Gabriela, la maestra rural que quiso cambiar el mundo
En un barco a vapor la poetisa chilena Gabriela Mistral partió a México el año 1922, a reformular la educación de ese país, invitada por el ministro José Vasconcelos. En tierra azteca visitó las escuelas y publicó una selección de "Lecturas para Mujeres". Casi un siglo después republican en Chile ese legado.
A95 años de su publicación en México, vuelve a los escaparates "Lecturas para Mujeres" (Planeta sostenible Ediciones). En su tiempo fue una antología de fragmentos literarios seleccionados por Gabriela Mistral para un texto escolar destinado a mexicanas de 15 a 30 años. El encargo a la poetisa de Elqui le llegó de parte de José Vasconcelos, flamante ministro de Educación azteca, quien -como muchos- se sintió seducido por el genio y pasión de la fogueada maestra.
En agosto de 1922, Gabriela arribó al puerto de Veracruz en el Orcoma, un barco a vapor en el que la acompañaban dos compatriotas: la profesora de dibujo y escultora Laura Rodig y la maestra primaria Amantina Ruiz. Esa pequeña comitiva femenina luego tomaría el ferrocarril hasta Ciudad de México. Estaban invitadas a participar, en primera fila, del proceso de reforma educacional que se vivía luego de la dictadura de Porfirio Díaz.
El viaje se extendió por dos largos años, hasta abril de 1924, y a Mistral le permitió conocer un México profundo y rural. Bajo el encargo de enriquecer el espíritu de los campesinos y los indígenas con cultura y libros recorrió Oaxaca, Michoacán, Morelos, Arapala, Cuernavaca, Zacapoxtla y Patzcuaro. Tenía 33 años cuando partió con su largo tranco de maestra rural. Hasta los 35 años fue escrutando y reflexionando sobre el alma de la juventud femenina del continente.
El libro cuenta con un estudio preliminar que arroja nuevo conocimiento sobre esta faceta pedagógica de Mistral. Lo escribió María Isabel Larrea, valdiviana que estudió Pedagogía en Español en la Universidad de Concepción y luego obtuvo un Magíster en Filología Hispánica en la Universidad Austral de Chile, donde ha hecho su carrera como docente de Teoría Literaria y Literatura Hispanoamericana.
Larrea cuenta que su primera aproximación a la Premio Nobel la tuvo como alumna de dos mistralianos: el profesor Gastón Von Dem Bussche y Dieter Oelker. Para ella, Mistral fue una mujer profundamente preocupada por las necesidades de su país y del continente americano. Rescata de ella su pensamiento pedagógico, político y social.
-¿Cómo era el México al que llegó Mistral?
-Venía saliendo de la Revolución y el gobierno de Obregón quería dar una vuelta a los grandes problemas sociales, especialmente en zonas rurales, devastadas por la pobreza y el analfabetismo, la falta de trabajo así como problemas de vivienda y salud. La educación quería ser, como en otros países de América que despertaban al siglo XX, un motor de progreso. Todo, entendido como una posibilidad auténtica. Atendiendo a las características de un pueblo mestizo, pero también con una población indígena importante, a la que había que otorgarle el lugar que le correspondía. A partir de esta perspectiva surgen las escuelas-granjas, en las que participaron muchos profesores mexicanos y en las que tuvo una influencia decisiva Gabriela Mistral.
Temas y vigencia
Para la profesora Larrea, la visión crítica y profunda del mundo que le tocó vivir a la poetisa abarca temas fundamentales y actuales: la educación, especialmente de niños y mujeres desfavorecidas; la formación de profesores; el rol de la mujer y la participación en sindicatos. "También le preocupó la situación del campesinado y la necesidad de una reforma agraria profunda, así como su consideración por el rescate del bosque y, en general, de los grandes temas ambientales. Su obra es un entramado de reflexiones que aún necesitan ser estudiadas para comprender la gran herencia intelectual, pero también para entender nuestro presente a partir de la crítica que hizo, muchas veces tremenda, al poder, a la falta de posibilidades de la mujer en la sociedad, al abandono de nuestra infancia y a las estructuras sociales cerradas y de castas".
En ese sentido, esta antología se publica en un tiempo en que resulta muy vigente. El contenido está ligado al rol intelectual y pedagógico que Mistral ejerció a lo largo de su vida.
"Escrita para cuando México cerraba las heridas de una profunda revolución y los gobiernos trataban de estabilizar la sociedad desde sus raíces culturales mediante el arte, la ciencia y la educación. Es parte de una concepción pedagógica que valora la formación intelectual de la mujer obrera y campesina, que probablemente (en esa época) no tendrá formación superior en el plano académico. Le interesaba que, junto con lograr una profesión que le permitiera una independencia laboral y económica, se formara también como una ciudadana capaz de interactuar en el medio social y cultural", señala la maestra Larrea. Añade que Mistral compiló grandes temas universales, así como también perfiles de hombres y mujeres que han sostenido el pensamiento hispanoamericano y que permiten configurar un concepto de identidad propio. Es una etapa histórica en que las naciones americanas buscan, a través de la educación, un desarrollo no sólo económico sino que también político y cultural, donde la participación de la mujer era fundamental.
Maestra madre
No hay que olvidar que Gabriela Mistral comienza el oficio de maestra a partir de los 15 años. Aprendido de su hermana Emelina, quien fue molde del maestro misionero, del apóstol de los caminos llevando artes, letras y oficios que irradió en México.
Las escuelas al aire libre, "escuelas sin horas y sin techo" como las nombró, eran para ella sitios donde el campesino y el indígena encuentran su dignidad por medio de la educación. Allí, las mujeres tienen todo un universo a recorrer: para empezar la galaxia de lo maternal, la prole y la familia donde la madre-maestra oficia las ceremonias principales acudiendo a la naturaleza y sus materiales pedagógicos.
La compilación que hizo para México es variopinta: temas como el Hogar, la Maternidad y la Naturaleza comparten lugar con el Trabajo y Motivos Espirituales, que dan espacio también a un amplio apartado sobre México y la América Española. También encontramos una Silueta de sor Juana Inés de la Cruz y un Retrato de José Martí, quienes revelan la profunda vocación panamericana de Gabriela.
Gabriela habla de lo ameno como un rasgo deseable en un texto escolar. ¿Cómo entiende eso? "La amenidad ella no la entiende como probablemente la entenderíamos hoy, es decir como algo entretenido, casi jocoso. El concepto de amenidad es un concepto que refiere el poeta Horacio, quien señalaba que la enseñanza debía ser 'dulce y útil' a la vez. La amenidad, en este sentido, tiene que ver con el desarrollo de una especial sensibilidad por el arte, un deseo permanente de reflexión, de observación de la naturaleza, un placer por la lectura, un deseo por conocer el mundo más allá de mis propios límites. No olvidemos cómo a Gabriela le encantaba conocer, viajar, contemplar", señala la maestra Larrea.
Dos amigas
Dentro del libro hay fotos donde aparece junto a la joven Palma Guillén, quien con los años sería una gran amiga de Gabriela. Las palabras que atestiguan su primer encuentro son elocuentes del lazo profundo que las unió: "Veo los ojos temerosos de Gabriela. Aquellos ojos, casi siempre cubiertos por los párpados caídos, tenían dos modos de mirada: una mirada rápida y relampagueante en la que podía estar el encantamiento, la sorpresa, la cólera o el temor y una mirada serena, sostenida, que era como el agua encantada, como un agua verde con mucha luz adentro: la mirada de la confianza, de la comprensión, del reposo", anotó Palma Guillén, su amiga.
¿Cómo sería la amistad entre Palma y Gabriela? "Palma Guillén también participó de la Reforma Educacional mexicana promovida por Vasconcelos. Cuando Gabriela fue invitada para este proyecto, Palma Guillén la recibe en el país azteca y juntas recorren los lugares en que se instalaron escuelas-hogares de alfabetización, talleres laborales para los campesinos, lugares de formación para la mujer mexicana. Hay que destacar que Mistral trabajó con mucho fervor en esta reforma, porque le permitía poner en acción su pensamiento pedagógico.
-¿Cómo sacamos a Mistral de su imagen estatuaria, cómo la revitalizamos?
-La verdad es que a Gabriela Mistral no se la revitaliza, ella es vital, sólo falta leerla, leerla y leerla. Eso no es tarea fácil y por eso, quizá, nos hemos quedado con una imagen simplista y superficial. Su voz poética es profunda y atávica.
De izquierda a derecha, Lolita Arriagada, Palma Guillén, Gabriela Mistral, Antonio Coso y aldeanos. Chapultepec, México 1923.
Lecturas para mujeres
Gabriela Mistral
Planeta Sostenible Ediciones.
454 págs.
$ 20 mil.
Lecturas Femeninas
Mi libro no tiene de original sino esta sección: "Hogar", para la que he espigado en unas cuantas obras, todas aquellas páginas que exaltan la maternidad o el amor filial y que hace sentir, hecho nobleza, el ambiente de la casa. Desearía que se realizara en mi raza lo que llama en un noble verso Eduardo Marquina "elevar lo doméstico a dominio". Y también a belleza, debemos ennoblecer con esta todas las cosas que queremos sean amadas.
Tal vez en parte no pequeña hayan contribuido los "Libros de lectura" sin índole femenina a esa especie de empañamiento del espíritu de familia que se va observando en las nuevas generaciones.
La participación cada día más intensa de las mujeres en las profesiones liberales y en las industriales, trae una ventaja: su independencia económica, un bien indiscutible, pero trae también cierto desánimo del hogar y sobre todo una pérdida lenta del sentido de la maternidad.
En la mujer antigua este sentido fue más hondo y más vivo y por ello los mejores tipos de mi sexo yo los hallo en el pasado. Me parecen más austeros que los de hoy, más leales a los fines verdaderos de la vida, creo que no deben pasar. Para mí son los eternos.
El descenso, imperceptible pero efectivo, que se realiza de ellos hasta nosotros, me parece un triste trueque de firmes diamantes por piedrecitas pintadas, de virtudes máximas por éxitos mundanos; diría más: una traición a la raza, a la cual socavamos en sus cimientos. Puede haber alguna exageración en mi juicio, pero los que saben mirar los intereses eternos por sobre la maraña de los inmediatos, verán que hay algo de esto en la "mujer nueva".
Siendo lo que anoto, una de mis inquietudes espirituales más vivas por la juventud femenina de mi América, me ha sido alegría el que la escuela que lleva mi nombre sea una Escuela Hogar. Ha sido también faena gozosa reunirles estas "Lecturas" en las cuales la primera sección, hecha con más cariño que ninguna, está destinada a robustecer ese espíritu de familia, ennoblecedor de la vida entera y que ha vuelto grandes a los pueblos mejores de la Tierra: al inglés, por ejemplo.
No son muy numerosos los capítulos de esta índole que ofrece la literatura. Ella ha sido generosa para la mujer en el aspecto que llamaríamos galante y extrañamente mezquina para la madre y aun para el niño. Y si pasamos de la literatura general a la española, la pobreza se hace miseria.
Yo desearía que, en arte como en todo, pudiésemos bastarnos con materiales propios, nos sustentásemos como quien dice con sangre de nuestras mismas venas. Pero la indigencia que nos hace vestirnos con telas extranjeras, nos hace también nutrirnos espiritualmente con el sentimiento de las obras de arte extrañas. Así, yo he debido acudir a buenas o medianas traducciones de autores extranjeros para poder completar la sección mencionada. Vendrán días de mayor nobleza en que iremos cubiertos de lo magnífico que a la vez sea lo propio, así en las ropas como en el alma.
Por Amelia Carvallo Altman
Colección Archivo del escritor
"Gabriela Mistral comienza el oficio de maestra a partir de los 15 años. Aprendido de su hermana Emelina, molde del maestro"
"Las escuelas al aire libre, escuelas sin horas y sin techo -como Gabriela las nombró- eran sitios para el campesino y el indígena".
Introducción a "Lecturas para mujeres"
Por Gabriela Mistral
"Su independencia económica, un bien indiscutible, trae también cierto desánimo del hogar".