Álvaro de la Barra y la reconstrucción de su identidad que terminó en película
CINE. Su ópera prima es el documental "Venían a buscarme", un viaje íntimo que busca conocer la historia de sus padres -militantes del MIR asesinados-, de su familia y de él mismo.
Corría 2006 cuando "el Estado chileno me reconoce con los apellidos de mis padres", cuenta Álvaro de la Barra Puga, detallando que "hasta ese minuto había tenido varios apellidos en la vida". ¿La razón? El asesinato de sus padres -Alejandro de la Barra, considerado el "cuarto hombre del MIR", y Ana María Puga, también militante-, ocurrido el 3 de diciembre de 1974, en la esquina del jardín infantil al que asistía y donde iban a pasar a recogerlo.
Tenía un año y ocho meses cuando pasó a la clandestinidad con un certificado que decía que era el hijo natural de Ana María Fredes. Fue entregado a una azafata y partió a París, donde fue recibido por su tío paterno, Pablo, quien finalmente lo adoptó.
"Con lo cual crecí con el apellido, por lo menos, de mi padre en los papeles. Lo que me hizo no sentirme tan extraño a mi familia", dice entre risas este chileno que pasó su infancia y juventud entre Francia y Venezuela. Y cuando volvió a Chile en los 90 inició un juicio para recuperar sus apellidos, cuya sentencia se dictó 16 años después.
Necesidad permanente
"Pablo nunca me mintió", asegura, acotando que "nunca pensó que yo fuera muy pequeño para conocer cosas. Siempre me contó la verdad y la realidad que él conocía". Sin embargo, reconoce que tener sólo una fuente de información significó, a la larga, tener algunas lagunas sobre el pasado, pues su tío "a mi madre casi no la conocía, porque no la conocía de toda la vida; en cambio, a mi padre sí y me podía contar más cosas de mi padre que de mi madre. En ese sentido, tuve una carencia muy importante, en cuanto a información de mi madre".
Dice que cuando niño se creó una imagen de cómo podría haber sido ella a partir de una película que hizo su tío, llamada "Queridos compañeros", que muestra la historia de amor de dos militantes de izquierda revolucionarios de los años 60: "Para mí significó tener un atisbo de imagen de lo que podían ser, quizás, mis padres, y esa historia de amor de ellos de la que yo no tenía información. Y con eso crecí, aferrado a esa imagen, en el imaginario infantil".
Por eso es que la búsqueda de su identidad era un tema pendiente en su vida, por lo que desde que se decidió por dedicarse al cine "sabía que algún día iba a ser una película como director y que ésta iba a ser mi primera película como director", refiriéndose al documental "Venían a buscarme", ganador como mejor ópera prima de Fidocs y que actualmente se encuentra con funciones en la Sala Insomnia (ver ficha).
"Fue algo que siempre supe -continúa-. Ahora, el gatillo que dispara en mí el lanzarme como director y hacer el proyecto es cuando obtengo mi identidad". Es así como la película comienza con un bautizo que se hizo cuando recuperó sus apellidos, mientras se encontraba en Francia.
Luego pasó a Venezuela y terminó en Chile visitando los lugares donde estuvieron sus padres, así como aquellos donde vivían sus familiares, algunos de los cuales siguen apareciendo a medida que exhibe la cinta. El resultado fue una especie de road movie íntima, donde el cineasta reconstruye la historia de sus progenitores, la de su familia y la de él mismo, pero desde una mirada afable y curiosa, alejada del panfleto político.
Un buen resultado
Álvaro de la Barra -quien es nieto de Pedro de la Barra, actor, director de teatro y dramaturgo chileno, y uno de los fundadores del Teatro Experimental de la Universidad de Chile-, destaca dos hallazgos que obtuvo al hacer esta película. Uno de ellos es un diario de vida de su madre, que fue escrito "entre los 12 y 14 años. Ahí pude conocer de su puño y letra su punto de vista infantil, preadolescente, pero todavía de su propia voz su posición frente a los romances, a las historias, amistades, enemistades que podía haber tenido en el momento, y eso es de una riqueza inigualable".
El otro "gran tesoro que me enteré haciendo la película" es el hecho de saber fehacientemente que "soy un niño buscado, que no fui una guagua que llegó por azar, por efectos de la revolución del 68, todo el peace & love de la época, o de la clandestinidad. No fui producto del azar, y eso es algo que desde la infancia me fui preguntando toda mi vida. Y tener la certeza, gracias a la película, lo tengo como uno de los grandes valores".
El cineasta dice sentirse satisfecho con el resultado de su película, a pesar de "todos los miedos como cineasta y todas las incertidumbres que puedes tener tú frente a una ópera prima", pues estaba feliz "de haber hecho una película como yo quería hacerla y tenía la satisfacción de que fuera honesta conmigo mismo".
Por otra parte, está feliz con la recepción que ha tenido en el público. "Uno como director novel tienes esos miedos, esas aprehensiones de si van a leer todas las líneas, van a ver todas las aristas, y tengo gran satisfacción porque la están viendo, la están leyendo y están viendo segundas y terceras lecturas que están implícitas en la película", comenta el cineasta, quien estará el próximo 26 de junio en Valparaíso para participar en el Cine Foro que se realizará posterior a la proyección de la cinta en la Sala Insomnia.
"Sabía que algún día iba a ser una película como director y que ésta ("Venían a buscarme") iba a ser mi primera película como director"
Álvaro de la Barra, Sobre su documental"
"Venían a buscarme"
Funciones: 13, 16, 23 y 26 de junio, a las 19 horas.
Lugar: Sala Insomnia del Teatro Condell.
Entradas: $ 1.000.
en resumen
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