Un golpe importante ha dado Carabineros al tráfico de drogas al lograr la incautación de cantidades de marihuana y clorhidrato de cocaína por un monto cercano a los $ 420 millones.
En el caso de la marihuana la cantidad decomisada equivale a 40 mil dosis y la de cocaína a 20 mil. Tras estos números hay distribuidores mayoristas y minoristas y, lo que es peor, consumidores, personas que caen en dependencia y sufren grave daño a su salud, a su desarrollo y a sus familias.
Este golpe a la droga cubrió Quilpué, Viña del Mar y Petorca, tranquila localidad donde estaba al centro distribuidor. Junto a la droga se incautaron casi 5 millones y medio de pesos en efectivo, una camioneta de alto valor, además de explosivos de fabricación peruana.
La posesión de explosivos añade gravedad a los hechos y es necesario determinar el destino que se pretendía dar a esos productos sujetos a la Ley de Control de Armas.
Esta exitosa diligencia debe profundizarse hasta dar con el origen de la droga y de los explosivos estableciendo también la proyección de las redes de distribución.
Es posible que con esta acción policial se haya eliminado un canal de abastecimiento y venta, pero la realidad indica que el tráfico tiene muchas caras y se mantiene vigente dañando a amplios sectores de la población de nuestra zona y de todo el país.
Al tráfico se suman otros hechos graves muchas veces con resultado de muerte o lesiones por riñas entre delincuentes, que en ocasiones afectan a personas inocentes. Esto porque los traficantes, para proteger sus productos, puntos de entrega y almacenamiento o recaudaciones de altas sumas fruto de las ventas, mantienen un poder de fuego que usan a discreción.
Este aspecto, aparte del comercio de la droga, merece una investigación focalizada, especialmente teniendo en cuenta el reciente descubrimiento del ingreso ilegal al país de armas de fuego procedentes de Estados Unidos, donde la venta de esos elementos no tiene restricciones.
Todo este cuadro delictivo exige una permanente atención de parte de las policías y los tribunales que deben aplicar penas considerando que se trata de ilícitos que afectan la salud y la seguridad de toda la población.
La verdaderas tragedias que afectan a otros países de nuestro continente derivadas del tráfico en todos sus niveles, es un llamado de alerta que no se puede pasar por alto y que obliga a una permanente vigilancia, atendiendo a las renovadas formas y creciente poder que muestra ese lucrativo delito.
"Es posible que con esta exitosa acción se elimine un canal de abastecimiento y venta, pero la realidad indica claramente que el tráfico tiene muchas caras y se mantiene vigente alcanzando y dañando a amplios sectores de la población.