"La renovación de la literatura del país está dada por las editoriales independientes"
Hablar con Marcelo Simonetti es como conversar con Valparaíso. Sus palabras mezclan los colores, las calles y la gente diversa del Puerto. Una fuente inagotable de historias que le ha permitido evocar pasajes y recuerdos de un Chile corroído por el paso del tiempo y que -claramente- han otorgado un valor agregado a su literatura, donde destacan obras como 'El abanico de madame Czechowska'; 'La traición de Borges', que recibió el Premio Casa de América en 2005 (España); y 'El disco de Newton', obra que obtuvo el premio a Mejores Obras Literarias 2014 que entrega el Consejo Nacional del Libro y la Literatura.
Esta semana, volvió a Valparaíso a compartir su oficio con estudiantes del Liceo Técnico de la Ciudad Puerto, en el marco del programa Diálogos en movimiento que impulsa el Plan Nacional de la Lectura en conjunto con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
"Yo también era de los muchachos que no le gustaba leer cuando era adolescente, prefería correr detrás de una pelota, pero cuando descubrí el mundo de los libros, la mirada de la lectura cambió radicalmente y la adopté como algo que me acompaña hasta el día de hoy; la posibilidad de ver el libro como un viaje, una aventura", reflexionó Simonetti.
-¿Qué fue lo que encendió el interés por la lectura?
-Me tocó leer un texto de Jorge Luis Borges que hablaba de que había dos tipos de lectores: uno que leía para distraerse, para evadirse del mundo y otro tipo que lo hacía para encontrar el mundo al que pertenece. Y esa idea de poder encontrar en un libro el mundo al que uno pertenece fue bien alucinante, yo no había pensado que un libro podía contener al mundo que uno pertenecía y eso fue un gatillante. Hay tantos libros que siempre vas a encontrar uno que calce un poco con el mundo que tienes en la cabeza y me transformé en un personaje que anda buscando esos libros.
-¿Tiene relación con la 'La traición de Borges'?
-Tiene alguna relación en el sentido que después de haber leído eso me transformé en un buen lector de la obra de Borges, no soy un experto, pero sí me gusta entrar en ese territorio. Ahora último descubrí todo el mundo poético de Borges que también es algo en lo que vale la pena sumergirse. Y una forma de rendirle cierto tributo a lo que le debo, fue escribir ese libro.
Encuesta lector
-Respecto a la lectura, en la última Encuesta de Comportamiento Lector que se realizó en 2014, un 62% de las personas declaró que la primera actividad es ver televisión, contra un 17% que ocupa el tiempo libre para leer.
-Creo que el curso natural del país nos lleva a un mundo en que los libros van quedando cada vez más de lado. Yo creo que no es un problema de la actual generación, como de sus padres que crecieron sin leer por los motivos que hayan sido. Creo que hay una distancia del libro que partió con los padres de la actual generación, la gente que hoy día tiene entre cuarenta y cincuenta años, creo que es una generación que prescindió de la lectura por los motivos que hayan sido, y esa situación se agravó al momento de pasar a la siguiente generación, porque en una familia, en un hogar donde no se lee, donde los padres no leen, probablemente los niños es difícil que se conviertan en lectores. Entonces, ahí hay un tema súper importante y hay una serie de circunstancias, como el uso de los dispositivos móviles y las pantallas que -obviamente- alejan todavía más a los jóvenes y a los niños de la lectura. Me parece que en esa línea, programas como Diálogos en movimiento de alguna manera, ayudan a generar una nueva forma de acercarse a la lectura.
el país que no llegó
-En tus obras hay escritos que desarrollan temas relacionados con la adolescencia o la infancia, donde conviven ficción y realidad, ¿Por qué es tan recurrente recordar un Chile del pasado?
-Tiene que ver con lo que me ha tocado vivir a mí. Cada autor elige una huella por la que avanzar en su narrativa. A mí me ha tocado vivir como un espectador más, un testigo común y corriente, ni privilegiado. El cambio que ha tenido el país de un tiempo a esta parte y creo que es bien duro. No sé cuál es el adjetivo más adecuado. Ver como el país se ha transformado en los últimos treinta o cuarenta años. En algún momento soñamos un país distinto, sobre todo en los últimos años de la dictadura, y ese país no llegó, o llegó a medias, o si llegó por algunos años después se convirtió en otra cosa. Para mí eso ha sido bien crucial, o vital, en mi experiencia de vida. El hecho de ver que un proyecto que se construyó, terminó desdibujándose y transformándose en un país del cual sólo algunos participan, o que terminó convirtiéndose en un tributo a un modelo que instauró la dictadura.
-¿Crees que el libro ha transitado por la misma vereda del modelo económico, que sigue siendo un bien de consumo?
-Hay una relación en ese planteamiento. Si bien hoy estamos viviendo un proceso bien particular que está liderado por las editoriales independientes que han permitido democratizar la publicación de libros, generando un abanico bien amplio de autores y temáticas, creo que durante mucho tiempo y hasta el día de hoy, el criterio comercial sigue imperando, privilegiando y valorando atributos o ciertas narrativas que no sé si son…
-¿Que obedecen a fórmulas?
-Que obedecen a fórmulas y que obedecen más a la orientación comercial de la literatura que a los valores más profundos que la literatura conlleva. Pero, insisto, yo creo que eso en los últimos años ha ido cambiando precisamente por el aporte que han ido haciendo las editoriales independientes, o sea, la renovación de la literatura en nuestro país no está dado por las grandes editoriales, sino por los aportes que han ido apareciendo a partir de las editoriales independientes, y creo que visto el panorama general del país es un consuelo bastante grande. Ahí hay algo que en la medida que se logre preservar, en la medida que las grandes editoriales no terminen arrasando a las editoriales pequeñas, hay un pequeño paraíso que puede florecer y que puede mantener a la literatura nacional lejos de los criterios comerciales que, muchas veces, no le hacen bien a la literatura y el país. Yo sé que la literatura necesita un soporte comercial para poder desarrollarse pero que eso no implique que se empeñe la mirada de autores, o narrativas y obras que son interesantes y que aportan a una renovación de lo que es la literatura nacional.
"Soñamos un país distinto, sobre todo en los últimos años de la dictadura, y ese país no llegó, o llegó a medias, o si llegó por algunos años, después se convirtió en otra cosa. Para mí eso ha sido bien crucial, o vital, en mi experiencia de vida""
Programa de Diálogos en Movimiento
Diálogos en movimiento es parte del Plan Nacional de la Lectura, que promueve la lectura participativa entre jóvenes y escritores nacionales e internacionales. Consiste en un proceso de lectura compartido, mediado por un docente o mediador de lectura, que propicia el intercambio de ideas y la validación de la interpretación personal como aporte a la reflexión colectiva. Este año el programa lo lanzó la seremi de las Culturas en el Liceo Técnico de Valparaíso y estará presente en Puchuncaví, La Ligua, San Felipe, Quillota, Cartagena, Petorca, Zapallar, San Antonio, Isla de Pascua, La Calera y La Cruz.
"Prefería correr detrás de una pelota, pero cuando descubrí el mundo de los libros, la mirada de la lectura cambió radicalmente y la adopté como algo que me acompaña hasta el día de hoy; la posibilidad de ver el libro como un viaje, una aventura""
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