M. Llanca/T. Moggia

La Copa Chile, y la subsecuente eliminación de Everton de Viña del Mar a manos de Cobresal, ya es historia antigua para un elenco que sólo piensa en retomar los aires de la tranquilidad en el Torneo Nacional, que vuelve a comenzar para ellos el 22 de julio, recibiendo a O'Higgins en el estadio Sausalito.

De esa manera, los jugadores oro y cielo encararon los entrenamientos realizados en la semana, a cargo del técnico Javier Torrente. El estilo del estratega trasandino es algo conocido para el atacante evertoniano Juan Ezequiel Cuevas, que confía plenamente en las capacidades del rosarino.

"Yo tuve a Javier (Torrente) de técnico en León y creo que es un muy capaz, que exige mucho y a quien le gusta jugar hacia adelante. Acá tiene los jugadores y un plantel para desarrollar ese juego. Estamos contentos y dispuestos de acatar todas las instrucciones que nos de", señaló el veloz delantero oro y cielo, quien agrega además que "en los últimos partidos de la Copa que se dejaron muchas cosas buenas gracias a los chicos que jugaron, así que estoy conforme con ese tema"

El oriundo de Coronel Pringles sabe que un cambio radical en el estilo de juego de los viñamarinos es primordial para alcanzar sus objetivos, en un semestre en el que Everton tendrá que hacer todo lo que está a su alcance por mantenerse en la Primera División.

"No es fácil ni lo será mientras estemos al fondo de la tabla, pero creo que tenemos el equipo y los jugadores para revertirlo", sostiene el ariete auriazul, señalando que está tranquilo, ya que "hemos demostrado en otras situaciones que Everton puede dar mucho más, pero necesitamos salir del lugar de donde estamos. Hay que mentalizarse de que partimos muy abajo y tenemos que empezar con el pie derecho".

Sin duda alguna, la llegada del delantero Álvaro Ramos y del portero Franco Torgnascioli representa para el atacante evertoniano un nuevo impulso para un cuadro que agotaba sus formas en la última parte de la primera rueda, y por eso recibe a las nuevas incorporaciones con esperanza.

"Espero que los jugadores que vienen se acomoden muy rápidamente al equipo, necesitamos eso. De Álvaro (Ramos) sabíamos que iba a llegar, no así nuestro nuevo arquero, pero esperamos que vengan a sumar. Ellos se van a encontrar con un plantel que los va a recibir de la mejor forma".

Aportes importantes

Una opinión similar es la que sostiene Patricio Rubio. El centrodelantero del cuadro de Viña del Mar manifestó que "tuvimos que dar vuelta rápido la página y concentrarnos en nuestro objetivo. Nos vamos adaptando de a poco a un ritmo muy intenso, porque nos estamos poniendo a punto físicamente".

De igual forma, Rubio valoró el aporte de los jugadores más jóvenes en los últimos partidos de Everton, señalando que "ellos tienen que estar ahí y no bajar los brazos. Ha sido muy positivo porque han sumado al grupo. El aporte de (Alex) Ibacache, Matías Leiva y (Sebastián) Pereira ha sido algo muy interesante".

"No será fácil mientras estemos al fondo de la tabla, pero tenemos equipo y jugadores para revertirlo".

Juan Ezequiel Cuevas, atacante de Everton"

refuerzos se incorporaron al cuadro oro y cielo en la semana: Franco Torgnascioli y Álvaro Ramos. 2

de julio será el día en que Everton vuelva a las canchas, cuando enfrente como local a O'Higgins. 22

Algún jugador histórico de Everton y también un presidente del club, compartieron un último deseo: que los sepultaran con la camiseta, la oro y cielo, la azul con franja amarilla, la que forjó el apodo de guata amarilla y la que alguna vez trajo el argentino Juan Carlos Boffi desde Buenos Aires.

Boffi se convirtió en viñamarino por una mujer de la zona y fue empleado en la empresa Gratry, la que estaba por 15 Norte pegada al mar y las casas pareadas para sus empleados aún persisten por el plan o el cerro.

Pidieron esos hombres que los enterraran con la camiseta que el equipo usó, por primera vez, un 12 de mayo de 1926. Hace 92 años.

Viña del Mar va para los 144 y Everton por los 109, que cumple precisamente hoy 24 de junio, la ciudad y el equipo crecieron juntos y comparten virtudes y defectos. Desde luego el pasado, con sus colores y emblemas, pero también el miedo de la provincia y el sueño de ser mejores.

La gente del Grupo Pachuca, propietarios y controladores del club, a estas alturas ya lo saben: ni Everton ni Viña del Mar son fáciles.

Entonces hay que partir por lo antiguo y entender el deseo de esos hombres: morir con la camiseta puesta, con la que el equipo fue campeón y también descendió, colores labrados en su escudo y con eso que debería ser permanente e intocable.

Alguien dijo, hace unos años, que la segunda camiseta de Everton de Inglaterra era una opción, pero para el recambio.

Después apareció una listada y los jugadores de ese tiempo, que de seguro la mitad ya no está, la preferían por cábala o superstición, con lo que descendían a las sombras de la caverna, lejos de la razón y el profesionalismo.

Luego otra ocasional, con el buen fin de apoyar la lucha contra el cáncer o alguna enfermedad parecida.

Vino una azul que degradaba sus tonos y se convertía en amarillo.

Y luego la de recambio se hizo casi oficial.

Ahora hay una granate que según dicen la eligieron los hinchas, por votación y por las redes sociales. Convengamos que ninguna institución seria -y tampoco las divertidas- toman decisiones con las respuestas y encuestas de las redes sociales.

Menos con la camiseta de un club centenario, porque eso no es baladí, menor e inocente: en su forma y colores está su patrimonio.

Precisemos que detrás de muchas cosas hay motivos comerciales, pero para eso está el diseño, las proporciones e intensidad de los colores. Es por eso que puede existir una camiseta oro y cielo para cada año, distinta y renovada, pero respetando el molde original.

Lo más querido no está para experimentos ni laboratorios y esa rotación influye en la identidad, diluye el carácter y se dilapida lo que era clásico, permanente y digno de imitar.

Se destruye un bien y surge un objeto cambiante, líquido y banal. Un pedazo de tela que no significa nada y que desperdició su calidad de símbolo, faro y señal. Solo queda colorante, acrílico y poliéster. Y así una camiseta se convierte en lo que Everton y Viña del Mar más temen: un objeto vulgar.

Los niños del Jardín del Mar o de Achupallas, por las noches, cuando rezan o ruegan, piden que sus padres no se mueran.

Y los padres, por las noches, piden lo contrario: morirse antes que sus hijos.

Pero las cosas son como son y la gente pasa. Lento o rápido. Chilenos y mexicanos. Todos pasan. Algún día la gente del Grupo Pachuca estará enterrada en México y en algún camposanto del Estado de Hidalgo, probablemente. Y el que escribe estas líneas, quizás antes que los del Grupo, pasará a mejor vida. O a peor.

Y para ese tiempo futuro lo único que importa es que Everton exista, tanto para los vivos como para los muertos.

No importa si rico, pobre, sociedad anónima, afortunado, desgraciado, bendito, maldito, entre el plan y la quebrada o entre la realidad y el sueño.

Lo que importa es que siga existiendo en el alma y en el patrimonio de Viña del Mar.

Y siempre jugando por el honor de esa antigua y clásica camiseta, donde palpitan el cielo y el oro que cruzan la historia y el corazón.

Periodista, autor de "Soy de Everton (y de Viña del Mar)"

Antonio Martínez

La Agrupación de Exjugadores de Everton de Viña del Mar no quiso estar ausente de la conmemoración por los 109 años del club oro y cielo, y por tal motivo, quiso rendir un sentido homenaje.

Fue así como la mutual liderada por Erasmo Zúñiga se trasladó ayer al sector Santa Julia de la Ciudad Jardín para realizar una visita al exjugador más longevo del cuadro oro y cielo, Luis Segundo Valdivia, de 98 años.

"A esta celebración asistimos para poder entregarle a un jugador que es un verdadero emblema del club una camiseta oro y cielo, además de un carnet vitalicio cedido por el club", señaló el exlateral oro y cielo, que hoy se encontrará presente en la realización de una clínica deportiva para niños de Viña del Mar a partir de las 09:30 horas, en el segundo sector de Gómez Carreño. La actividad tendrá también una exhibición de vehículos antiguos y la actuación del grupo de perros policiales.

Además, Zúñiga adelantó que la agrupación de exauriazules también se sumará a la conmemoración que se realizará mañana en el Cementerio de disidentes de Valparaíso, donde ellos y el presidente evertoniano Pedro Cedillo, harán una ofrenda en la tumba del fundador de la institución David Foxley.

Este acto se suma al que hará el propio elenco oro y cielo mañana, con la visita al hospital Gustavo Fricke y a la Clínica Reñaca, donde entregarán ajuares y abonos para el resto de la temporada.

horas de mañana, exjugadores y dirigentes harán una ofrenda en la tumba del fundador David Foxley. 11

hospitales visitará el elenco de Everton con motivo de su aniversario: Gustavo Fricke y Clínica Reñaca. 2