"El abusador sexual de menores no es alguien violento, busca ganarse la confianza de su objetivo"
Un promedio de dos concurrencias diarias por delitos de abuso sexual atiende la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales (Brisexme) de la PDI de Valparaíso, dando cuenta de una problemática que va en alza.
El "Informe de Tendencia de la Jefatura Nacional de Delitos contra la Familia" de la PDI, muestra que los delitos sexuales, en especial por el tipo de víctima y las consecuencias que generan, constituyen uno de los principales temas de preocupación y abordaje de las instituciones públicas. Las denuncias por delitos sexuales a nivel nacional aumentaron en un 7.8% (4.290 casos) el 2017 en comparación a enero-diciembre 2016.
En esta materia, la Brisexme de Valparaíso tuvo un incremento del 18% en las denuncias recibidas, cifra muy superior al compararla con el -0.60% que, en promedio, registraron las unidades especializadas a nivel nacional durante el 2017.
Sólo durante enero y febrero de 2018, en materia de delitos sexuales la V Región Policial recibió 232 órdenes de investigar por diversos tipos hechos, 46 de los cuales culminaron con resultados. Entre ellos 28 casos de abuso sexual a menores de 14 años y 19 por violación a menores, con un total de 19 detenidos por estos hechos.
Los últimos casos que han estremecido a la región, luego que en Rinconada de Los Andes una menor de un año y 7 meses muriera por las lesiones sufridas al ser ultrajada por la pareja de una tía, ponen nuevamente en el tapete el endurecimiento de las penas y la imprescriptibilidad de estos delitos.
La jefa de la Brisexme Valparaíso, subprefecto Silvia Barra, resalta que "la tendencia va al alza", respecto a los casos que investigan. "Durante el 2017 tuvimos 560 órdenes de investigar relacionadas con delitos de connotación sexual y 478 instrucciones particulares, diligencias específicas que solicita el Ministerio Público para establecer si existe o no un delito sexual, tales como entrevista a testigos y el levantamiento de evidencias", detalló.
Las proyecciones para el 2018 también apuntan a un aumento, ya que a la fecha registran 268 órdenes de investigar en la jurisdicción que abarca desde Casablanca hasta Quillota. Mientras el 2017 recibieron 102 denuncias en la Brigada que funciona en el Cuartel San Francisco, y en lo que va del año se registran 36, ya que el grueso de los casos llegan a las unidades de Carabineros.
La oficial subraya el cambio de mentalidad en la comunidad, ya que hace 15 a 20 años atrás "en la esfera de las denuncias por este tipo de hechos era casi nula o muy escasa; la gente tendía a pensar que era casi un acto natural que un papá comenzara a tener relaciones sexuales con la hija, en especial en sectores más rurales".
-¿Por qué ahora la gente está más abierta a denunciar estos hechos?
-Hay un cambio cultural, hay mucha más información al respecto, cosas que se tendían a pensar que eran del ámbito de la normalidad, ahora la gente sí se ha podido dar cuenta que tienen que ver con la ocurrencia de un delito. Al hacer masiva la información sobre este tipo de hechos, la gente comienza a perder el miedo de denunciar, de cómo te mira el entorno social cuando tú eres víctima de un abuso sexual, que es otro tipo de victimización e influye en la víctima.
-¿Qué es lo más complejo al investigar casos que afectan a menores y deben reunir evidencia para condenar al agresor?
-En el ámbito investigativo de los delitos sexuales, lo que reviste mayor complejidad tiene que ver con acreditar un abuso sexual. En estos casos no hay un acceso carnal cuando se produce el delito, el abuso tiene que ver con un trabajo sicológico que el victimario hace sobre su víctima. Poder demostrar que eres culpable de tocar a una persona en sus partes íntimas es muy complejo, se produce en un clima de confianza con la víctima, a lo mejor dentro del hogar o cuando la mamá no está. Eso es lo más difícil.
-¿Cuáles son las herramientas con que cuentan para obtener elementos probatorios?
-Lo más recurrente al momento de entrevistar a la víctima es hacer un relato lo más detallado posible, se logra solo generando una confianza con el afectado. Hay víctimas que no quieren declarar nada y contar con el relato es fundamental, tanto para demostrarlo como descartarlo. Aquí hay niñas que denuncian ser violadas para obtener la pastilla del día después gratis.
-¿Poseen una red de apoyo para lograr estos relatos de veracidad?
-Tenemos varios oficiales en la unidad que son sicólogos, eso nos sirve mucho para obtener y adquirir conocimiento respecto al método de la entrevista, eso sumado a la experiencia de oficiales que llevan 15 años en la especialidad y enfrentarse todos los días con este tipo de víctimas. Se valida la experiencia del oficial y la profesión que pueda asociarse al policía en un juicio oral. Es una prueba válida.
-¿Casos tan aberrantes como el de la menor en Los Andes son hechos más comunes de lo que uno piensa?
-Según mi experiencia, los delitos sexuales no tienen un peak de ocurrencia ni grandes variables durante el año. En promedio, tenemos dos concurrencias diarias por denuncias que son tomadas por Carabineros.
-El mayor número de casos de abusos a niños y niñas ocurre en el entorno familiar. ¿Se mantiene esa tendencia?
-Esa tendencia se mantiene; en el 80% de los casos el victimario es alguien que rodea el núcleo de la víctima. La mayoría de nuestros casos se basa en menores de edad, por la vulnerabilidad que presenta un menor ante un adulto; el niño siempre ve como una figura de autoridad al adulto, a la cual debe obedecer, así es la formación que recibe. En el caso de los menores ocurre de manera paulatina, un abusador sexual no es violento, porque a través de la violencia no va a conseguir su objetivo. Ese lazo que comienza a tener con la víctima es la cercanía y ahí es donde uno vincula el parentesco, familiaridad o habitualidad con que el victimario se relaciona. Primero puede partir con un juego, en forma accidental comienza a tocar diversas partes del cuerpo, como el niño no dice nada ahí comienza a gestarse el abuso o de frentón una violación. Frente a la figura que está llevándola a este tipo de conductas, muchas veces la víctima casi lo ve como la forma natural con la que debe relacionarse con el adulto. Muchas niñas en el colegio revelan ser víctimas de abuso cuando en sexto o séptimo año empiezan a hablarles de educación sexual y se dan cuenta que no es normal que las toque el papá, hermano o un tío les haga ciertas cosas.
-¿La imprescriptibilidad es una buena herramienta para investigar este tipo de hechos?
-Años atrás se amplió el plazo respecto a cuándo caducaba el abuso. Cuando la víctima cumplía 18 años había 10 años para denunciar, ahora se busca que estos delitos no prescriban y darlos a conocer en cualquier momento de la vida. Va muy asociado con ámbitos de la sicología que rodean el tratamiento de una víctima de delitos sexuales. Aunque sepa que la justicia no va a actuar luego de tanto tiempo transcurrido, para ellas simboliza un acto de sanación interno. Ahora, si sirve para que el delito no quede en la impunidad, claramente servirá para superar los traumas a los que se ve expuesta.
"La mayoría de los casos se basa en menores; por la vulnerabilidad que presenta ante un adulto, el niño siempre ve como una figura de autoridad al adulto"."
"Demostrar que eres culpable de tocar a una persona en sus partes íntimas es muy complejo, eso se produce en un clima de confianza con la víctima". "Hace 15 ó 20 años la esfera de las denuncias por este tipo de hechos era casi nula o muy escasa, la gente tendía a pensar que era casi un acto natural"."
"Puede partir con un juego, en forma accidental tocar diversas partes del cuerpo, como el niño no dice nada ahí comienza a gestarse el abuso o de frentón una violación"."