El tráfico de drogas tiene mil caras. Ataca en diversos frentes, con los más variados métodos y con extraordinaria capacidad de supervivencia y rearticulación. Tal es el caso de la última incautación de cocaína base lograda en la Región. En una ambulancia, con ocupantes que vestían atuendos de paramédicos, se transportaban 307 kilos de droga valorada en $ 4.500 millones.
El cargamento procedía de Calama, hasta donde había llegado desde Bolivia y estaba destinado a la zona central del país bajo el inocente disfraz de un vehículo de emergencia. Largo recorrido desde el norte hasta ingresar a la Región de Valparaíso donde el cargamento fue interceptado, no por casualidad, sino que tras un largo trabajo de inteligencia policial. Junto al vehículo con la droga viajaban automóviles con escoltas, pues un cargamento de ese valor es botín tentador para la "competencia" en el tráfico, en un mundo donde las "quitadas" son parte del negocio y suele terminar con sangrientas batallas.
En este caso se aprecia la supervivencia de un grupo delictual, pues los participantes en este tráfico ya habían actuado en 2015, usando un carro de bomberos para transportar 615 kilos de drogas, tanto que en 2014, en intento similar, se usó también una ambulancia.
Considerando la reiteración de estos intentos y la logística empleada, se puede deducir que este grupo delictual en otras oportunidades ha tenido éxito en sus operaciones, logrando ingresos que le permiten afrontar "pérdidas" como las señaladas. Bueno, eso debe ser parte del rentable negocio de la droga que tiene varios pasos, uno de ellos el lavado de utilidades. Así lo reconoce el jefe regional de la PDI, prefecto inspector Sergio Muñoz Yáñez, al señalar que "además de la gente que participaba en la parte operativa de esta organización criminal, también están quienes 'lavan' el dinero con patrimonio ilícitamente obtenido".
Y esa es otra de las caras del tráfico de drogas, con ingresos de miles de millones que permiten fracasos como el de la embarcación que navegaba desde Perú con un importante cargamento de marihuana con destino al litoral central del país, felizmente apresada por la Policía Marítima a la altura de Coquimbo.
Y otro rostro del "lavado" se da justamente en estos días en Argentina, en que son procesados la viuda y el heredero del famoso traficante colombiano Pablo Escobar, quienes ya tenían "inversiones" lícitas en el vecino país.
Estos mil rostros del tráfico, algunos aparentemente amables, exigen una alerta permanente. Si bien la droga en su etapa final afecta a la salud de las personas, antes de provocar ese daño tiene etapas de violencia, corrupción y destrucción de las instituciones, lo que exige una enérgica reacción social.