.
Pero en Hispanoamérica se cree lo contrario y sus países insisten en mudar la Constitución como parte de su afanosa búsqueda del éxito social, político y económico. Una muestra es la que nos ha dado la señora Bachelet, quien dejó presentado un proyecto de nueva Constitución unos pocos días antes de dejar el poder. Si no lo presentó antes fue porque, pese a todo, ella sabía que una nueva Constitución era bastante indiferente para el moderno país que asumió, el cual se destruye de otras maneras; pero quiso satisfacer a sus partidarios porque había hecho una especie de voto de cambiar la Constitución que lleva la firma del señor Lagos Escobar, aunque no haya sido él quien la hizo aprobar.
Los niños primeros
El Presidente Piñera, con motivo de la conformación de la Mesa Nacional por la Infancia, entregó a cada participante una pulsera que decía "Los niños primero", dando cuenta de su prioridad de Gobierno y anunciando en el mismo acto un aumento del 25% en la subvención para los niños que se encuentran en sistemas residenciales, comprometiendo en los próximos cuatro años duplicar la cifra y alcanzar en el 2021 un total de $778.183 por niño.
Sin duda, que la medida es un avance, sin embargo, era esperable una mayor celeridad para asegurar durante el año en curso, la totalidad de los recursos que se estiman indispensables para la atención de los menores que se encuentran en residencias. Un plazo de cuatro años es un período muy largo en la vida cotidiana de un niño o niña que pasa sus días en instituciones carentes de los recursos indispensables para otorgarle todos los servicios y cuidados que por derecho merecen. En nuestra región, esta situación ha sido señalada recurrentemente por el sacerdote Enrique Opazo, director del Refugio de Cristo.
Junto con la preocupación por los niños que viven en los hogares, es importante también otorgar una atención prioritaria a los niños, niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual, cuyos programas tampoco cuentan con los recursos necesarios para trabajar con una población severamente dañada por las múltiples vulneraciones sufridas. Esta situación de carencia se repite en los programas que trabajan con consumo problemático de drogas y víctimas de maltrato y abuso sexual. Además, no deben ser olvidados los más de 100 mil niños que trabajan en Chile, miles de ellos en las peores formas, de acuerdo a fuentes oficiales como la OIT y el Ministerio del Trabajo.
Asimismo, las familias que viven en campamentos sin las condiciones básicas para asegurar una vida digna y saludable para sus hijos, deben ser también una ocupación preferente en las políticas a favor de la infancia, dadas las condiciones de precariedad en que subsisten día a día.
"Los niños primero" abre la oportunidad para enfrentar de manera decidida los problemas manifestados en los párrafos precedentes. Esta labor requiere necesariamente de la participación de diversos actores de la sociedad, considerando, juntas de vecinos, centros de madres, comités de allegados, grupos juveniles, organizaciones culturales, organizaciones de niños, municipios, medios de comunicación, gobiernos regionales, ONGs, universidades, servicios públicos, entidades religiosas, partidos políticos, empresarios y a todos aquellos que pensamos y creemos que es posible construir una sociedad sin violencia, que respete y cuide a sus niños y niñas.
Proponemos que el Gobierno Regional, destine un 3% de su presupuesto, para programas de apoyo a la infancia; que se generen mesas regionales multi-actores; que se implemente la inversión ética en la niñez, de modo que cada política, cada programa, se piense desde el interés superior de los niños; que las universidades, que en Valparaíso son numerosas, implementen Observatorios de la Niñez, que permitan reportes actualizados sobre la situación de la infancia; y que se genere un sistema interconectado de protección y cuidado de los niños, que permita monitorear, prevenir y acompañar a los niños desde la etapa prenatal hasta su mayoría de edad, esto es posible de hacer, si colocamos al centro de nuestras actuaciones y decisiones, Primero a los Niños y Niñas.
Alejandro Guzmán Brito
Catedrático de universidad, abogado
Iván Zamora Zapata
Director ejecutivo ONG Paicabi